Nuevo amor, nuevos dolores de cabeza priv-Kunsel

Le sonrío y le abrazo. - Claro, y cuídate tú también. Gracias, me has ayudado mucho. - le digo con una sonrisa en el rostro. - Nos vemos. - digo separándome y saliendo del piso.


Ya sé lo que tengo que hacer, tengo que ganarme esa confianza de la que solo goza Zack, tengo que demostrarle lo mucho que me importa y lo que haría por él, aunque sea desde un plano secundario, aunque consiga salir con esa chica o con cualquier otra. Si le demuestro mis sentimientos, cuando los descubra, aunque siga sin poder estar conmigo no me apartará definitivamente de su lado, ser imprescindible, dar mi mejor esfuerzo por ello. Le quiero, es algo que tengo claro y si tengo una mínima oportunidad que no amenace nuestra amistad; lo haré. Haré que me quiera todo lo que su corazón me permita.


Me voy a casa bastante sereno y esperanzado.

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Al otro día llega a casa de Zack, se le había hecho un poco tarde debido a una cita, que sencillamente terminó bastante mal, la chica era como todas las que conocía, solo estaba interesada en él por ser uno de los dueños del lugar donde trabajaría, y eso lo escuchó por azares del destino, había llegado antes de lo previsto y la encontró hablando con un sujeto con el que al parecer andaba.

- Konnichiwa Zack... sensei.. gomen, no quería llegar tarde... de hecho solo vengo a ... disculparme, realmente justo ahora no puedo tomar clases, no me siento bien *reverencia* nos vemos mañana - su rostro se notaba cabizbajo y sale del departamento, luego hablaría con Zack, aunque realmente justo ahora se sentía bastante traicionado y usado además

Kunsel lelga tarde a la clase, algo que nos sorprende a Zack y a mí. Me hubiera gustado salir detrás de él, pero como hacerlo con Zack allí. Damos la clase normal, pero Zack no tarda en necesitar pensar en que le ha pasado a su amigo y en llamarle. - lo dejamos por hoy. - digo cerrando los libros y Zack ni siquiera me dice nada más, se levanta y va a por el teléfono. Suspiro y salgo de allí

Compro dos tarrinas de tamaño maxi de helado de chocolate y voy a la casa de Kunsel. Llamo a la puerta y espero a que me abra la puerta.

Abre la puerta, llevaba puestos unos pantaloncillos de deporte y una playera sin mangas, se acababa de salir de bañar, la toalla estaba en su cuello impidiendo que el agua de su cabeza bajase por su piel mojando su ropa. Se sorprende al ver ahí al profesor.

- Hola pasa por favor... - le deja entrar, hacia unos minutos que había terminado de hablar con Zack así que dedujo que había tardado solo el tiempo en ir de casa de Fair a su departamento - siento no haber podido quedarme, por favor, toma asiento - no es que se pusiera a llorar Kunsel no era así pero aquella tristeza en sus ojos era suficiente para delatar su estado de animo - vas a una fiesta? - pregunta al ver todo el helado que llevaba

- konnichiwa. - digo entrando y tomo asiento a su lado y acaricio su abrazo de forma consoldaora. - No te disculpes, solo hay que verte para saber que es grave. - suspiro. - Sé que hace mucho que no nos veíamos, pero si quiere contármelo....

oh, esto? Es PARA ti, bueno, para los dos, no creo que te entre en el cuerpo dos de estas. Dicen que remedia los males. - me encojo de hombros y le sonrío antes de abrazarme a su brazo descubierto y apoyar la cabeza en su hombro.

