Nuevo amor, nuevos dolores de cabeza priv-Kunsel

Me llamo Ethan, el apellido que me buscaron fue Nieve, eso se debe a que mis padres me abandonaron delante de un orfanato, en la nota que dejaron entre la manta que me envolvía solo ponía mi nombre, mis padres no pusieron mis apellidos, que serían los suyos para que no los localizaran, aunque con eso yo perdía toda esperanza de encontrarlos o de que vuelvan a buscarme... No es un apellido que sienta como propio pero lo necesito para moverme, aunque en Japón es normal que se llame por el apellido, solo digo mi nombre,mi apellido... me molesta.

Me llamo Ethan, tengo 30 años, cumplidos en Mayo, soy Tauro. Mi vida ha dado muchas vueltas, ahora soy profesor de la Facultad de Economía y Empresariales, enseño Microeconomía, Derecho empresarial e Historia de la economía y soy sustituto de francés e Inglés. Me gradué rápido en la universidad, aunque también empecé tarde, conseguí hacerme catedrático, mi tesis sorprendió a muchos , aunque mayor fue mi sorpresa. A los 28 tenía un trabajo fijo en la universidad con un sueldo cuantioso que nunca soñé tener. Mis alumnos y asistentes a mis conferencias dicen que soy muy comunicativo, con ello quiero entender que no se aburren en mis clases, ni un 10% de los profesores consiguen eso; muchos alumnos me regalan cosas al acabar el semestre como agradecimiento, mi charla final para cerrar el curso es siempre la más aplaudida. Estoy satisfecho con mi trabajo.

Soy maduro, responsable, hábil lector, las pocas bromas que hago son bien recibidas, mi status es bastante prestigioso... a pesar de todo esto, tengo 30 y soy virgen... Olvidé mencionar mi altura, no es mucha, 1,71m. Cualquier hobmre me saca una cabeza sin mucho problema. Se añade que hasta los 28 años he tenido siempre cara de niño, antes de llegar a esa edad mis experiencias con mujeres habían sido nulas, tantos eran los rechazos que me empujaron a la otra acera. Había hombres a los que les gustaba ese rostro aniñado, o eso decían, realmente solo querían a alguien que se la mamasen gratis, caí dos veces en esas, corté eso lo más pronto que pude. No he tenido ninguna relación larga, después de mis experiencias anteriores siempre intentaba retrasar el tema del sexo, a pesar de lo mucho que me gusta, al ver que no íbamos a hacer el amor me dejaban. Realmente me pregunto que hay mal en mí o si solo tengo una pésima puntería a la hora de elegir con quien estar.

El mejor ejemplo es el actual. Un rubio, 7 años menor, que se la pasa mirándole el culo a las mujeres. Realmente tengo una horrible puntería, pero no es como si está vez lo pudiera evitar. No es que lo ame como a nada más en él mundo, es solo...


me bajo aquí. - dice sacándome de mis pensamientos.

Espera a que encuentre sitio para aparcar. - le digo reduciendo la velocidad para buscar sitio. - bueno, ya estamos.- le sonrío levemente, mientras se desabrocha el cinturón y se baja. - oye, cuándo aprobéis los exámenes tenéis que dejar que os invite a una copa a los dos. - después de los exámenes no le volveré a ver, a no ser que ingrese en alguna de mis clases. la probabilidad no está de mi parte, hay muchas clases en mi Facultad, pero también enseño diferentes asignaturas a 3 clases, todo es posible, pero quien sabe.

Había estado un buen rato con Zack, las clases en su departamento iban viento en popa, al menos le quedaba más cerca que a donde iban antes a tomar esas asesorías, no es que realmente la administración de empresas fuese su primera opción o la que más le agradace, pero estaba decidido a ayudar a su amigo hasta el final, se veía tan feliz que simplemente no podía dejar que esa sonrisa se borrara de su rostro... le gustaba?, no, lo quería, como un hermano mayor, pese a que en rangos Fair era más que él, Kunsel jamás lo vió como un impedimento para que su lealtad o amistad continuasen.

