Habitacion de Kimihiro Watanuki

Me abrazó, sentí su manoa poderarse de mi cintura y el color que había bajado regresó a mis mejillas tan rápido como la luz. Su frente se pegó a la mía y comenzó a decir cosas que me hicieron sentir feliz. Asentí y me abracé a su cuello.

- Por siempre, solo tuyo...- reí.- Oye sonó a película romántica, Nya- dije divertido, pegando mi mejilla a la suya.- Entonces amor....¿Usarás tus lentes o prefieres que te encargue los de contacto?- inquirí, levando mi mano a su rostro y sonriendo tiernamente.- No es como si fuera mucho el comprarlos, puedo hacerlo en verdad, siempre y cuando estés cómodo y feliz está bien para mí. Además cumpliste con tu promesa de dejarme verte una vez con gafas- dije pegando mi nariz a la suya.

Di un corto beso a sus labios y tomé una de sus manos para entrelazarla con la mía. Acaricié el dorso de ella y sonreí. Pareciera como si mi amor por él no tuviera fin. Ni manera de ser explicado, no había palabraz que abracaran su magnitud. Pero podía intentarlo.

- Te amo...- susurré. Quizás si se lod ecía el resto de mi existencia pudiera hacerle saber un pedacito de la cantidad. Ni la eternidad sería suficiente para expresarlo.

Sonreí por su respuesta y reí con lo otro.

-Sí... pero me gustó. - Dije riendo. Luego me preguntó si usaría o no mis lentes. Mm... la verdad es que no quería causarle problemas a Eiji-chan, y pensándolo bien estos lentes estában mejores que los anteriores, y me gustaban. Así que...

Me detuve en mis cabilaciones cuando lo sentí murmurar un "te amo". Lo miré a los ojos, y sonreí, quitándome los lentes y dejándolos sobre la encimera, aprovechando su distracción para besarlo con dulzura en los labios. Luego de un rato me separé de él y volví a sonreír al ver su nuevo sonrojo, y delineé su rostro con mis dedos hasta llegar a su mentón, riendo por lo bajo.

-Los lentes de contacto me duran un día... luego de eso tendrás que verme con anteojos. Espero que no te moleste. - Susurré sonriendo. Luego le di un pequeño beso nuevamente, sin dejarle responder. - Y también te amo. - Dije sobre sus labios. - Con toda mi alma... - Agregué luego, abrazándolo tiernamente.

Entonces me besó y dijo que sus lentes le durarían un día y luego comenzaría a usar sus gafas. Yo no podía estar más feliz y correspondí su beso.

- Solo pedí verte así una vez, pero si vas a darme semejante regalo....no sé cómo agradecerte- reí cerrando los ojos y recostándome en él.- Te amo con todo lo que lleves o no lleves- dije de manera infantil, sonriente.- Wata-chan eres hermoso.... - Entonces dijo que me amaba y me sonrojé asintiendo.- Me gusta que me lo digas...- sonreí.

Sonreí y deslicé mis manos desde su espalda hasta su cintura, acercándolo más a mí y percibiendo el exquisito aroma a vainilla que emanaba de todo su cuerpo.

-Y a mí me gustas tú... - Susurré divertido, sabiendo que con comentarios como ese se sonrojaba a más no poder.

Me acercó más a él y sonreí, entonces dijo lo que dijo. DEsvieé el rostro, y lo bajé, queriendo que no viera mi sonrojo.

- ¡E-eh...oye tú...g-g-grandísimo pervertido!- grité rojo, notanto ese brillo de segunda intención en sus oos.- ¿Q-qué está pasando por tu mente, eh?....y...Y n-no me salgas con que nada, ni que eres....inocente porque....- grité haciendo un berrinche, ahora con mi cara ardiendo.

Me giré y corrí a la cama, tapándome con una almohada el rostro. Sentí sus manos tratar de quitármela y negué mientras me revolvía inquieto.

- ¡No, no me mires, Nya!

Comencé a reír cuando se avergonzó de esa manera, y lo seguí hasta la habitación. Reí divertido mientras trataba de quitarle la almohada.