- Oye no estoy tan flacucho como Zack - sonrie cuando le dice que no le cabrían dos de esas, y a diferencia de su amigo el todavía tenía buen apetito y le cabían hasta tres, pero no era de los que comían demasiado, siente como se recarga en su brazo, y por reflejo pone su cabeza sobre la del mayor. - lo de siempre... aquella chica, la que te conté, no es que me preocupe que ande con alguien más, sino que haya intentado usarme para entrar en la cafetería, Yoshiyuki-san tenía razón, no es solo cuestion de caras bonitas - suspira y aspira el cabello del mayor - hueles bien... - se separa con cuidado, buscando no ser brusco, toma la bolsa con los potes del helado y los saca poniéndolos en la mesita de centro, va a por unas cucharas y comienza a destaparlos - vamos a curarnos el alma - sonrie y le pasa la cuchara, toma el de cookies and cream y comienza a comer, una cucharada grande, se le inflan un poco las mejillas, estaba algo agitado aún a algo agitado aún

- ajajaj, ok, ok. A mí no me entran, desde luego. - le digo, una me la como sin dificultad, pero más...


Me hace feliz que se apoye en mí y no le moleste mi cercanía, pero escucho lo de la chica y me aprieto un poco más contra él. - a todos nos han engañado alguna vez. Siento de verás lo que te ha pasado, pero mejor haberte enterado ahora, no? - me sonrojo un poco cuando siento como aspira mi aroma y lo halaga.


Dejo que se separe y va a por cucharas. Rio por lo de curarnos el alma. - Oh, sí, eso de ponerse tantas horas debajo de una cascada y pasar días sin comer es de pirados, para purificar el alma lo mejor es el helado de chocolate. - cojo el mío de tres chocolates y sonrío con ternura viendo como se inflan sus mejillas. - No comas deprisa o se te congelará el cerebro. - le digo y pruebo mi helado, es de una marca buena y sabe bien. Le doy una cucharada a Kunsel para que lo pruebe. No sé como tranquilizarle, parece que acepta mi presencia en este momento y no le molesto. - Sabes? creo que sí me pasaré mucho por la cafetería. mE pirran los dulces, es más, me encargo de decírselo a mis alumnos, suelen regalarme cosas y prefiero que sea unas galletas o unos bombones que son baratos que un reloj o una pluma que reciben otros profesores. Son estudiantes y demasiado que tienen un detalle así, no es plan de que se dejen sus ahorros.

- No se congela... al menos no conozco a nadie a quien se le congelara - sonrie y luego prueba el helado de su amigo, no le importa que sea de la misma cuchara, siendo chicos no hay problema, no es la gran cosa, al menos para el. - te va - le da de su pote también. - bueno... entonces te esperaremos en la cafetería para deleitarte con todos los dulces... oh cierto¡ - se levanta y va a la alacena por unos pokys sencillos, y otros de almendras, los sencillos eran de fresa, vainilla, coco, chocolate y melón - estos saben bien con el helado - pone los pockys en la mesita de centro y unde uno en el helado se lo da a Ethan y después se como uno él - mmmm te apuesto los ejercicios de mañana a que no te comes un pocky... - cuando el sensei le mira con gesto de "no inventes" Kunsel continúa - pero este juego es así mira... me pongo el pocky en los labios y el primero que se separe pierde - lo había jugado con Fair y este siempre se separaba pues Kunsel se veía bien decidido, de hecho esos pockys habían sido el premio de la apuesta, se pone l pocky en los labios y se lo ofrece al profesor

- mm... gracias. - digo probando el helado. Pruebo el pocky que me da con una sonrisa, encantado de que me mime tan sencillamente.

Enarco una ceja con ese juego de coqueteo. Sonrío y con algo de vergüenza me coloco frente a frente. Anda que... jugar a esta cosas a mi edad. Después de todo, no puedo perder. Empiezo a mordisquear el pocky con los ojos clavados en los suyos, sin mirar que distancia están nuestros labios, solo sintiendo que las olas de sus ojos se me echan encima como un gran tsunami.

Sonrie cuando el otro accede, todo sería bastante fácil y sentía que iba a ganar como siempre, sin embargo el rubio no se hacia para atrás, aquello le pone algo nervioso, pero no se daría por vencido, siente el aliento del mayor cerca de sus labios, da otra mordida al pocky, roza lentamente los labios del profesor, solo faltaba un trozo, el primero que diera la mordida ganaría, aunque de pronto siente como se quedan los dos estáticos, le miraba también a los ojos.