- Arigatou - su pronunciación del japonés aún no era muy buena, tenía relativamente poco de haber llegado a la ciudad así que aun se oía extranjero, con un acento un tanto gracioso pues siempre terminaba con la "u" del final, las palabras, y aun pronunciaba la j como j y la H... seguía muda para él, Zack le hacia bromas de vez en cuando y un par de veces le dió coscorrones aún delante del profesor. - Zack y yo no solemos beber... se podría decir que somos poco tolerantes al alcohol, y nos hace un efecto contra producente, pero si no le es inconveniente, nos agradaría que asistiera a la inauguración de la cafetería, pues hemos avanzado mucho en papeleos y trámites gracias a usted profesor - pese a su edad era un chico bastante serio, educado, al menos con aquellos que no conocía, no es que fuese la madurez extrema pero su modo de comportarse distaba mucho que el de Zack, al igual que su amigo sobrepasaba el metro ochenta, y sus ojos eran entre verdes y azules, no tan intensos como los de Fair debido a que no había estado expuesto de la misma manera al mako, pero conservaban ese brillo particular que solo tenían los soldados de Shin-ra.

Se baja del coche y se voltea para hacer una reverencia como agradecimiento. Sus ropas... Kunsel no había podido dejar de lado su vida de soldado tan fácil como Zack y había mandado a hacer ropas muy parecidas al traje de batalla, mucha gente le miraba extrañada pues su manera de andar incluso era como la de un soldado aún.

- Oyasumi - dice con ese acento extranjero acentuando la Y de manera un tanto graciosa sin proponerselo, le vería mañana nuevamente.

-

Su voz y su pronunciación es la mar de graciosa, pero no me río de él. Después de todo sé que es japonés, también sé de donde viene ese brillo en los ojos, ese andar militar y esa ropa extraña. Y me duele que él no sepa que lo sé.

Asiento a lo del alcohol, había oído que era un efecto del mako, pero no lo tenía anda claro. - oh, muchas gracias, en verdad tengo ganas de probar la comida de Zack, la alabas mucho. - abro la boca para decir algo más, pero me callo. - oyasuminasai. - cierra la puerta y cuando desaparece en el portal dejo caer la frente sobre el volante entre mis dos manos que lo aferran. Entonces tenía una cara totalmente de niño, es normal que no me reconozca, pero... no haber significado absolutamente nada para él es algo que me quema.


Suspiro serenándome y voy a mi propia casa.



**************


Llego a la casa de Zack y su pareja, la cual nunca he visto. Toco el timbre y el jovial pelinegro me abre la puerta. - konnichiwa. - le digo. - con permiso. - paso y dejo unos libros en la mesa de la cocina que es donde solemos trabajar. - konichiwa Kunsel-kun. cómo están, chicos? - pregunto acomodando algunos materiales en la mesa. - Siento haberles pedido estos ejercicios tan difíciles para hoy, pero mañana tengo que corregir exámenes y no habría podido corregirlos suyos y eso les habría retrasado.

- Konnichiwa sensei¡¡ - Zack llevaba a Yen en brazos, la cual también saluda al profesor con un meneo de cola y un pequeño "woarf", después se baja de brazos de Zack para ir a con Kunsel y hacerle fiestas.

- Konichiwa - dice Kunsel levantándose y haciendo esa inclinación de respeto hacia el profesor, él se tomaba muy enserio cada tradición del país donde estaba y trataba con mucho respeto a aquellos de rangos más elevados que él - descuidé profesor, además no fueron tan difíciles los problemas, realmente utilizando el sentido común, lógica y una buena concentración se puede lograr casi todo


- Habla por ti..cof¡ - tose Fair y su amigo lo ve con ojos serios, suda una gotita y observa como el profesor mi a Kunsel, levanta una cejita curioso

- Espero que estén bien... además si gusta podemos dejar durante sus exámenes la asesoría personal, solo díganos que leer y hacer mientras tanto - su postura erguida frente al profesor denotaba aun más ese altura que le llevaba, la cara del mayor era aun de un chiquillo, y de cierta manera sentía ganas de protegerle sin saber por qué. Se inclina un poco quedando cerca del rostro del asesor mientras este le explica sobre un error que tuvo

- konnichiwa a ti también, Yen. - le digo, es una monada, pero no puedo tocarla siquiera ya que soy alérgico a los perros y Zack la deja a buen resguardo para que no moleste.

