Habitacion de Kimihiro Watanuki

Lo miré fijamente, y después miré a Daigoro. Sonreí y recosté mi cabeza en el hombro de Wata-Chan, aprovechando que estaba sentado a mi lado.

- No deberías ponerte celoso de nuestro hijo, Wata-Chan...- dije divertido. Posé a Daigoro sobre sus piernas.- Quizás ustedes deberían pasar más tiempo de calidad padre e hijo....- murmuré llevándome la mano al mentón, pensativo.
Abracé a Wata-Chan por el cuello y me dejé caer en la cama, ocasionando que quedara sobre mí. Y Daigoro quedó a nuestro lado.

- Quedémonos así un ratito.- Pedí de manera infantil, comenzando a acariciar los cabellos de Wata-chan, pues su cabeza quedó en mi pecho. - ¿Ves Wata-Chan? No sientas celos, somos una familia feliz.- le sonreí.

Amplié los ojos cuando dijo eso, y me quedé casi en shock. No reaccioné hasta que sentí cómo Eiji-chan me jalaba hacia abajo, quedándo yo sobre él con mi cabeza apoyada sobre su pecho, y Daigoro a nuestro lado. Y cuando comenzó a decir todas esas cosas, acariciando mi cabello, sentí cómo mi vista se nublaba y sonreí, emocionado, hundiendo el rostro en su pecho y asintiendo.

-Te amo, Eiji... - susurré separándome un poco de él y besándole en los labios.

No pude evitarlo. El escucharle decir eso me emocionó de sobremanera. Es decir, ¿yo? ¿una familia? Desde la muerte de mis padres jamás creí que podría volver a formar algo como una "familia". Y de alguna u otra manera, Eiji-chan me la estaba dando. No podía pedir más felicidad.

Asintió y luego me beso. Yo sonreí y seguí acariciando sus cabellos por un rato más.
Luego, el sueño fue cogiéndome de nuevo.

- Mhmm...creo que hoy será un día para descansar....- dije divertido. - ¿No crees Daigoro?- pregunté divertido.- Sí, tienes razón...- le contesté. Besé la cabeza de Wata-Chan.- ¿También quieres hacer pereza con nosotros?- pregunté entre risas. Y me pregunté si ya se le había olvidado el desorden en la cocina. Esperaba que sí, así se quedaría con nosotros, aunque no hicieramos nada.

Me sonrió y yo le devolví el gesto, para luego volver a apoyar mi cabeza en su pecho. Sentí sus suaves y tiernas caricias en mi cabello, y sonreí con los ojos cerrados cuando dijo eso.

-Mjjm... - Asentí besando su pecho para luego volver a acurrucarme en él. Respiré hondo, completamente tranquilo. Y es que era tan relajante estar así... que hasta olvidé el desastre en la cocina.

Sonreí, y luego simplemente detuve las caricias. Me incorporé en la cama, ocasionando que Wata-Chan debiera sentarse. Sonreí y le halé, por lo que cayó en la cama, boca abajo. Se giró lentamente y aproveché eso para ser yo quien me recostara sobre él esta vez. Daigoro quedó al lado de ambos, recostado en nosotros, y por la maniobra la sábana que cubría mi cintura se bajó un poco, dejando al descubierto otra tanda de piel.

Le miré sonriente y luego giré mi cabeza hacia el lado, cerrando los ojos.

- Te amo, Wata-Chan....- murmuré estirando mi mano para entrelazar mis dedos con los suyos, obviamente de la mano que no estaba herida.

(Us: Nótese la nada sutil indirecta de la sábana ._. NayatoHentai, me desviaste del camino de la inocencia (?) xDDD! )

Sentí cómo detenía sus caricias y abrí los ojos, extrañado, pero entonces sentí que se sentaba y yo también lo hice, confundido. "¿Querrá ir por más tarta?" Pensé con un signo de interrogación en la cara, pero entonces él me jaló hacia la cama, quedando yo boca abajo. Me giré, extrañado, pero entonces él se recostó sobre mí. Yo amplié los ojos y me sonrojé un poco, algo sorprendido. Daigoro quedó recostado sobre ambos, y noté que la sábana que cubría a Eiji-chan se había bajado un poco. "Jejeje..." Pensé sonriendo de medio lado, pero entonces él dijo eso. Entonces mi sonrisa se volvió tierna y cerré mis ojos, disfrutando del ambiente cálido y relajado.

