Otro nuevo miembro en camino

Disfruto de verás de verle comer lo que cocino, me hace feliz y yo como también. Aunque hace una hora comió se lo come todo sin más. Le miro recobrando las ganas de estar con él de esta mañana, pero mi prometido deja de estar dispuesto a ello.

Se levanta a por el móbil y le miro. Pronto sus ojos se encharcan y me levanto antes de que pulse el botón de apagar y se aferra a mí con fuerza. - oh, cariño. - le estrecho con fuerza imaginándome lo que debe de ser para él. La verdad, no entendiendo. Zack se jugó la vida por sacarle de allí y ahora vuelve por su propio pie sin preocuparse de nadie más. Beso la cima de la cabeza de mi amante y froto su espalda intentando consolarlo sin éxito.

Llora por un rato cayendo dormido entre las sábanas pues Tori le había ayudado a recostarse, al otro día se levanta cabizbajo, intenta comunciarse con su amigo pero todo es inutil, no sabe que hacer pero también sabía que no podía ponerse en riesgo, no podía volver, por Tori y por el bebé que venía en camino.

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Pasaron algunos días

- Hola mi amor, como te fue? - pregunta cuando llega, le había dicho que iría a ver a su mamá en esas fechas.

Mi amante pasa unos días bastante malos, a veces no sé si llora porque tiene ganas o es el embarazo. Intento estar con él todo lo posible y buscar cosas que le entretengan y le hagan olvidarse un poco de su amigo, aunque sé que está temeroso de oír algo como que ha desaparecido en el campo de batalla o ha sido capturado.


- buenas noches, cielo. - me acerco y le doy un beso en los labios y me siento a su lado frotando su muslo. - Yo bien, cómo estás?

- cariño... no te enojes.... pero qué es eso? - me rio. - ¿por qué no lees un libro o ves la tv como hace todo el mundo?

- Mañana he quedado con ella. - digo estirándome y mi paso se abre paso entre su espalda y el sofá hasta llegar a acariciar su hombro. - el trabajo todo bien, algo cansado.


Miro su abdomen y sonrío. - waw! has perdido tu tableta de chocolate, qué comeré ahora? - digo posando una mano en su tripita, poco a poco me voy acostumbrando.

Veo el modelo que está usando para hacer el suéter. - Déjame que te ayude. - digo soltando a mi amante y destejiendo desde donde se equivocó y avanzando un poco para que vea como debe de hacerlo. - seguro que le quedará muy bien. - le digo besando su frente y lo dejo en la mesa.

Le abrazo cuando menciona lo de Kunsel. - Ya, cariño, es mejor que no pienses más en eso, no puedes hacer nada. Y tampoco te preocupes por mi madre, tú no tienes nada que perder, sí? - me separo acariciando su mejilla. - te quiero mucho, mi vida.

"Si Kunsel vuelve le voy a dar un puñetazo por amargarle el embarazo"

Le sigo a la cocina y le abrazo por la espalda escondiendo el rostro en su cuello. Respiro intranquilo y le estrecho con fuerza, aunque no tanta como para hacerle daño en la barriga. - ojalá pudiera librarte de esa tristeza, si solo pudiera hacerla mía... estaría bien.

- Tranquilo, no tienes que preocuparte, tampoco pondré en riesgo al bebé, son oleadas que a veces me dan, pero estaré bien, si? - se voltea para besarle profundamente y lame su nariz como ese cachorrito que a veces parecía

- Te amo... te amo... te amo te amo teamo - repite abrazándose a él, aspirando su aroma, sintiendo su calor contra su cuerpo, llenándose de esa ternura

- Sabes... no me han dado nauseas...y a ti?... - ladea la cabeza

- Escuché que a algunos padres les dan síntomas de embarazo también...


(Mi padre se mareaba cuando mi madre se embarazó de mi hermana xD)

(jajaja, eso es sensibilidad)


Respondo a su beso hondo y sonrío cuando lame mi nariz. - No son oleadas, siempre te veo forzando la sonrisa, como hacías a veces antes de conocerme o ese primer día en el que hablamos fuera de la cafetería.


- Yo también te amo, mi vida. Mucho, mucho, muchísimo. - le aseguro enlazando mis dedos sobre su cintura. - No, no he tenido nauseas. sería gracioso que las tuviera y tú no.


- He pensado que podríamos ir un fin de semana a un onsen.te gustaría?

(me voy ya, buenas noches)

- Irémos este fin de semana . - digo abrazándole. - Yo sé que nunca le harías daño. - le digo y le sonrío antes de besar su frente.


"Si pueda hacer que dejara de pensar y se olvidara de todo un rato..."


Sujeto su barbilla y le beso con ímpetu y vehemencia. No sabiendo lo que necesita de mí y dispuesto a que me aparte si no está de humor para esto. Lamo sus labios antes de acariciar su lengua con la mía en una baile de dos.

- Gracias tori... no... no te afecta que vayamos verdad?... es decir, lo que menos quiero es traerte más preocupaciones o más trabajo- le abraza, se sorprende un poco por ese beso tan profundo, sus manos recorren el pecho hasta el cuello abrazándose de su amante, correspondiendo ese beso de manera algo torpe al principio pues le había tomado desprevenido.