-Vamos, déjame verte... - Susurré aún con la risa en mi voz. Entonces dijo que no lo mirara, y yo rodé los ojos, agachándome a su lado y buscando alguna parte de su rostro en los huequitos que habían quedado por la almohada. Encontré sus ojos y reí al ver que los cerraba. - Vamos, quiero ver tu lindo rostro... - Susurré logrando al fin quitarle la almohada, pero él se cubrió el rostro con las manos. Sonreí y las aparté con delicadeza, mirándole a los ojos. - Qué hermoso eres... - Murmuré acariciando sus manos entre las mías. Luego volví a reír y me recosté a su lado en la cama, atrayéndolo hacia mí por la cintura y acariciando su cabello con mi otra mano, en una psoción muy cómoda. - Además, tú eres el pervertido. - Dije de pronto. - Yo no estaba pensando en nada raro, simplemente dije que me gustabas... Ahora que tú lo malentendieras es otra cosa... - Musité riendo, a lo que él simplemente se sonrojó más y se escondió en mi pecho. Lo miré y sonreí tiernamente, depositando un pequeño beso en su cabello. - Eres adorable... - Susurré embelesado.

Me miró a los ojos por un hueco que quedó cuando me tapé con la almohada, los cerré y el insistió. Luego logró quitarme la almohada y me apresuré a taparme con las manos. Sus palabras solo me ponían más rojo. Las apartó de mi cara y las acarició entre las suyas, para luego atraerme a él por la cintura.

Escondí mi rostro en su pecho cuando comentó eso y negué, pero no tenía argumentos con los cuales replicar. Entonces dijo otra cosa y aumentó mi color.

- ¡Oye! A- apenas trato de recobrarme de un ataque y....ya haces que venga otro...- murmuré, golpeándole suavemente, divertido. Sin apartar mi rostro de su pecho. - ¿Cómo lo haces...?- pregunté. Él respondió con otra pregunta.- El volverme loco...¿cómo lo haces?- dije apenas levantando los ojos para mirarle.

Reí cuando dijo eso y lo miré divertido.

-Me encantan tus sonrojos... - Murmuré como idiota. Entonces me preguntó algo. - ¿Mm? ¿Qué cosa? - Pregunté pestañeando confundido. Y con su respuesta no hice más que quedarme paralizado. Sentí como un calorcito subía de mi estómago hasta mis mejillas, que entonces supe deberían estar un poco sonrojadas. "Ash, de nuevo, consideraré el maldito solarium ¬///¬" Pensé frustrado.

Pestañeé nuevamente un poco y lo miré. "Oh, mi Dios... Eiji-chan es tan condenadamente lindo... ¿por qué tienes que ser tan lindo? Arg, no me mires así... tus ojos... DIOS esos ojos..."

-Pu-Pues... - ¿Acababa de TARTAMUDEAR? Cerré los ojos y desvié la cabeza hacia otro lado, sintiendo como el ardor en mis mejillas aumentaba. Oh, diablos, hace tanto tiempo que no me sentía así de vulnerable... Suspiré y bajé la vista hacia las colchas de la cama, aún algo avergonzado. - No lo sé... yo la verdad, yo... ni si quiera sé cómo puedo gustarte tanto... - Oh, mierda. ¿Acababa de pensar en voz alta? Mladije en mi interior cuando escuché cómo Eiji-chan comenzaba a replicarme eso. "Ah, Kimihiro, eres un idiota..."

Entonces se sonrojo y reí, un poco meno acongojado. Suspiré cuando desvió el rostro y tartamudeó, pero luego dijo algo que me hizo fruncir el ceño.

- ¡¿Por qué dices eso?!- murmuré, casi grité, frustrado. Negué y me senté, mirándole fijamente.- Bien, entonces te lo diré: Porque eres una persona amable, romántica, correcta, responsable y humilde. Eres apuesto, y no te mentiré, también eres demasiado sexy. Y porque cuando estoy contigo me siento especial. Casi tanto como lo eres tú. ¿Alguna duda de por qué me gustas tanto? ¿O debo aclararte algo más?- suspiré ahora haciendo un puchero de enfado. Es que Wata-chan era tan....¡Aish!