El ex soldado aprecía terriblemente decidido de su triunfo. Finalmente queda un pequeño trozo entre los labios de los dos. Mis ojos están entrecerrados de placer y vergüenza. Casi le estoy besando y esos ojos están sobre mí. El corazón me late a mil por hora y no solo eso, me estoy excitando. Ladeo la cabeza y atrapo ese trozo con la lengua tocando con ella sus labios y también con los míos. Sin apartar los ojos de él me separo muy despacio sin saber que hacer o decir. Estoy tan increíblemente feliz por ese casi beso.

Se relame los labios de pronto, de manera inconciente.

- Mmmmm esto es un empate.... pero no puede ser... realmente quiero no quiero hacer los siguientes ejercicios del libro - dice seguro y le pone un pocky en los labios al profesor- esta vez es mi turno, si te quitas entonces gano yo - comenta y empieza a comerlo, pero esta vez más despacito, con mordidas pequeñas, lentas, como si de cierta manera estuviese seduciéndolo, se acerca un poco más, los cuerpos de ambos estaban muy juntos, casi llega a sus labios cuando su celular comienza a sonar - permíteme... Zack?... si estoy bien no te preocupes si?

- qué? otra vez?- el menor me pone un pocky en la boca sin que me pueda negar. El rubio hace de este juego una tortura digna de la santa Inquisición. Para poder morderlos casi se echa sobre mí, además lo hace con una calma sofocante, me da miedo que oiga el latido de mi corazón galopante, si no llega a recibir esa llamada le habría besado. Me quito el pocky de la boca mientras habla y miro al techo. ¿qué hago? le pido que lo dejemos? haría lo que fuera por sentir esos labios, cuando se los ha lamido me ha parecido tan sexy... de no llevar unos amplios pantalones, creo que mi sexo semi erecto se notaría bajo ellos. Cuando no mira cojo un cojín y lo pongo entre mis piernas para mayor seguridad.

Cuelga y se da cuenta de que se ha puesto un cojín pero no le hace mucho caso pues igual y quería algo en que apoyarse - bueno, Zack a veces se preocupa más de la cuenta - dice sentándose nuevamente cerca del profesor - donde nos quedamos?... oh si... pero empezaremos de nuevo porque ya así no vale - le pone un pocky de coco - me gusta el coco, sabe bien, no es tan dulce como el de fresa - vuelve a empezar a comer, pero esta vez entecierra los ojos, el objetivo era hacer sonrojar al adversario y ponerlo nervioso, se inclina un poquito más, cualquiera se hubiese puesto como tomate y echado hacia atrás declarándolo vencedor

Me ha dado algo de tiempo a serenarme. - oye... tienes que hacer tus deberes, aquí él que tiene que aprobar eres tú no yo, yo ya lo hice en su momento.


Estoy en un gran dilema... le dejo ganar? pero eso no es bueno para él, tiene que aprobar el examen. Y si le dejo seguir... entonces es malo para mí!! En un momento casi cedo echándome a penas para atrás, según se acerca, pero no suelto el pocky. sU BOCA sigue avanzando y ya está casi encima... Mis mejillas queman.

Observa el sonrojo del mayor, realmente la situación se estaba tornando algo diferente a como siempre jugaba con Zack, con él pelinegro era solo eso un juego, y nunca había pasado nada como lo que ahora estaba pasando con Ethan, se inclina un poco más y sus labios terminan del pocky, pero además deja que el momento lo lleve y sus labios prueban los ajenos, degustando esos labios con cuidado. Cuando se da cuenta se separa.

- Lo siento... yo... - sus palabras eran suaves, y no deja de mirarlo, de hecho ese "lo siento" era simplemente por decir algo, porque no lo sentía y eso era lo que le tenía un tanto confundido

Mis labios se quedan inertes con ese beso, siento mis ojos a punto de soltar lágrimas de la emoción. Me encaramos encima suya poniendo una pierna a cada lado suyo y clavo mis pupilas en las suyas. - te quiero, te... quiero... Yo no te traicionaré, me quedaré contigo si es lo que quieres.