Le devuelvo la inclinación en forma de saludo a Kunsel, pero más cortamente, esos formalismos con él no me gustan nada. Sonrío cuando demuestras posturas completamente diferentes ante mis ejercicios. aUNQUE desearía que Kunsel fuera más relajado, aprecio su respeto, pero no puedo negar que me gustaría un trato un poco más familiar, a su amigo no le cuesta nada.

Veo como el pelinegro alza una ceja de sospecha, ya me había dado cuenta de eso, tengo que parecer imparcial, no quiero que él le asuste diciéndole cosas raras de como le trato.

Me siento. - oh, no. Se acercan vuestros exámenes y tengo que seguir supervisando vuestras prácticas. - repaso sus ejercicios a la vez, marcando en que se han equivocado uno u otro o señalándoles una forma más simple de realizar. Aunque la cercanía del rubio me altera, sé mantener la serenidad y ser desapasionado como él que más.
Luego les hago un par de preguntas sobre la lección de ayer y de lo que les mandé estudiar por su cuenta. Les doy trucos para resolver las fórmulas, esquemas con las ideas principales y todo lo que puedo. Zack en un momento se altera porque no le sale un ejercicio fundamental y le presto atención a él. - vamos a ver, da igual que no te salga exacto, el examen es test y con hallar un resultado cercano sabrás que responder. Mira, tienes 12, dale la vuelta 21, lo multiplicas por 3 = 63. las respuestas posibles con 67 89 y 100. La más cercana a la tuya es 67 y... - le enseño el cuestionario resuelto y es 67. - lo cogiste?

Al cabo de un rato les veo muy cansados para seguir, miro la hora y casi se ha acabado la tutoría. - Leeros esto para mañana, es algo difícil, intentar entenderlo, mañana os lo aclaro yo. Resolver las preguntas que podáis de ese capítulo y... vale, me emociono jajaaj, con eso tenéis bastante.


Empiezo a recoger mis cosas. - alguna duda existencial antes de que me vaya? - pregunto.


Busco las llaves de mi auto en los bolsillos. - te acerco, kunsel-kun?

- Hai, arigatou gozaimashita *reverencia* si no le es molestia se lo agradecería mucho - dice ante lo de llevarle nuevamente, Kunsel no se sospechaba nada así que aprovechaba a irse, era tarde y no es que tuviese miedo a irse en un taxi o a que le asaltaran, pero ir en compañía de alguien conocido era mejor. Se despide de Zack y Yen y camina a la salida dando paso al profesor primero para cerrar la puerta tras de él. - déjeme ayudarle - esta vez el maletín del mayor parecía algo pesado y lo toma con cuidado, no era de los que aceptaban un no por respuesta, además le gustaba ayudar. - por favor, si se siente demasiado presionado avísenos, Zack a veces no las pilla rápido pero es inteligente cuando se lo propone, y en mi caso... intento poner un poco de más empeño que él, así que no se sienta obligado a venir si en su debido momento no puede - comenta llegando al auto del mayor, realmente ya le era familiar esos viajes en compañía del rubio, guarda el maletín en la parte trasero del auto y sube.

Siendo tan respetuoso y reservado era extraño que preguntara sobre la vida privada del mayor, no le gustaba entrometerse de más; a veces se preguntaba si aquel hombre se sentía obligado a llevarle o algo parecido.

¿por qué tiene que ser tan caballeroso y cortés? pienso cuando me quita el maletín después de que me abriese la puerta. ¡hará que me le tire encima!

- No te preocupes, además, os lo dije el primer día. No cobro hasta que halláis pasado el examen, es una política mía. Le cuesta un poco concentrarse, pero sé que se esfuerza y que es capaz y competente. Pero tú me sorprendes, pese a las dificultades con el idioma lo coges todo a la primera.