Me curcé de brazos, indignado y desvieé el rostro. Recordé que habían dicho que no podía enojarme, y eso me hizo enfurecer.. no sé cómo se vería mi cara, pero estaba roja de la ira- creo, quizás. ¿Quién sabe?.- Removí la cabeza a todos lados y suspiré, tratando de calmarme, bien no iba a ponerme a pelear por eso. Pero al menos quería que se disculpara.

Me recosté en la cama, de nuevo al lado suyo y volví a esconder mi rostro en su pecho.

- Quizás haya algo más, no sé. Solo sé que te amo demasiado Wata-chan...- sonreí de manera infantil, entonces. Llevé mi dedo índice a su nariz para darle un pequeño toque.- Wata-chan...Tengo tu nariz, Nya - reí divertido

Lo observé serio mientras me decía todo eso, intentando no dar a mostrar el remolino de emociones que tenía dentro. Porque, diablos, esto era tan... distinto. Okay, no quiero parecer pesimista, ni sufrido o víctima de la película, pero es que.. Eiji-chan era el uúnico que me había dicho cosas tan... tan buenas. Y WOW, se sentía TAN bien... pero no estaba acostumbrado. Y es que vamos, ¿quién se espera que luego de la peor desilución amorosa de tu vida te llegue este... este ángel para cambiar así tu vida? Para que el infierno se vuelva paraíso...

Cerré los ojos cuando volvió a recostarse a mi lado y nuevamente repitió que me amaba. Entonces los abrí y miré hacia el techo, sintiedo esa grandiosa calidez en mi pecho, esa que sentía cada vez que estaba con Eiji-chan, cada vez que lo miraba, o simplemente cuando pensaba en él...

Pestañeé desorientado cuando golpeó suavemente mi nariz y pegué un leve respingo, hasta que escuché su broma. Poco a poco una pequeña sonrisa se formó en mis labios, y lentamente me senté en la cama, mirando con cierta curiosidad a Eiji-chan. Me di cuenta de que lo había mirado por mucho rato cuando se sonrojó y tartamudeó un '¿Qué?'. Sonreí más ampliamente y me acerqué para abrazarlo suavemente, cerrando mis ojos y recostando mi cabeza en su hombro. Reí y besé su mejilla.

-Ay, amor, cuánto te amo... - Susurré de la nada. - Muchas gracias, Eiji-chan... En serio, no tienes idea de lo que causas... - Volví a decir mientras enredaba con aire juguetón sus rojos cabellos en mis dedos. - Eres... - Me separé de él y acaricié su mejilla tiernamente, sonriéndole.- Eres un ángel, mi amor. - Susurré en un suspiro enamorado. Noté que se sonrojaba y me sonreía. Entonces bajé la cabeza y volví a suspirar, tristemente, mientras me retorcía nerviosamente las manos. - Lo siento... es que... bueno.. aún tengo... tengo miedo de que, bueno... - Gruñí exasperado. Diablos, qué demonios me pasaba. Sentía como si las palabras estuvieran atoradas en la garganta. Cerré los ojos y tomé aire, dando luego un largo suspiro para calmarme. Entonces abrí los ojos y lo miré algo culpable. - Es que a veces tengo miedo de que te vayas a desparaecer o algo... como si... como si fuera un simple sueño... - Me mordí el labio y me acerqué más a él, tomando su rostro entre sus manos. - ¿Nunca has sentido que algo es tan marvilloso que sientes que es un sueño del que algún día tendrás que despertar? - Pregunté atropelladamente, mirándolo directamente a los ojos. Sonreí y apoyé mi frente en la suya, sin soltar su rostro. - Eso siento cada vez que estoy contigo... - Susurré. - Eres... como un sueño. - Solté casi sin aire, cerrando los ojos.

Entonces se levantó y me miró. 10, 15, 20 segundos.... durante casi cinco minutos, tal vez. No sé, pero fue un largo tiempo, mi cara se coloreó y desvié la mirada.