- T-tori... -susurra su nombre contra sus labios sonrojado por el calor que ese beso había provocado

- sí te lo estoy proponiendo es porque está bien y puedo hacerlo. Y si ocurriera algo que lo impidiera te lo diré sin miedo porque sé que lo comprendes y te llevaré otro día. - le aseguro convencido


Tras el beso la voz de mi amante me hace sofocarme. Mis brazos se cruzan en su espalda por debajo de su camiseta empujando un poco hacia abajo sus pantalones. Le beso de nuevo con semejante intensidad. - quieres? - le pregunto si puedo llevarle a la cama, necesito tocarle, pero comprenderé que no esté de humor.

Hacia ya algunos días que no lo hacían, así que esa pregunta la estuvo esperando, asiente volviendo a besarle, le necesitaba demasiado.

- Si... si quiero - sus mejillas se tiñan de carmín, aun decirle las cosas tan claro era un poco vergonzoso, y su corazón palpitaba a mil por hora al escuchar esa voz varonil proponerle ir a la cama, quería tocar y saborear ese cuerpo a su antojo

Le iba a preguntar sino tenía trabajo o algo pero sabía que Hatori solo se lo proponía cuando en verdad podían sin preocupaciones.

- Si te sonrojas así no puedo hacer otra cosa que comerte. - le aseguro besándole apasionadamente y le siento en la encimera haciendo que sus piernas me rodeen, le sujeto por la cintura sin dejar de besarle. Muerdo sus labio inferior cuando los cojo en brazos. No pesa tanto como pensé y lo llevo a la habitación recostándolo en la cama. Le miro erguido de rodillas entre sus piernas. Humedezco mis labios empezando a besar su cuello y según voy desabrochando su camisa puedo saborear más piel. - ya te necesitaba. - digo mirándole a los ojos con un deseo transparente.

- Y yo a ti... - dice sintiendo como le besa, sonrie con satisfacción, le agradaba sobremanera el hecho de que Tori le buscara, no porque él no quisiera buscarle sino porque de esa manera sabía que no estaba siendo imprudente al pedirlo.

- Mmm... Yoshiyuki... - su cuerpo tiembla levemente ante las caricias recibidas, su abdomen había perdido ya aquellas marcas en sus músculos, y ya no estaba totalmente plano, había una leve protuberancia, algo que para quienes no lo conocieran no le darían importancia alguna, pero que para sus conocidos era clara seña que aquel ser estaba creciendo

- Te amo... - le besa en los labios mientras la ropa de ambos queda desperdigada por ahí

- y yo a ti?" y por qué no me lo dices? - le digo sonriendo, solo me he abstenido por lo triste que se ve.


- te amo, Zack. - las ropas desaparecen y con ello los obstáculos, es raro sentir su abdomen un poco más elevado y sin marcar.

Le miro de arriba a bajo con lujuria lo que le hace sonrojar, mis mejillas arden de calor también cuando mi boca succiona ese rosado pezón haciéndole gemir. Luego bajo por un camino de besos por su abdomen, me requiere algún segundo más que de costumbre y finalmente llego a su falo. vaya si lo necesitabas. - su pene está duro y deseoso de caricias. lo humedezco con lametazos ante de chupar ese glande delicioso.


(nos vemos en la noche)

Mi boca es la única que se ocupa de su falo, sujeto sus piernas en alto pegándolas a su abdomen y gozando del placer de mi amante.


Dejo ese miembro insatisfecho lamiéndome los labios. Me encaramo sobre mi amante y agarro el lubricante de la mesilla. Comienzo a dilatarle con esmero, mis labios no cesan de besarle una y otra vez, queriendo comérselos y acaban rojos como los míos tras tanto martirio que le causa la totalidad de mi boca.


Los labios se acomodan, los cuerpos se acomodan, soy suyo y él es mío para siempre. Mientras mis labios reproducen su nombre, la unión entre ambos es sublime.

- debes decirme si te duele. - le exijo cuando comienzo a balancear mis caderas y ante su comentario de que me siente con mayor intensidad. Aunque lo he preparado detenidamente está muy estrecho.



Jadeo sonoramente, sin pudor, se está sintiendo de maravilla estar de nuevo con mi amante. Su miembro sacudiéndose por las embestidas es por demás erótico. Lo abrigo con mi mano y lo masturbo notando el cambio en su cara al recibir placer por dos lados. Beso sus hombros, el sabor salado de su sudor se aposenta en mi boca. es delicioso.

Cuando le beso es delicioso, cuando él me atrae para que lo haga es simplemente sublime. Me pide más y no veo ningún motivo para cumplir esa petición. Me adentro más él, con estocadas más profundas, pero no más rápidas queriendo ser suave y cumplir sus deseos al unísono.


- no seré yo quién te lo impida. - le aseguro mirándole amatoriamente antes de correrme también antes de lo que pensaba. Un gemido gutural sale de mis labios con un matiz de sorpresa por ese placer que no he presentido que llegaba.