- gracias. - digo cuando mete el maletín en el capó del coche. Montamos y salgo del garaje. - Ayer vi que llevabas un ejemplar de nuestra Señora de París de Víctor Hugo. ¿sabes? No pude evitar gastarme mis ahorros para ir a ver todos los lugares que aparecían en él. La Catedral de Roven, la Torre de Billy y la de Blois, el puente de San Miguel y, claro, Notre Dame. Hice una especie de Tour literario. Fui yendo de un lado a otro según ocurrían las cosas en la novela y leía la escena correspondiente. Mucha gente exclamaba cosas como : otro pirado que se cree ese novela romántica o cosas así, pero creo que ha sido una de las mejores experiencias que he tenido.


Quiero ir dándole pistas para que cuando le diga eso pueda atar cabos con mayor facilidad.

- Debió ser una muy interesante experiencia, realmente empecé hace poco a leerlo, y aunque es una historia muy bien llevada estoy acostumbrándome aun al romanticismo, aunque he de admitir que fue un cambio drástico terminar el contrato social de Rousseau y después llevar mi anteción a Victor Hugo... - sonrie un poco, por primera vez a solas con el profesor sonrie de esa manera, reservada pero con un tinte de felicidad, las ironías por las que su vida estaba compuesta le daban gracia, pero no podía quejarse. - Me gustaría conocer todos los lugares que muestran los libros, y si bien gracias a ellos se aprende a viajar... no es lo mismo leer la descripción del coliseo Romano que poder tenerlo enfrente... Zack .. él está planeando tomar unas vacaciones, así que cuando regrese me tocará a mi - dice de pronto, no acostumbraba a hablar de otra cosa que no fuese escuela con el profesor, pero ese día su humor estaba mejor de lo normal, al parecer había visto a una de las chicas que servirían el café y a ella no le había sido indiferente.

Esa sonrisa suya me recuerda a lo que bécquer decía en su rima.

Por una mirada, un mundo;
Por una sonrisa, un cielo;
Por un beso..., yo no sé
Qué te diera por un beso.

Un beso, es todo lo que desearía de ese hombre. Se lame los labios y estos,rojos, parecen los pétalos de una joven rosa bañados por un rocío que las hadas anhelan.

Me alegra que me siga la conversación, siempre dolo hablamos de las clases o de la cafetería. Cuanto anhelo esas charlas de literatura que teníamos. Como mi corazón saltó una noche suya de pesadillas en la que me pidió que le leyera algo para poder dormir, fue un capítulo de los Mosqueteros, se quedó dormido enseguida con una cara de serenidad. Bien cerca estuve de besar esos labios jóvenes entonces.

- Siempre he pensado que un libro es la mejor y más barata forma de viajar, pero debe de ser maravilloso leer algo de como eran usadas unas ruinas hace miles de años y poder imaginarse, casi percibir con los sentidos que el tiempo no ha pasado por ese lugar. - le miro de reojo cuando estoy parado en un semáforo. - y... a dónde irás? si no es muy osada la pregunta?

- No sé... no tengo nada planeado aún, hay muchos y ningún lugar realmente... es lo bueno y malo de leer tantos libros - vuelve a sonreir un poco más - uno se imagina en cada uno de esos lugares, y peor aun.. que los mejores sitios que se describen ahí, o ya no existen... o no han existido nunca - suspira de forma tranquila, mirando hacia afuera del coche, se notaban frente a ellos luces que pasaban rápidamente, continuas, a esas horas de la noche los faros parecían como estrellas fugazes que se sucedían unos a otro en una constante lluvia de estrellas. - Aunque lo más seguro es que termine en inglaterra o francia, me gustaría ir al museo de Louvre, observar de primera mano la monalisa y sentir todo aquello que describen las personas que ya han ido... el suertudo de Zack fue a Milán... - dice con gesto de felicidad - pero supongo que no fue de vacaciones como el hubiese querido, según me cuenta su trabajo... - de pronto se detiene, estaba contando cosas que solo pertenecían a él y a Zack, y no se permitiría violar la confianza de su amigo - en fin, ya esta el siga - comenta volviendo a ese rostro un tanto serio

- Quiero conocer la tierra de los hermanos Grimm, o de Sartre y Descartes... todos ellos invitan a visitar esos lugares donde pudieron concebir obras tan magníficas...