- ¿Q-qué?- pregunté, tartamudeando.- ¿Tengo algo en la cara?- suspiré. Recostó su cabeza en mi hombro y besó mi mejilla, sonreí divertido y oí todo lo que tenía para decirme. Enredó sus dedos en mis cabellos y suspiré divertido, cerrando los ojos un breve instante. Acarició mi mejilla y dijo que era un ángel. Negué divertido y desvié la mirada con un sonrojo.

"¿Miedo?" "¿De qué?" - me pregunté mentalmente. Comenzó a explicar y asentí, mordiendo mi labio inferior, claro que lo había sentido. Tomó mi rostro entre sus manos y yo posé las mías sobre las suyas, acariciándolas suavemente. En silencio.

- Lo sé. - Ahora llevé yo mis manos a su rostro.- Esa perfección que irradías, esa sonrisa tan resplandeciente....esos gestos, esas palabras. Tengo miedo de despertar en mitad de la noche y darme cuenta de que fue todo mentira....de que te irás como los demás, de que me dejarás solo en una habitación a oscuras en medio de una tormenta. No sé, cualquier cosa....por eso me gusta tomarte de la mano- acepté con la cara roja, agachándola un poco.- Te siento cerca...y así...no te dejo ir...- bajé mis manos hasta su camisa y la apreté levemente.- Yo no te dejaría ir nunca...- mi cara superó mi cabello y no me atrevía a mirarlo.- Por eso disfruto cada segundo a tu lado, por si llega a suceder lo que espero no suceda.

Levanté a penas los ojos, y sonreí tímidamente.

- Wata-chan...¿no piensas recuperar tu nariz? Recuerda que me la he robado, Nya...-dije sonriendo divertido, con mi cara aún sonrojada.

Me quedé muerto de amor por sus palabras, y me pregunté, ¿cómo alguien podía amarme tanto? Se me hacía TAN irreal... Sonreí al escuchar su broma y ver aquella tímida y encantadora sonrisa asomar por sus labios. Reí y lo abracé con fuerza.

¿Cuántas veces lo había hecho ya?

-No es lo único que te has robado... - Susurré divertido. Él me preguntó que qué otra cosa más había robado, y me divertí demasiado al escuchar el tono de reproche en su voz, diciéndome que él no era ningún ladrón. Reprimí una risa con dificultad y me separé un poco de él, mirándole intensamente. Sin dejar de mirarlo a los ojos tomé su mano derecha entre las mías y con lentitud y delicadeza la posé sobre mi pecho, en el lugar del corazón. - No es lo único que te has robado... - Repetí, esta vez con un tono tierno pero a la vez seductor, con una pequeña sonrisa en los labios. - Por eso jamás pienso abandonarte Eiji-chan... ¿Cómo podría? Tienes mi corazón en tus manos. - Sonreí más amplio y acaricié su rostro con dulzura. - Amor, sin tí yo me muero... - Susurré.

Solté una pequeña risa mientras me abrazaba con fuerza y me relajé, cerrando los ojos y suspirando. Entonces dijo que había robado más cosas.

- ¡¿Eh?!- reproché- ¿Estás insinuando que soy un ladrón? ¬o¬ Ahora por malo no te devolveré tu nariz, Nya- murmuré "indignado" aguantando la risa. Pero la verdad no entendía que quería decir él con eso. Entonces tomó mi mano derecha y la llevó hasta su pecho, posándola justo donde quedaba el corazón.
Entonces repitió que no era lo único que había robado. Le miré fijamente, algo impactado.

"Su corazón en mis manos..."- pensé, esas palabras dieron vuelta en mi cabeza por bastante tiempo....creando un eco. Su mano acarició mi rostro y yo cerré los ojos....¿Cuándo fue la última vez que me había sentido así? Justo cuando pensaba que no podía amar más al hombre que tenía en frente de mí hacía algo que me hacía darme cuenta de que en realidad lo amaba más y más cada segundo que pasaba.
Mi cara volvió a tornarse roja.

- Entonces....con mis manos lo protegeré, para que nadie pueda hacerte más daño. Y cuando te duela lo llenaré de besos....- susurré- También tu nariz. Me gusta tu nariz ¿sabes?.- Le miré y llevé mis manos a sus ojos, él los cerró.- Ahora también tengo tus ojos, Nya - reí divertido.