-Yo también te amo, Eiji-chan... - Susurré mientras acariciaba sus dedos al tener nuestras manos entrelazadas. - Más de lo que te puedas imaginar. - Agregué mientras separaba mi mano de la suya y me apoderaba de su mentón, elevando su vista y robándole un beso en los labios. Me encantaba robarle besos, porque al separarnos podía notar ese ligero rubor en su rostro, que lo hacía ver tan inocente y hermoso.

(Us: Jojojo, yo no tengo la culpa, nee-chan (?) xD! Ahí fue la Doc. quien salió, no te parece? xD)

- Gracias por hacerlo....- susurré, antes de sentir que levantaba mi mentón y me robaba otro beso. Me sonrojé solo un poco, y desvieé la mirada. - Jeje, Daigoro, deberías cubrirte los ojos cuando eso pase, Eh....- murmuré divertido, levantándome solo un poco. - Debo ir a mi cuarto a bañarme, y vestirme...- suspiré.

Reí divertido.

- Quédate con Daigoro y pasen tiempo de calidad padre e hijo...- agregué, y cuando me estaba sentando, sentí la punzada de dolor de nuevo. Lo miré fijamente, y agaché la cabeza apenado, y con un aura depresiva alrededor de mí- Espera, creo que no podré ir yo solo....- murmuré. Me apenaba mucho pedirle que me llevara, pero creo que con eso sería suficiente para que entendiera el mensaje.

Reí cuando dijo eso y tomé a Daigoro.

-Esa curiosidad la sacó de tí, ¿eh? - Dije divertido. Entonces sentí cómo se levantaba un poco y lo miré dejando al oso de lado. Entonces dijo algo que me hizo hacer un puchero. No quería que se fuera. Pero entonces dijo lo de Daigoro y sonreí un poco. - Bien, pero... - Entonces le escuché dar otro quejido de dolor y lo miré preocupado. Cuando dijo eso no pude evitar una pequeña risa. - Será un placer escoltarlo a su habitación, señor. - Dije exagerando una reverencia. Escuché su risa y yo reí también.

Me levanté de la cama y caminé hacia el baño, de donde saqué mi bata para darsela a Eiji-chan. Volví y le sonreí mientras le ayudaba a pararse.

- Con esto estarás más cómodo. - Dije señalando la bata. Se la coloqué mientras él aún sostenía la sábana para cubrirse. Sonreí divertido y, terminando de amarrar la cinta de la bata, lo abracé. - ¿Para qué te cubres? Creo que ya lo vi todo ayer... - Susurré en su oído juguetonamente, para luego simplemente tomarlo entre mis brazos, divertido.

Caminé hacia la puerta y la abrí para luego salir hacia el corredor. Entonces miré a Eiji-chan con una sonrisa apenada y una gotita en la cabeza.

-Eumm... ¿Y por dónde queda tu habitación? - Pregunté divertido. El también rió y me indicó la dirección. Sonreí y comencé a caminar. Y de pronto caí en la cuenta de que no conocía la habitación de Eiji-chan. Levanté las cejas. Yo ni conocía su habitación y nosotros ya... me sonrojé. "De-ja-de-ser-tan-per-ver-ti-do ¬///¬"

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-.-.-.-.-.-FIN DEL TEMA-.-.-.-.-.-

Entramos a su cuarto, y yo me tallé un ojo, había llorado demasiado. Me dejé caer en su cama pesadamente e ingoré el hambre. Mis ojos comenzaron a cerrarse, y lo último que vi fue a Wata-Chan sonreír, con Daigoro en sus brazos.

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Desperté sintiendo unos brazos rodearme. Abrí los ojos y me encontré con la mirada de Wata-Chan. Me saludó y yo sonreí.

- Buenos días amor...-murmuré, girándome. Queriendo hacer más pereza.- Mhmm.....- murmuré al recordar que debía ir hoy al gimnasio, y me incorporé en la cama. Me tallé un ojo y sonreí, mientras me dirigía al baño. Cerré con llave, para impedir que algo que no debía pasar hoy pasara, y salí minutos después bañado, pero con la misma ropa de la noche anterior.