Vuelve a sonreír, en verdad hoy está abierto. - los cementerios de Francia e Inglaterra son verdaderas obras de arte, es sorprendente ver a los ingleses paseando por los cementerios con los niños como si fuera un parque. - comento.

Veo que en un momento determinado se calla, frunzo a penas el ceño algo asustado de que deje de hablar, aunque comprendo que no quiera revelar la vida de Zack, para una vez que estaba consiguiendo tener una charla de literatura con él. Para mi tranquilidad, sigue hablando. - Me enviaron un semestre a Alemania a dar clases. - digo, ya que los Grimm nacieron allá.- pero el alemán no es lo mío y tuve que dimitir pronto. Hay un parque de atracciones basado en todos los cuentos suyos, para mi sorpresa no eran las versiones de Disney, si no las buenas, con su crueldad, su fantasía y su realismo.

Suspiro cuando aparco y la seriedad de su rostro a la que me tiene acostumbrado. Quizás pido demasiado por querer algo de confianza de él. - lo siento, no quería incomodarte ni nada.

- No me incomoda sensei... pero un soldado debe ser reservado en cuanto a sus compañeros - era la primera vez que le decía que había sido soldado. Tratar con Kunsel no es que fuese algo realmente dificil, lo único que costaba era hacer que entrara en confianza, y pese a que el profesor tenía ya tiempo dándoles asesoría él aprendió en el ejército a tratar siempre con ese respeto a sus superiores, sería dificil que dejase verlo como profesor, como superior. - Domo arigatou... descanse - se inclina en el coche haciendo una pequeña reverencia y sale directo hacia la entrada del edificio, se voltea y por primera vez se despide con la mano.- Oyasumi - se alcanza a ver que sus labios se mueven diciendo esa palabra con algo más de familiaridad.

Unas horas más tarde Zack le informa a Kunsel que saldrá a cenar con Tori, le pide por favor que cuide a Yen mientras no están y que le ha informado también al profesor, que no deje de tomar clase, promete que se pondrá a nivel lo más pronto posible.

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Estaba Kunsel en el departamento de Zack esperando al profesor, cuando escucha que tocan va y abre la puerta.

- Kinnichiwa sensei *reverencia* pase, Fair me comentó ayer que le había avisado que no estaría hoy, y promete ponerse al corriente con nosotros en breve - le ofrece algo de tomar

Muestro algo de sorpresa cuando dice lo de soldado haber sido soldado, más que nada para no dejar que caiga mi treta. Sonrío a medias cuando sale del coche. - cuidate. oyasuminasai. - le digo, siempre me quedo mirando su espalda mientras pasa al apartamento y está vez me sorprende despidiéndose jovialmente de mí con la mano. - ¿qué haré?

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Un mensaje de Zack me llega diciéndome que no vendrá a la clase, lo que me hace darme cuenta de que Zack me dio enseguida su móvil, mientras que Kunsel ni me lo ha propuesto. Pienso en que estaremos solos y busco algo un poco elegante que ponerme, sé que no va a servir de nada. No solo no le gustan los hombres, si no que yo no es que esté muy bueno que digamos. Aunque me ejercito a diario, pierdo con mucha facilidad esa musculatura que gano, supongo que será el efecto secundario de mi enfermedad, además... ese balonazo en el hombro de esta mañana me ha hecho ir al hospital. Él único golpe que me pueden dar con tranquilidad es una bofetada... suspiro, no sé porque me sigue afectando, es algo con lo que cargo desde que nací...

Llego a la casa de Zack y llamo a la puerta. Kunsel me abre y me invita a pasar después de saludarnos correcta y formalmente. Dejo mi maletín en la mesa. - Si tienes té negro no te diré que no. - le digo con media sonrisa.