Me morí, JURO que me morí de amor con sus palabras. Eso había sido lo más HERMOSO que me habían dicho en mi podrida existencia T.T

Me mordí el labio y acaricié su rostro tiernamente, sintiendo como cada partícula de mi ser exigía estar en contacto con él. Entonces dijo eso sobre mis ojos, y yo reí divertido mientras los cerraba, mas luego hice un puchero.

-Hey, no, entonces así no podré ver tu lindo rostro... - Reclamé agantando las ganas de reírme. Lo escuché reír a él también y al final terminamos los dos riendo recostados sobre la cama. Me giré hacia él mientras lo observaba aún riéndose, y me entretuve en recorrer su rostro con mi vista por largo rato. No me cansaba de mirarlo, y es que era imopsible que existiera alguien más perfecto que el hermoso ángel que tenía a mi lado en ese momento. Sonreí y tomé su rostro con delicadeza entre mis manos, volteándolo para besarlo sin ningún previo aviso. Noté que al principio se sorprendía, pero luego de unos segundos terminó por corresponderme. Sonreí sobre sus labios cuando nos separamos, sin abrir los ojos. - Te amo tanto... - Susurré.

Se recostó sobre mi pecho y yo aproveché de acariciar su cabello con mi mano, mirando con una pequeña sonrisita hacia el techo. Me encantaba esta así con Eiji-chan. Los dos solos, juntos, en la cama, acostados haciendo pereza y como si el tiempo fuera de los dos. Como si lo demás no importara, como si estuvieramos en otro mundo... en nuestro mundo. Sonreí y me incliné para besar su frente. Adoraba a Eiji-chan.

Hizo un lindo puchero y reprochó, se veía tan tierno. Lentamente dejé escapar una pequeña risita y al final él rió también. Cerré los ojos, ahora muerto de risa por completo. Wata-chan podía sacarle gracia incluso a lo más simple. Todo lo hacía especial. Era él quien hacía que ahora en mi vida todo fuese especial. Él era lo más especial en ella, después de todo....

Entonces sentí que tomaba mi rostro y me giraba a él. Para cuando reaccioné sus labios ya estaban sobre los míos, atrapándolos en un tierno y cálido beso. Tuve que girarme del todo y apoyarme en mis antebrazos, para poder responder cómodo. Al separarnos me dijo que me amaba y yo sonreí, asintiendo.
Me recosté entonces en su pecho, y suspiré sonriente, acurrucándome en él...sintiendo su calor, sintiendo a Wata-chan. Besó mi frente y cerré mis ojos como reflejo. Entonces los abrí y los guié a su rostro lentamente. Me miraba. Mis mejillas tomaron un tinte rosa y sonreí timidamente mientras llevaba mi mano derecha a sus labios y los delineaba suavemente con uno de mis dedos.

-Ahora tembién tengo tus labios. Mhmm...veamos, haré un inventario- dije en tono gracioso.- Ya tengo tus ojos, tu nariz, tus labios y tu corazón. ¿Qué me robaré ahora, ah?- pensé en voz alta. Llevé mis manos a su cabello y sonreí. - Esto también es mío...- susurré bajando mis manos a sus cejas.- Y esto también....- entonces me detuve.

Entrecerré mis ojos, pensativo y luego sonreí, y lo abracé fuerte.

- Más bien, todo tú eres mío y así no hay problemas.- Dije más como afirmación que como propuesta. Bueno, en realidad podía tomarse como orden, digo...Wata-chan era mío y sólo mío ¬///¬ ¡Y jodido sea el que se atreva a refutarlo, Nya! u//u

Me miró, y yo lo miré también. Sonreí al ver que se sonrojaba y me pregunté qué estaría pensando. Sentí entonces sus suaves dedos en mis labios y cerré los ojos, disfrutando de aquella relajante sensación. Sonreí cada vez más por sus palabras, y se me escapó una pequeña risita cuando sentí que su mano me hacía cosquillas en el rostro. Entonces sentí que me abrazaba con fuerza y abrí los ojos mientras reía. Dijo que yo era suyo entero, y lo miré sorprendido.