Me lamo inconscientemente los labios antes de besarle apasionadamente. las lágrimas ruedan por mis mejillas por el meido a que me aparte y me eche de su casa y por la alegría de estar besándole. Sus labios son exquisitos, saben a cookie, a chocolate, y a coco, además de su sabor, cuántos años arrepintiéndome de no besar esos labios me pesan como una losa en este momento, en el que estoy comprobando lo suaves que son sus labios y lo sabrosos que son.

Se sorprende ante esa confesión pero los labios del mayor le envuelven en un sentimiento bastante nuevo y delicioso, su sabor, lo terso de sus labios, no era como besar a una chica, era más intenso, no se separa, realmente esta confundido, que hacer? no tiene idea pero por ahora, solo quiere que no termine. Sus manos acarician los costados de aquel cuerpo un tanto frágil.

- Ethan... - es lo único que alcanza a salir de sus labios, corresponde cada beso, de forma profunda, sin titubeo alguno, su mano acaricia esa nuca y le atrae un poco más

Que diga mi nombre en un momento así me excita. Elcojín ha caído y mi erección queda a la vista. Sentir sus manos en mi cuerpo me enciende haciendo que el beso sea más y más intenso. Mi lengua acaricia la suya sin vergüenza.

Mis lágrimas, empapan sus mejillas en ese beso que ninguno queremos terminar. Al notar su mano en mi nuca automáticamente mis brazos se enlazan alrededor de su cuello.

Me levanto esperando a que me siga a su cuarto, cuando se pone de pie frente a mí, le agarro de la camieta haciendo que me mire. - te gusto, aunque sea un poco? - le pregunto desesperado por oír una palabra de cariño suya.

Las yemas de sus dedos acarician las mejillas del mayor con sumo cuidado.

- Si - no mentía, el hombre era atractivo y en esos momentos su razón estaba perdida en ese cuerpo y esos labios - Ethan... eres muy lindo - dice con esa voz grave que le caracterizaba, no era ronca, era varonil, bastante atrayente y en ese tipo de susurros mucho mas, llegan a la habitación, no se preocupa por apretar el interruptor de la luz, le atrae para besarle nuevamente, caminan hasta la cama, pero en vez de recotar al mayor se recuesta el, pese a que no hay luz en la habitación, la claridad de la luna que da justo en la ventana de la habitación ilumina aquel cuerpo tendido sobre las sábanas, un cuerpo y unos labios que corresponden a esos besos sin tardanza

Sus dedos sueltan chipas en mi piel y cuando sus labios vuelven a tomarme me pego a él queriendo sentirle más y más. Esa voz susurrando, no sé si es por estar tan excitad, pero me altera mil veces más que cuando ayer me hablo al oído. Esa voz tersa me arrastra a la cama. Estoy algo preocupado de ser el pasivo, realmente nunca he recibido a nadie por detrás y no sé si Kunsel sabrá prepararme.


Para mi sorpresa se tumba debajo. Me quito la camiseta mostrando mi pecho desnudo, la venda sigue en mi hombro, pero no me molesta casi. Creo que él no es muy ,consciente de esto, yo sí. En mi cabeza no paran de circular a toda velocidad lo que ocurrirá mañana. Me odiará, quizás no quiera verme más, a lo mejor se siente traicionado, a lo mejor me pegaría si no fuera por mis huesos....

Muchos finales, pero ahora... le tengo postrado ante mí, no es como si pudiera ignorar eso. Me tumbo sobre él y meto las manos debajo de esa camisa sin mangas y él se levanta permitiéndome deshacerme de la prenda y tocar directamente su piel. Su cuerpo es de infarto a diferencia del mío, la luz y las sobras hacen milagros con ese cuerpo, mirándole entiendo porque los griegos solo consideraban hermoso el desnudo masculino hasta siglos más tarde. - kunsel-kun. - beso sus labios, mientras mis manos acarician sus muslos. Ahueco en un momento su mejilla en mi mano mirando esos ojos verdiazules, antes de volver a besar sus labios. Me muevo contra él, siente mi erección intento provocar la suya. Ojalá no se dé cuenta de que soy virgen pienso a duras penas mientras beso su pecho con ternura.