La camiseta era de manga corta. Sonreí y miré a Wata-Chan, que seguía recostado.

- ¡Levántante perezoso, hay que ir a hacer deporte, Nya! - le comenté divertido, quitándole la sábana.

Cuando llegamos del cementerio, noté que Eiji-chan practicamente se estaba quedando dormido parado. Me mordí el labio, sintiéndome culpale, y antes de entrar al instituto lo tomé en brazos, acomodándolo en mi pecho para que descansara junto con Daigoro. Así lo hizo, y yo comencé a caminar adentro.

Caminé, subí escaleras, hasta que llegué a mi habitación. Abrí la puerta y entre con Eiji-chan praticamente dormido en mis brazos. Caminé hacia la cama que ya había cambiado de sábanas y cobertor, y lo recosté sobre ella con mucho cuidado de no despertarlo, tomando a Daigoro. Luego caminé hacia el armario y de ahí saqué una manta, con la cual lo cubrí. Estaba helado. El me miró tallándose un ojo y yo le sonreí, antes de que él se durmiera.

Suspiré mientras lo veía dormir; su rostro apacible era demasiado tierno. Sonreí y me agaché para besar su frente, dejando a Daigoro a su lado, y luego caminé hacia la cocina. Ahí me di el lujo de suspirar con más fuerza, caminando hacia el refrigerador y sacando lo primero que encontré: Un panqué. Me senté en la mesa y me dispuse a comerlo, ausente. Siempre que me deprimía me daba un hambre terrible. Pensé muchas cosas. Pensé en Eiji-chan, en mí, en mis padres, en los suyos... Suspiré. Este día sí que había sido agitado. Ni comparado con niguno de los otros que hubieramos vivido. Entonces me di cuenta de algo. Fruncí el seño. "Eiji-chan y yo realmente hemos pasado por mucho... y se me hace como que lo conociera hace tanto tiempo... ¿Y cuánto a pasado? A penas una semana." Sonreí divertido. "Cómo vuela el tiempo." Suspiré nuevamente y me recosté en la mesa, volviendo a pensar. Eiji-chan había llegado a mi vida a cambiarla por completo. Si no fuera por él, si no fuera porque lo conocí, jamás me habría sacado esa culpa de encima, jamás habría superado lo de Doumeki, y jamás me habría dado cuenta de cuánto soy capaz de amar a alguien. Sonreí entre mis pensamientos. "Realmente no existen las coincidencias, Señorita Yuuko."

Pasaron varios minutos en que no dejaba de pensar, hasta que decidí que era demasiado por hoy. Recordé que había dejado a la Señorita Yuuko colgada en el teléfono, así que me prometí llamarla al otro día.

Caminé hacia mi habitación y me recosté al lado de Eiji-chan, con Daigoro entre los dos. Le dí un pequeño beso en la frente y rogué por que tardara en amanecer.

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Desperté y lo primero que vi fue a Eiji-chan. Me sorprendí al darme cuenta de que en medio de la noche lo había abrazado y que Daigoro había quedado abandonado al final de la cama. Reí y él despertó, viendome a los ojso. Le sonreí.

-Buenos días. - Dije con voz adormilada. El respondió el saludo y se acurrucó, queriendo dormir más. Yo iba a hacer lo mismo cuando, de repente, él se incorporó y se dirigió al baño. Me tallé un ojo, viéndolo entrar y cerrar con llave. - ¿Eh...? - Sonreí. - Oh, vaya. - Exclamé desilucionado al darme cuenat de que no quería que "ESO" pasara esta vez. Reí peresosamente y me acomodé en la cama, dispuesto a dormir otra vez.

Pasaron varios minutos entre los que mi conciencia se debatía entre vagar o trabajar, hasta que sentí a Eiji-chan salir y destaparme, reclamándome que debíamos ir al gimnasio. En seguida me recojí sobre mí mismo, muerto de frío.