Nos sentamos. - si te parece, damos un repaso rápido de... 30 minutos, así Zack no se volverá loco intentando alcanzarte, sí? - digo no queriendo despreciar al pelinegro. Cojo uno de mis libros y empiezo a hacerle una serie de preguntas, contesta casi todo, solo tengo que ayudarle a enlazar unas ideas con otras. Luego seguimos con los ejercicios de siempre.

- Si... supongo que tiene - pone una carita de despiste, demasiado lindo realmente para alguien como él, tan serio siempre con el profesor, se levanta y lo encuentra, prepara el té mientras contesta algunas preguntas que le hace el profesor sobre el tema, para no perder tiempo. Le pasa el té y termina rápido los ejercicios, les quedaba más de media hora, lo cual sorprende a Kunsel, si fuesen clases privadas avanzaría más, pero eso conllevaría un gasto mayor para sus bolsillos, y con los gastos del café se quedó con plata pero no demasiada como para andar derrochando, además él tenía que llevar bien sus cuentas, siempre había sido quisquilloso con el dinero, no avaro pero si ahorrador.
Llevaba unos jeans que le regaló Zack hacia algunas semanas, no había podido hacer la colada por estar estudiando y su ropa de soldado se había terminado, llegaría a meter todo a la lavadora, al fina la día siguiente sería sábado y aprovecharía.

- Y... ahora? - pregunta cuando termina antes de tiempo el último ejercició que le había puesto el profesor, no es que le aburriese platicar con el otro, al contrario, era interesante, pero era la primera vez que se estaban ambos en esa situación y Yen sabía que mientras se estudiaba debía estar dormidita.

Aunque esa cara me parece una monada permanezco cabizbajo unos segundos, aunque ya lo sabía, no me ha dedicado ni una mirada, cosa que el otro no nota, ya que mi voz permanece neutra y, para mayor suplicio mío, sigue sin mirarme mientras prepara el té.


Luego termina la mar de rápido y sonrío a penas cuando no sabe muy bien que hacer. - Bueno, sí quieres que te resuelva alguna duda o que hagamos algo más no te lo voy a cobrar. - le digo, yo tampoco sé como actuar sin que Zack esté aquí, además... menudo día elige para ponerse vaqueros...


- oh. Le dejaré esto a Zack-kun acá, son los ejercicios que has hecho tú y un resumen de la clase para que no se pierda. - digo sacando una plantilla de 3 folios y dejándola sobre la mesa. La verdad, no sé si irme de aquí ya, estoy bastante frustrado.

- Hai... - mira como deja los folios en la mesa. Mira a Yen, y después mira directamente a los ojos del profesor, después entre ve un vendaje que recorría y el hombro y parte del pecho, no podía ocultarse mucho la venda con la camisa semiabierta del mayor. - está bien sensei? se lastimó? - con eso le da a saber al otro que aunque no le vea demasiado, si está atento de cierta manera a lo que le suceda, pues el día anterior no se percató de ese vendaje. - si le duele puedo... bueno, tenemos una pomada especial para curar ese tipo deheridas, y no tiene efectos secudanrios - Shin-ra había producido bastantes cosas extrayendo la energía vital, de aquí que en un momento dado se fuese a pique, y entre esas cosas estaban remedios y medicinas para sus soldados.

No espera a que el otro le diga que si, va al baño y saca del botiquín una pomada, regresa.

- Por favor desnude su torso - dice sin dejo de verguenza o algo más, miraba directamente al profesor a los ojos, por primera vez desde aquella vez en que Fair les presentó

Mi camisa se había abierto dejando ver que tengo el brazo inmovilizado. Sus ojos me embelesan. - Kunsel.kun. te agradezco la preocupación, pero esto no es una herida si no una fractura del hueso. - no era un moretón o una herida en la piel, ni nada parecido, si no algo que hay que dejar inmovilizado y esperar a que el hueso se cure. Suspiro y me abrocho bien la camisa. No sé si contarle lo de mi enfermedad será algo que a él le importe, pero creo que debo hacerlo apra dejarle tranquilo. - Padezco la enfermedad de los huesos de cristal, pero es leve, así que no hay preocuparse, estoy acostumbrado. - le digo. Conozco de sobra los medicamentos de shin-ra y al menos hasta que me fui no existía ninguno que pudiera hacer nada por mí enfermedad, pero no puedo decírselo.