-Vaya, y yo pensaba que aquí el posesivo era yo. - Dije riendo mientras lo estrechaba con fuerza. Él rió y yo le sonreí mientras acariciaba su rostro con ternura. - ¿Pero sabes? Tienes razón... - Susurré. - Soy completamente tuyo de pies a cabeza. - Afirmé guiñándole un ojo. Reí por su reacción y luego besé su mejilla tiernamente. - Me gustas... - Susurré pegando mis labios a su oído.

Dijo algo que me hizo reír, bien era cierto. Soné como todo un posesivo.... pero bueno, si era con él estaba bien. Suspiré divertido. Me guiñó un ojo y acarició mi rostro con ternura, afirmando que era mío y pegando sus labios en mi oído. Me sonrojé, obvio, y sonreí levemente.
Ladeé mi cabeza pues su respiración me hacía cosquillas, y cerré mis ojos divertido.

- ¿Gustar? - hice un puchero. Él me miró extrañado.- Esto demuestra que yo te quiero más...- entonces intentó refutar e interrumpí moviendo mi dedo índice de lado a lado.- Na, na, na.... acabas de decir que te "gusto" Pero tú a mí no me gustas..."Te amo" Eres todo para mí. Así que, gané Nya - dije seriamente. En realidad por dentro reía a carcajadas. Aunque no había mentido con lo que dije.

Levanté las cejas ante su "afirmación".

-¡Oye! Pero si no me refería a... - Me interrumpió y yo sólo pude callarme. "Arrrg, me ganó ¬___¬"

Hice un puchero y me crucé de brazos.

-Tramposo. - Dije haciendo un gesto indignado. Él sólo comenzó a reírse y yo lo miré con una pequeña sonrisa. - ¿Sabes algo? Me encanta tu risa... - Luego fruncí el seño y lo miré pensativo. - Bueno, me encantas entero... - Susurré casi para mí. - Pero tú sabes a lo que me refiero. - Agregué luego, rascándome la nuca y mirando hacia otro lado, apenado. Aish, es que a veces digo las cosas sin pensar ¬///¬

Reí cuando me llamó tramposo. Y lo escuché atentamente ampliando los ojos, me sonrojé y desvueé la mirada al tiempo suyo. Llevé mi mano a mi pecho y sentí mi corazón latir fuertemente, rápido. Sonreí y tomé el rostro de Wata-chan, llevándolo a mi pecho y haciéndole oír mi corazón.

- Mira como me pones, amor....- susurré, recostando mi cabeza sobre la suya. Cerré mis ojos y acaricié sus cabellos.- Te casarás conmigo algún día ¿verdad?- pregunté con mis ojos brillando con ese toque de ilusión.

Sentí cómo tomaba mi rostro entre sus manos y luego sólo pude escuchar los latidos de su corazón. Iban muy rápido, y eso me hizo sonreír enternecido. Escuché lo que decía atentamente y me sonrojé cuando dijo eso de casarnos. Uy, cuando lo dije en la enfermería lo había dicho sin pensar (como siempre ¬¬), y cuando me dí cuenta casi me aterré, pero Eiji-chan no me miró raro, ni se asustó, ni nada. Al contrario, se puso tan feliz... Sonreí ampliamente y me erguí para mirarlo a los ojos, mientras acariciaba su rostro con ternura.

-Por su puesto, amor. Nada me haría más feliz... - Susurré cálidamente. Luego me puse pensativo. - Aunque ahora que hago cálculos... - Conté con mis dedos y llegué a una conclusión: - "Yo salgo en un año del colegio, pero Eiji-chan sale en tres, entonces tendré que esperarlo unos años, y..." - Amplié los ojos. - "Un momento, un momento, esos son tres años de diferencia... - Fruncí el seño. - "Entonces..." - Me congelé. - Oh, santa madre de Dios... - Gemí pálido como la leche.

Dijo que sí,y luego movió sus dedos, contando. Le miré sin entender y ladeé la cabeza.