-Nu... - Reclamé molesto, como un niño pequeño. El siguió insistiendo, así que lo agarré con fuerza de la muñeca y lo atraje hacia mí, aún con los ojos cerrados, y robandole el primero beso del día. Cuando nos separamos, le sonreí de medio lado. - Okay, ahora sí. - Reí divertido y me levanté de la cama, estirándome. - Tomo una ducha y vamos. - Dije soltando un bostezo. Lo escuché reí y asentir, y yo sonreí, tomando primero la ropa que iba a llevar (Buzo azul con camiseta blanca y zapatillas azules), caminando al baño.

Cerré y me di una ducha rápida, quejándome de que no había calefacción. Estaba muerto de frío y el agua fría una ayudaba en nada.

Salí ya cambiado y le sonreí a Eiji-chan, quien me esperaba sonriendo, sentado en la cama.

-Vamos. - Dije sonriendo también.

Dijo que no, y yo insistí de nuevo, haciéndole cosquillas. Entonces aprovechó y tomó mi muñeca para halarme hacia él y robarme un beso. Entró al baño riendo divertido. Suspiré justo cuando mi panza sonó....y m pregunté si a Wata-Chan le molestaría que rebuscara en su cocina algo de comer.
Me encogí de hombros y caminé hacia la susodicha, abrí el refrigerador y tomé un poco de leche y cereal. Cuando terminé de comer regresé a la cama y esperé sonriente a que Wata-chan saliera.

Cuando le vi salir me levanté y tomé su mano. Lo miré fijamente por un buen rato y me sonrojé antes de jalarlo conmigo hacia fuera.

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Un estremecimiento mal disimulado me recorrió por completo al sentir su beso en mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura. Sonreí cuando dijo eso y acaricié sus piernas con mis manos, tiernamente.

-Tú también me haces sentir especial... - Susurré sintiendo su cálida respiración en mi cuello.

Cuando llegamos al instituto, en vez de bajar a Eiji-chan, lo mantuve en mi espalda TODO el camino. Es que era divertido hacerlo, porque en cierto modo, era la primera vez que Eiji-chan estaba encima de mí xD. Se lo dije y subimos las últimas escaleras riendo. Pero entonces llegamos a mi habitación y tuve que bajarlo. Sonreí al notar que hacía un mohín y lo atraje hacia mí por la cintura y besé su cuello, sonriendo divertido.

-Me encantas... - Susurré roncamente, sintiéndolo estremecer esta vez a él. Y sonreí. ¡Cómo me gustaba ser el seme!

Reí divertido por su comentario, pero el tren de la felicidad se detuvo cuando me bajó. Hice un mohín y me atrajo por la cintura, para besarme el cuello. Me estremecí al oír su comentario y sonreí sonrojado.

- La...ducha Wata-Chan...¿recuerdas?- murmuré bajando la mirada. Realmente quería que fuera una ducha para poder salir con él, ya después si él quería podía ser otra cosa....

Entramos lentamente a la habitación, y él soltó una pequeña risita. Me giré a verle sonriente y me quité la camiseta.

- Hoi Hoi.... muévete Wata-Chan, o se hará demasiado tarde para comer el delicioso helado....¿No oyes cómo nos llama, Nya?- pregunté de manera infantil, mientras retiraba mi pantaloneta y me quedaba en bóxers. Entré al baño mientras le murmuraba que lo esperaba ahí, y ajusté la puerta.

Habló sobre la ducha y yo sonreí divertido.

-Ajá... la ducha... - Susurré mientras lo veía entrar a la habitación. Entré yo después, largando una pequeña risa, y fue cuando él comenzó a devsestirse, ahí, frente a mí. Dijo que me esperaba y, lo sé, tuve que haber puesto cara de idiota. Eiji-chan era tan, pero tan perfecto...

Bajé la cabeza y reí un poco, divertido, comenzando a quitarme la playera, los pantalones... hasta que quedé en bóxers igual que él. Entré al baño y cerré la puerta con llave, más por costumbre que por otra cosa, caminando hacia la ducha. La figura de Eiji-chan se veía a través de la cortina; ya se había metido y ahora estaba bajo la llave del agua. El agua resbalaba por su cuerpo de una forma que realmente se veía provocadora. Sonreí de medio lado. "Con que me estás provocando, ¿eh?" Pensé divertido. Abrí la cortina y él siguió de espaldas a mí, sin verme. Me quité los bóxers y entré por completo a la ducha, abrazándolo por detrás y soltando la cortina, que volvió a su lugar de siempre.