Parpadea.

- Entiendo... - sus ojos se opacan un poco, lo que demostraba su tristeza, no le agradaba ver sufrir a nadie, y el que el profesor sufra de ese tipo de enfermedad le hace sentir inútil - siento haberle incomodado profesor... - deja la pomada en un estante cercano. Mira a un lado, se sentía avergonzado por no escuchar antes de querer ayudar, ese era uno de sus defectos, intentaba hacer cosas por los demás a veces sin prestar la atención requerida.

- Si.. si gusta podemos terminar aquí... es decir, no tiene que quedarse... si se siente mal puede regresar a casa - él estaría un rato más, no quería descuidar la casa de Zack y a Yen.

Sonrío levemente de verle afectado. - oye, no te sientas mal por mí. Aunque es un fastidio me siento afortunado, hay gente que padece este trastorno y un aire muy fuerte hace que sus huesos se rompan y no pueden salir de casa o andar siquiera ya que su propio peso les supone una fractura. Además, ver tu preocupación me ha animado un poco, has visto lo malo que soy?- bromeo


Cuando dice que puedo irme me niego. - En realidad... llevo tiempo queriendo decirte algo y creo que ahora que estamos solos es el mejor momento. - suspiro y le pido que tome asiento conmigo a pesar de no estar en mi casa. - verás... yo... bueno, nos conocemos de antes, pero creo que no me recuerdas para nada.

Se sorprende bastante cuando le dice que tiene algo que decirle, parpadea un par de veces, pero se sienta en uno de los sofás de la sala.

- Algo que decirme?.. - pregunta y entonces el mayor comienza a hablar, su gesto demuestra aún más aquella sorpresa pues realmente no se imaginaba algo así - nos conocemos de antes?... a que se refiere profesor? - pregunta con aún más curiosidad - lo siento... a veces no tengo muy buena memoria con los rostros pero... yo hace poco llegue a japón... realmente no sé como es que pudimos conocernos

- Es que no ha sido aquí, si no en wutai, en shin-ra. - cuando menciono ese lugar me mira algo incrédulo.

- Yo era uno de los médicos, la guerra me era totalmente ajena, ya que con este cuerpo no hay manera de que luche, aunque de pequeño quería hacerlo no comprendiendo que era imposible. Me educaron para ser útil en la guerra y recibí una formación de médico. La primera vez que te vi venías con un brazo dislocado, una herida de 20 puntos en el costado y con la espada fuertemente aferrada sobre la camilla, entonces eras pelirrojo. No conocía a Zack, pero decías que tenías que volver con él, que no iba a poder él solo. Tuve que sedarte, aunque rompiste la aguja al removerte intentando levantarte....


Despertaste al día siguiente con la noticia de que habíais ganado y tu amigo estaba bien. Pasaste 3 días en cama, durante ese tiempo hablamos bastante, siempre que yo no tuviera que atender a algún herido. Creo que me miraste con cierta envidia cuando viste que leí bastante y yo... a ti te admiraba, después de todo eres fuerte y valientes, mientras que yo no puedo dar ni un puñetazo sin tener que ir al hospital. - le miro intentando saber si me recuerda.


- volviste un par de veces herido y luego una misión tuya se alargó, realmente no sabía si ibas a volver con vida, pero a mí, en ese tiempo, me dieron la oportunidad de dejar el campamento, estaba cansado de ver sangre y dolor, aunque sabía que no desaparecería por irme yo, quería que desapareciera de mi vida, así que me marché. Llamé alguna vez preguntando que había sido de ti, pero a pesar de decirles mi nombre no querían darme información "confidencial". - le miro con cierto cariño, en ese entonces estaba enamorado de él, de su madurez, de su sentido del honor y la amistad, de sus ojos encandilados cuando hablábamos emocionados de algún libro. - pensé que habías muerto. - digo sincero.