- ¿Qué haces amor? ¿Qué cuentas?- inquirí. Entonces se congeló y se quedó pálido. Me preocupé y llevé mis manos a su rostro, una en su frente y la otra la bajé luego a su cuello.- ¿Estás bien? ¡¿Enfermaste?!!- Grité levantándome. - Espera, iré por hielo. - Y dicho esto corrí a la nevera como alma que lleva el diablo

Sólo reaccioné cuando sentí que Eiji-chan se levantaba por... ¿por qué se había levantado? Ni si quiera había puesto atención a ello...

-Ay mi Dios... - Exclamé lanzándome a la cama de espaldas, boqueando como un pez. ¡¡No lo podía creer!! ¡Era la primera vez en TODO este tiempo que me daba cuenta que Eiji-chan era TRES años, TRES años menor que yo! Me rodeó un aura depresiva. "Soy un pedófilo T.T" Pensé horrorizado. Entonces sentí algo frío en mi cabeza y me sobresalté. Pegué un pequeño respingo y alcé mi vista. Y ahí estaba Eiji-chan, mirándome preocupado. ¿Estás bien? me dijo. - E-Eh.. yo, sí... no... eh... - Estaba balbuceando como un idiota, pero es que ¿quién es capaz de concentrarse teniendo semejante vista? La luz que entraba por la ventana le daba de lleno en el rostro y hacía resaltar sus felinos rasgos... Era tan perfecto. Pestañeé varias veces hasta que por fin volví al planeta Tierra, y entonces sonreí bobamente. - Eres... eres tan lindo. - Susurré sin darme cuenta. Bien, ya no me importaba ser lo que fuera, jamás podría alejarme de semejante belleza.

Entonces posé el hielo en su frente y le pregunté si estaba bien. El me miró y balbuceó, sí luego no.

- ¡¿No?!- grité mega asustado. Luego me dijo lindo, pero yo no presté mucha atención, me senté a su lado y suspiré.- Para que te sientas mejor debes descanzar. ¿Quieres que te prepare algo?- pregunté nervioso.

Dios, Wata-chan no se sentía bien...¿Qué haría ahora? Al primer síntoma extraño lo agarraba y corríamos a la enfermería. Comencé a acariciar levemente sus cabellos y sonreí de manera imperceptible. De repente se sentía tan maravilloso estar así, era...como una búrbuja mágica a nuestro al rededor.

Comenzó a dramatizar, como siempre. Traté de negar, sumisamente, pero no me hacía caso. Al final se sentó a mi lado y comenzó a acariciar mis cabellos. Noté su pequeña sonrisa, y eso me hizo sonreír a mí también. De pronto... parecía un sueño. Era extraño, pero maravilloso. Como si estuviéramos en una burbuja, en una atmósfera completamente ajena al mundo real. Era fantástico.

Comenzamos a acercarnos lentamente, y no me dí ni cuenta cuando ya estábamos a centímetros de besarnos. Bajé la vista hacia sus labios y llevé mi mano derecha a su mejilla casi por inercia, y sólo uno segundos después nos besamos. Y vaya... fue un beso tan mágico. Tan diferente a todos los demás, fue... fue como volar.

Nos separamos luego de largo rato, jadeando, y yo aún no abría los ojos. Apoyé mi frente en la suya y suspiré como un estúpido, de repente sintiendo esas molestas (maravillosas) mariposas en el estómago. No quería abrir los ojos, quería quedarme así para siempre.

Así, en nuestro mundo.

Entonces su mano derecha se posó en mi mejilla. Y luego no me di cuenta de cuándo me había besado y cuándo le había empezado a responder. Fue un beso largo, de esos que te arrancaba el aliento. Nos separamos jadeantes y él pegó su frente a la mía.

- ¡Está frío!- dije segundos después, separándome levemente al sentir el efecto del hielo en mi frente- pues éste reposaba en la frente de Wata-chan y yo pegué la mía en él-. Solté una pequeña risita y retiré el hielo de allí, volviendo a unir mi frente con la suya. Aún sentía la sensación de frío, pero ahora era agradable.- ¿Ya te sientes mejor?- pregunté mirándole fijamente a los ojos, ahora que los había abierto cuando me oyó hablar.