Esta vez no se tensó tanto como la primera, pero sí noté que estaba algo nervioso. Sonreí y bajé dando besos por su cuello hasta sus hombros, luego subía a su cuello otra vez, alguno que otro mordisco juguetón en el lóbulo de su oreja y, por su puesto, la infaltable marca. Lo escuchaba suspirar y eso era suficiente para volverme loco. Lo giré hacia mí y me hice hacia delante, provocando que él quedara apoyando su espalda contra una de las paredes, y me apoderé de su mentón, haciendo que me viera a los ojos. Lo miré con lujuria a los ojos.

-Hoy estás particularmente hermoso, Eiji. - Susurré roncamente, sin dejar de verlo, con una media sonrisa en el rostro.

Se demoró mucho así que decidí entrar a la tina e ir adelantando. El helado esperaba....

Sentí a Wata-Chan abrazarme por la espalda, pero no me tensé. En cierto modo ya me lo esperaba. Me anervié, recordando lo que sucedió la vez pasada. Entonces, como si leyera mentes, Wata-Chan empezó a besar mi cuello y mis hombros. Y dejar marcas en mí. Solté unos cuantos suspiros antes de sentirle pegarme a una pared.

Me sonrojé en exceso con su cometario y desvieé la vista, tartamudeando.

- Wa-Wata-Chan....l-la...du-du-ducha....- sonrió aún más y besó mifrente. No sé qué tenía de gracioso. Suspiré y reí divertido, tomando el jabón y el estropajo.- Entonces....¿empiezas tú o empiezo yo?- pregunté de manera infantil.

Quizás por ser el seme le gustaba ir primero.

Sonreí divertido al ver que se sonrojaba y tartamudeaba. Me encantaba. Eiji-chan me encantaba. Besé su frente y reí después de lo que dijo. Tomé el jabón y la espnja que tenía Eiji-chan en las manos y le miré guiñándole un ojo, insinuándole que yo empezaba. Sonreí de medio lado y me unté jabón en las manos, dándolo vuelta y comenzando a aplicarle en los hombros, masajeando levemente y pasando por su espalda, delineando figuras sin formas con mis dedos sensualmente. "No sabía de dónde saco tanta idea hentai, pero heme aquí." Pensé divertido.

Llegué a la espalda baja y lo sentí tensarse, así que sonreí y lo di media vuelta, esta vez enjabonando su pecho, su torso... con los mismos masajes de antes, pero esta vez viéndole a los ojos. Fijamente, sabía que mi mirada podía ser penetrante. Y usé eso en beneficio mío. No dejaba que apartara su mirada de la mía, y podía notar su sonrojo, su respiración agitada, sus ojos entrecerrados... Si hubiera tenido lentes, de seguro se me empañan. Reí por ese pensamiento y me acerqué a él para rodearlo con mis brazos por la cintura, apretándolo contra mí y acariciando sus muslos sensualmente. Lo oí gemir practicamente en mi oído y yo sonreí, empujandolo hacia el chorro de agua y quitándole todo el jabón, viéndole fijamente otra vez, sonriendo de medio lado. Cuando terminé, me acerqué a su oído.

-Tu turno. - Susurré roncamente, para luego morder su oreja con picardía. Lo sentí estremecerse, y sonreí victorioso.

Ah, Eiji-chan... Me vuelves loco.

Me guiñó el ojo y tomó la esponja y el jabón. Comenzó a enjabonarme la espalda, haciendo figuritas. Me tensé cuando llegó a mi espalda baja, y entonces me giró, y comenzó enjabonar mi pecho.

Y entonces me miró con sus penetrantes y bellos ojos, ojos que tanto amaba y tanto me idiotizaban....Mi irada no podía huír de la suya. Y a medida que más seguía enjabonándome, más me sonrojaba, sin poder evitar recordar lo que pasó la última vez.