No dice nada, realmente no sabía qué decir, lo que el profesor le confienza es algo bastante sorprendente, y como si una punzada llegase a su cerebro comienza a recordar cosas, no es que lo hubiese olvidado del todo, pero habían pasado tantas cosas, recordaba a la persona pero no su rostro, aquellas pláticas, gracias a él había comenzado su amor por la lectura, no gracias a Genesis como creían todos en Shin-ra.
Pero al missmo tiempo que estaba feliz por por fin encontrar a esa persona que había sido parte fundamental de su pasado llegó también ese amargo recuerdo y la sensación de abandono.
Si bien Zack era su amigo y uno de los mejores, al ser tan hábil con la espada y siendo un prospecto para llegar a soldado de primera clase, pasaba mucho tiempo con Angeal, no es que le olvidase, pero no podía estar siempre con él, y en ocasiones Kunsel se sentía muy solo.

Al conocer al doctor tenía a alguien con quien se sentía a gusto, nunca fue de esas personas que hablaban con cualquiera, y de un día para otro se encontró otra vez solo.

- Yo creí lo mismo de ti - dice con voz seria, su rostro, su gesto se había vuelto un tanto duro, realmente pensó que había muerto y que por ello ya no estaba, nadie le dijo nada, ninguna persona se interesó u ocupó por intentar disipar esa tristeza.

Le veo más afectado de lo que esperaba. Después de todo, aunque pasábamos buenos ratos, solo le veía cuando una herida de guerra le llevaba a la tienda de medicina, no es que viniese a visitarme con frecuencia ni nada.

El verle afectado hace que mi corazón no se calle, en verdad, soy una mala persona que se alegra por el mal de la persona que quiere. - gomen, debí decírtelo antes, solo no sabía como y quería ganarme de nuevo antes tu confianza, aunque ahora no lo estaba consiguiendo. - digo con sinceridad, ya que sigo sintiendo un gran abismo entre nosotros. - Debí dejar una nota o algo, pero realmente no quería estar pensando en sí estarías vivo para leerla y pensé que podrían decirme algo en cuartel ya que trabajé allí 5 años. La verdad, tampoco le dije nada a nadie, mis enfermeras sabían que me iba a ir, pero... tampoco era alguien importante en el campamento, se debieron de olvidar rápido de mí.


- yo... siento haberme ido. - acaricio su brazo con ternura esperando que no se aparte. No le había dejado solo, tenía a todo su legión con él, no pensé que me echara de menos - gomenasai.

Le miraba de manera normal, bastante neutra de hecho, escuchándole atento con seriedad. Suspira, jamás pensó que se lo encontraría ahí, de esa manera, en el lugar menos pensado. Siente la caricia en su brazo y levanta los ojos para mirarle directamente.

- No te disculpes... - susurra sin separarse - ninguno de los que estábamos ahí éramos importantes como individuos para Shin-ra... pero después de todo lo que hablamos creí que yo era importante para ti... como lo eres para mi... y que de alguna manera te lo dí a entender - mientras decía eso no dejaba de mirarle a los ojos, en ese aspecto era como Zack, le gustaba decir las cosas en el momento y mirando directo a los ojos de quien le escuchaba

- Eras importante para mí, ni siquiera puedo confesarte cuanto, pero tienes razón, no entendí que yo lo fuera para ti. Siempre he sido muy inseguro en ese aspecto. Mentiría si dijera que no me lo pasaba en grande contigo, pero solo hablábamos cuando estabas herido, sé que tenías misiones, batallas y no tenías tiempo para eso, aún así... - le mantengo la mirada. - lo único que deseaba es que así fuera, ser importante para ti, saberlo ahora, 5 años después me hace muy, muy feliz. - bajo la mano, ya que no reacciona ni a bien ni a mal a mi tacto.

- aunque ahora te enojes conmigo, tengo que darte las gracias. - le digo con una media sonrisa. No se imagina lo feliz que me ha hecho, aunque no piense en mí de forma romántica si que lo ha hecho como amigo y puede que las cosas recobren algo de ese brillo que tenían hace 5 años.