Sus manos en su piel es bastante atractiva, sus manos también comienza a desvestirle, le miraba a los ojos sin detenerse, traga saliva, aquel cuerpo era tan frágil, no quería lastimarle, no sabía como hacer eso, es decir, hacerlo con un chico, realmente era la primera vez, odiaba a Zack por nunca hablarle de eso, pero era obvio, jamás le preguntó, nunca tuvo la curiosidad.

- Eh¡ - se sorprende un poco pero sin separarse al sentir el sexo contra su cuerpo, se sentía duro, era raro, era... su curiosidad lo lleva a tocar por encima de la ropa, haciendo que Ethan se sentase en sus piernas, comienza frotando un poco, para depsués meter su mano en la abertura del cierre, masajeando, tal vez era algo el morbo, la curiosidad, la situación, pero empieza a masturbar más directamente, los gemidos del mayor y su rostro lleno de placer hace que comience a excitarse también

Le miro algo avergonzado cuando exclama por sentir mi sexo. Mi piel de por sí es blanca, pero con la luz de la luna parece desvaída y el rosa de mis mejillas se ve destacado por esto. También me preocupa su miedo a tocarme.

El cual se esfuma cuando su mano empieza a acariciar mi bulto. - aah... kuns... aaaah- mi voz es agitada, no como la de una mujer, pero sí con cierto toque afeminado y virginal. Me aferro a sus hombros gimiendo bajito y dejándole ver un rostro sensual en exceso. Intento mantenerle la mirada, pero hay un momento en que es demasiado y me muevo contra esa mano. - quiero... estar dentro de... ti... ah... - digo totalmente avergonzado y convencido de que se negará, es pedirle demasiado a un heterosexual, pero no puedo evitar querer eso de él.

Las palabras le tensan un poco, mira al sensei directamente a los ojos, su respiración agitada por ahora le hace comportarse menos inhibido, su mano acelera un poco más la masturbación, no contesta, le besa, aunque realmente ese era un si, no sabía totalmente que significaba aquello, o tal vez no quería verse totalmente consciente de la situación. Sin embargo por ahora disfrutaria, de esos labios, de esas caricias, sus besos caminan hasta el cuello del profesor, su lengua prueba ese sabor

Se separa poniéndole en la cama, comenzando, o mejor dicho, terminando de desnudarse frente al profesor, al tiempo que el otro hacia lo propio, su cuerpo totalmente desnudo se mostraba ante Ethan. Le atrae para besarle nuevamente.

Esa mirada tensa me hace encogerme un poco, cosa se desaparece cuando masturba más aprisa. - aaah... aah... - sus labios me callan y besan una sonrisa en mis labios de felicidad.


Le abrazo por la nuca mientras lame mi cuello y yo ladeo la cabeza dejándole sitio.


Mi sonrojo se extiende por todo mi rostro cuando le veo desnudarse, claro que ya había visto ese cuerpo antes, después de todo conozco varias de sus cicatrices, lo único que no he visto es... baja sus bóxers y veo el tamaño de esa cosa. Eso me hace apresurarme a desvestirme también. Los dos estamos de rodillas con la respiración turbada y los abrazamos besándonos con pasión. Nos enlazamos como dos serpientes, tratando cada uno de apoderarse lo más posible de la carne del otro, todo vale, besos, lengüetazos, caricias, mordiscos, pellizcos.

En mis venas ya no hay sangre faltas de minerales, hay fuego descontrolado. Le tumbo en la cama y me echo sobre él. Con un poco de recato humedezco mis dedos mostrándole una faceta sexy e inocente, que se esfuma cuando esos dos dedos que acariciaban su abdomen se introducen en su trasero, buscando el punto adecuado para darle placer. Mis labios descienden por su cuerpo, a veces toma el relevo mi mejilla que se deleita de sentir esa piel suave y llena de cicatrices con tacto rugoso y varonil. lE Miro a los ojos mientras mi lengua abro los labios de su orificio uretral antes de darle un beso al glande.