Entrecerré mis ojos y mi respiración se agitó. Pero no, debía calmarme. El helado, sí, eso Eiji, piensa en el helado...el helado. Bien, el helado, helado... Me tomó de la cintura y me apretó contra él, luego acarició mis muslos y me hizo gemir. ¡Maldición, casi lo conseguía! Hentai-Wata....

Me empujó al chorro de agua y me retiró el jabón, luego se cercó a mí oído y lo mordió después de susurrar algo. Con esa voz de Wata-Chan que tanto me gustaba... esa voz que podía ser sensual cuando quería....
Mi turno....

Llevé mi mano a mis labios, aún con el rostro rojo y desvieé la mirada. Tomé titubeante la esponja y comencé a enjabonarlo. Comencé por su espalda también. Luego tomé uno de sus brazos y con sumo cuidado, como si temiera que se rompiera, empecé a enjabonarlo, luego el otro, y por último el pecho.

Desde su cuello hasta su cadera, con determinación. Él me había ayudado a enjabonar, no podía avergonzarme y no ayudarle a él.
Cuando terminé lo guié hasta la llave y retiré el jabón con un sonrojo en mis mejillas.

Sonreí cuando tomó dubitativo las cosas. Me encantaba ponerlo de esa manera, porque así sabía que lo tenía a mi merced.

Comenzó a enjabonarme y a acariciarme con esa dulzura que lo caracteriza, con esa dulzura que me vuelve loco y hace que me sienta en una nube. Sonreí mientras veía su rostro sonrojado, recorriéndolo con la vista, grabando en mi memoria cada uno de sus perfectos rasgos, sintiéndome el hombre más adortunado del mundo por tenerlo a mi lado.

Cuando terminó con todo, me llevó también al chorro de agua y me quitó el jabón, con ese tierno sonrojo en sus mejillas. Sonreí y lo atraje hacia mí en un abrazo, quedando ambos bajo el chorro de agua, y lo besé con pasión. En una situación así, no podía ponerme de otra manera.

Bajé mis manos hasta su cintura y ahí las mantuve, acariciándo luego sus piernas, sin dejar de besarlo, disfrutando el momento. Disfrutando de mi Eiji-chan.

Me besó bajo el chorro, y me abrazó por la cintura. Todo bien, sin problemas. Correspondí, y comenzó a acariciar mis piernas.
El helado se fue alejando peligrosamente, y a grandes zancadas. No quería romper el momento, es más, sabía que no podría hacerlo....

Cuando nos separamos para respirar.- Oh, maldita necesidad!- lo miré fijamente a los ojos, y sonreí, entonces el helado regreso a mí y me arroyó. Me tensé y comencé a apurar a Wata-Chan en el baño.

- Amor, muévete, muévete. Me prometiste que hoy iríamos por helado y ya me ilusioné, Nya.....- dije divertido, terminando de retirar lo que nos quedaba de jabón.

Salí y tomé una toalla. Me la amarré a la cintura y tomé la otra, para pasársela a Wata-Chan.

Cuando nos separamos le sonreí, pero lo sentí tensarse y luego comenzar a apurarme para ir por el helado. Rodé los ojos fastidiado al verlo salir y enrollarse una toalla a la cintura.

-Yo y mi bocota. - Dije mientras recibía la toalla que me entregaba, enrollándomela en la cintura y haciéndolo reír. Reí yo también al final y terminé de secarme el cabello, caminando hacia la habitación y cogiendo mi ropa, entrando al baño nuevamente mientras que Eiji-chan caminaba hacia la cama. Me miró extrañado y me preguntó por qué entraba al baño otra vez. Sonreí de medio lado y lo miré seductoramente antes de cerrar la puerta. - Porque si te veo sin ropa de nuevo, creéme que el helado no será hasta dentro de un mes. - Dije divertido, y sin ver su reacción, entré.

Me cambié con rapidez. Había escogido unos boxers grises al igual que los jeans, una playera blanca de cuello "V" como siempre, y unas zapatillas blancas. Me miré en el espejo mientras me acomodaba unos cabellos y me ponía el desodorante y la colonia, cuidando que todo quedara bien. Me di un último vistazo y me sonreí, dándome ánimos.

Salí y lo primero que vi fue a un sonrojado Eiji-chan viendome sentado desde la cama. mReí y me acerqué a darle un beso, para luego caminar hacia el ropero y sacar de ahí una chaqueta de mezclilla por si hacía frío.

-¿Llevas algo para abrigarte? - Le pregunté con una sonrisa al regresar a su lado. Dijo que no, que no le daría frío, y yo insistí, preocupado. - ¿Seguro? - Dije no muy convencido. El asintió y se levantó, tomándome de la mano y caminando hacia la salida. Suspiré. - Está bien, tú ganas. - Dije mientras me dejaba arrastrar por Eiji-chan. La verdad es que yo también estaba ancioso por -sonreí- nuestra primera cita.

Había llevado unas prendas al cuarto de Wata-Chan la noche anterior (?) y me dispuse a ponérmelas. Le vi entrar al baño de nuevo y le pregunté por qué lo hacía. Se encerró después de contestarme y me puse más colorado que un tomate, que mi cabello.....que cualquier otra cosa de color rojo.

Rápidamente me vestí, y medio arreglé mi cabello, pues seguía un poco mojado. Me tranquilicé y respiré hondo completamente feliz. Emocionado, ilusionado. De nuevo me puse impasiente. Sería mi primera cita con Wata-Chan....

Me senté en la cama y Wata-Chan salió. Me sonrojé y le sonreí. Tomó un abrigo y me preguntó si yo iba bien. Le dije que sí, no sabrí si me daría frío, pero quería salir ya con él. Pero ya, era ya.

Tomé su mano y comencé a arrastrarle en dirección a la salida. Si me congelaba, aparentaba o le pedía que me abrazara, no importaba. Solo quería una cita con él....

+++FIN DEL TEMA+++

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Alguien me revolcó con suavidad, pero yo me giré murmurando que quería dormir más. Entonces sentí una voz en mi oído y abrí los ojos, lentamente. Me senté y los tallé, y entonces escuché un grito.
Miré a todos lados, tratando de recordar dónde estaba, y entonces Wata-chan murmuró que habíamos llegado. Yo sonreí, asintiendo, y tomé mi billetera para pagarle a la taxista.

Ella recibió el dinero con ojos brillantes y no entendí qué pasaba. Luego miré a Wata-chan y extendí los brazos....

- Amor....¿me cargas?- murmuré, no podía caminar del sueño. A duras penas y me mantenía despierto. Miré que se lo pensaba.- Espera....si no puedes está bien. Entiendo, entiendo. Peso bastante...- dije riendo mientras rascaba mi nuca.

La taxista le lanzó a Wata-chan una mirada que no pude describir, odio, quizás, determinación. No sé. Pero no me dio buena espina. Me encogí de hombros en un suspiro y salí del auto. Tomé las bolsas de la maleta e hice un gran esfuerzo por seguir parado, mientras esperaba a que mi Wata-chan saliera del auto.

Comenzó a despertarse después de eso y yo sonreí divertido. No sabía que influía tanto en él, jo. Se sentó y se talló los ojos, viéndose demasiado tierno. La taxista fangirl pegó un grito y sobresaltó a Eiji-chan, mientras yo me aguantaba la risa. Me miró como preguntando dónde rayos estábamos, y yo sonreí.

-Ya hemos llegado. - Susurré mientras acariciaba su cabello. Me sonrió de vuelta y asintió, entregándole el dinero a la taxista, que lo miraba con los ojos brillantes. Yo sonreí divertido. Luego me pidió que lo cargara. Eché un vistazo a las boolsas, y luego a Eiji-chan. Me moría por cargarlo, pero... Notó que me lo pensaba mucho y se bajó dando un suspiro, a lo que la taxista me fulminó con la mirada. Yo sonreí con una gotita en la cabeza. - Es que son muchas bolsas... - Ella me dio un zape.

-Llévalo en la espalda, genio. - Me reclamó enojada. Yo la miré haciendo un mohín, y luego simplemente reí, bajandome del taxi y sacando las bolsas. Miré a Eiji-chan que parecía estar quedándose dormido parado, y me agaché delante de él. Me miró sin entender.

-Anda, sube. - Ofrecí sonriéndole. Se mostró medio dubitativo, así que me apresuré a convencerlo. - Si no lo haces, me enfado, ¿eh? - Dije entre serio y divertido, y se subió enseguida. Yo sonreí mientras me levantaba y la taxista dio otro grito de emoción. Revoleé los ojos y la miré con una gran sonrisa, mientras sentía a Eiji-chan recostarse en mi espalda. - Gracias por todo. - Dije guiñándole un ojo, y me dispuse a caminar. Sentí que gritaba un "¡Gracias a ustedes!" y Eiji-chan preguntó aún medio dormido el por qué. Yo reí mientras subíamos las escaleras. - Porque era una yaoista... - Susurré esperando su reacción.

Salió del taxi y me tensé, tratando de no parecer muy obvio. Entonces se agachó frente a mí y ladeé la cabeza sin comprender.

- ¿Qué haces?- entonces me dijo que subiera.- No, es que no quiero molestarte, amor....- entonces murmuró lo de enfadarse. Amplié mis ojos asustado y negué. No quería eso. TOmé todas las bolsas y cerré la maleta, meintras me subía a su espalda. Agradeció a la taxista y ella de vuelta en un estruendoso grito.

Luego el auto partió y Wata-chan comenzó a caminar.

- ¿Por qué agradeció? - susurré mientras recostaba mi rostro en su hombro. Cerré los ojos y reí divertido.- Ah, entiendo, Nya....- luego de un rato en el que sentí como Wata-chan subía escaleras, me disculpé. - Lamento causarte problemas....de seguro peso bastante.- resoplé, es que me sentía tan inútil a veces.

Wata-chan era todo un caballero de armadura dorada. Luego abrí uno de mis ojos, preocupado.

- ¿Verdad que ya no estás enojado? - pregunté mientras Wata-chan se detenía y sentía el sonido de una puerta abrirse. Rió de manera tranquila, más no me respondió.

Me depositó sobre la cama y yo lo miré fijamente, aún no me respondía. Y eso, me preocupaba en cierto modo. Si se enojaba conmigo es como si me mataran en vida.

Me estremecí un poco al sentir su respiración en mi cuello cuando hablaba, y rogaba por que no lo notara. Si algún día lo descubría... si descubría que mi punto débil también era el cuello... Dios, no. No quiero ni imaginarlo T.T. Me preguntó si ya no estaba enojado, y santo cielo, juro que la temperatura subió unos cuantos -muchos- grados. Gracias a Dios que abrí la puerta y disimulé un nuevo estremecimiento. Demonios, no podía más. Reí tratando de disimular y caminé hacia mi cama, donde recosté a Eiji-chan con cuidado. Me miró fijamente; al parecer se había tomado muy en serio mi broma. Sonreí enternecido y me agaché para darle un pequeño beso en los labios.

-Por su puesto que no, jamás podría enojarme contigo... - Susurré sin separar mis labios de os suyos demasiado, acariciándolo mientras hablaba. Me senté a su lado en la cama mientras le acariciaba el cabello. - Hoy fue un día hermoso, Eiji-chan... - Susurré viéndole embelesado.

Y luego me besó. Me sorprendí y me sonrojé, pero correspondí. Entonces murmuró algo que me hizo sentir mejor, sin separarse mucho de mí.
Después se sentó a mi lado y comenzó a acariciarme. Sonreí y posé mi mano sobre la suya, mientras le escuchaba.

La llevé a mis labios y deposité un besito en ella.

- Hoi Hoi.....lo mejor, fue que estuve contigo. Hubo un contratiempo, pero realmente fue una de las mejores noches de mi vida.- acto seguido, bostecé.- Bueno, todas las noches que paso contigo son las mejores de mi vida, pero....esta me gustó un poquito más....además hoy tuvimos otro hijo...- murmuré divertido, comenzando a dormirme.

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Desperté con el gatito a mi lado, pero Wata-chan por ningún lado. Me senté lentamente y miré en varias direcciones, pero nada. Suspiré un poco deprimido, pues no había alcanzado a ver su hermosa cara al dormir.- bueno, era hermosa siempre, pero cuando dormía era más apasible.-

Me tallé un ojo, y me recosté de nuevo, quizás estaba en el baño.