Otro nuevo miembro en camino

- jaja, bueno, de la paella no mucho, vamos a ver al Tenzo en todas las comidas así que apuntalas cuando llegues a la habitación y si tienes alguna duda le puedes preguntar a él.


- Puff... he comido genial. Aunque tus berenjenas son mejores, si les añadieras esa nuez de la india que hemos usado te quedarían espectaculares.


Asiento cuando dice que si nos podemos ir. El Tenzo al despedirnos insiste en que nos quedemos al postre y al té, pero nos disculpamos diciendo que estamos algo cansado, pero insiste en que nos llevemos el té de flores con canela y nos lo prepara para que nos lo podamos llevar. Al contrario que el resto no mira el abdomen de Zack ni nada y acabamos hablando un poco con él antes de irnos.


lLEGAMos al cuarto donde yen está echando su siesta y solo levanta la cabeza al vernos pasar y se hace una bolita de nuevo para dormir. - Zack... han... - sirvo el té para los dos y me siento con las piernas cruzadas tendiéndole una taza. - quieres que pidamos el resto de comidas a la habitación. Si te sientes más cómodo...

Aunque fuera hace agradable y el Sol está en lo más alto de la cúpula celeste, dejo que el té me caliente en las manos y no soplo para enfriarlo, si no que me lo tomo a pequeños sorbos que me abrasan los labios.


Mis labios calientes reciben a los del menor con gusto, como la hoguera de una chimenea espera calentar a aquel que pase por allí. - y yo a ti y lamento por lo que tienes que pasar, pero ya queda muy poco. Antes de que nos demos cuenta tendremos una cosa pequeña llorando todo el santo día. - dejo la taza en una mesa redondee baja y le paso un brazo por la espalda y apoyo la frente en su hombro. - podemos pasar toda la tarde en las piscinas del onsen, así que no nos molestará nadie.

- ok. - me bebo el té teniéndole abrazado al cuello y me separo lo justo para darle un beso profundo.

Cojo toallas para ambos y andamos hasta el vestuario dodne dejamos nuestras ropas y nos adentramos en una pequeña piscina de rocas y vapor. - No es muy grande, pero para nosotros dos está bien, incluso podemos nadar un poco.


Me quito la toalla de la cintura metiéndome en el agua. - aaaaaah! - exclamo al meterme dentro y sentarme en un escalón


(hasta mañana)

Me apoyo en un saliente de roca sumergido y dejo que mi amante se acomode a mi lado. - definitivamente. - digo cerrando los ojos escuchando que nos hacía falta y que se siente muy bien.

- Mañana tenemos el onsen menos tiempo, pero deberíamos aprovechar y darnos otro baño. Visitaremos el templo y podemos ir a una clase de yoga o taichi. Y tendremos tiempo de meditar. Y en la noche volvemos a casa.

Veo su carita por debajo de la mía, alzándose hacia mí y beso su frente. - Mi hermoso amor. - apoyo mi nariz en su pelito totalmente relajado. - me alegra haberte traído.

Me encanta como me besa mi amante, mi mano se siente cómoda en su baja espalda, pero es demasiado traviesa como para resistirse a dar un apretón a uno de esas nalgas prietas.


- Cuantas veces te tengo que decir que no agradezcas. A mí también me hacía falta relajarme, estar contigo, alejarme un poco de la rutina de vez en cuando, aunque contigo la rutina es nueva. - acaricio su pelo y beso su frente. - te amo mi amor, por eso no debes agradecerme, solo quiero estar contigo todo el tiempo posible.

- te dan miedo? Bueno, yo estaré contigo, te lo aseguro. No te dejaré solo por nada del mundo.

- y yo a ti, te amo, zack, mi amor. - sonrío cuando dice mi nombre. me la devuelve encendiéndome solo con sus besos. Se distancia sonriente y me invita a nadar con él.


Le sigo nadando hasta la otra orilla donde le agarro de la cintura con dulcura depositando un beso en su cuello y luego me separo nadando hacia otro lado.


Luego me sumerjo nadando hasta el fondo y nado a ras del suelo antes de salir y acercarme a mi amante y darle un piquito.

Sonrío al oírle y después de nadar me acerco a la orilla saliendo al impulsarme con los brazos y me siento a su lado. Me rio por su broma y me pongo una toalla alrededor de la cintura. - voy a por unos refrescos, sientan muy bien después del baño. - le aseguro y beso su frente antes de salir del onsen e ir a una máquina expendedora.


Vuelvo con dos refrescos y le tiendo uno sentándome a su lado con las piernas en el agua. - aquí tienes. - tiro de la anilla y doy un trago largo. - aaaash! - sonrío y me apoyo en su hombro. - si te pusiera trajes de maternidad sería porque no hay nada que no te quede bien. eres demasiado sexy, incluso embarazado.

Tomo su mejilla entre mis dedos mientras me besa largamente. Le escucho viendo como acaricia su abdomen y besando su hombro en besos castos.

- Te sedarán y no te enterarás de nada, seré yo él que esté fuera muriéndose de la angustia y quedándome sin uñas. - sonrío. - Pero, Ciel no ha dicho que sea peligroso, verdad? no más que cualquier cesárea, cierto?


Nos metemos en el agua y luego vovlemos a la habitación. - Bueno, cariño, creo que las mujeres, aunque tengan mucha tripa consiguen tumbarse. - tomo su mano cayendo de rodillas y la beso dirigiéndole una mirada amorosa antes de tumbarme a su lado. - Pronto nos toca llevar acabo el celibato. - digo echando cuentas de que ya apenas queda nada para que la cuenta atrás se ponga a un mes.

- quién sabe... cada vez estás más inactivo. - le sonrío acariciándole el pelo una y otra vez. -

- El dolor sosiega. - digo cuando se me abraza y beso sus labios suavemente. - oye, es la hora de cenar, puedo ir y hacer algo en la cocina y traerlo aquí. ¿te apetece? No deberías estar sin comer.- froto mi nariz con la suya. - te quiero.

Traigo una gran bowl de macedonia de frutas con yogur. Abro los ojos preocupado sin perderle de vista mientras cierro la puerta corredera. Ha estado llorando.

No dice nada respecto a eso y solo se pone a hablar de cualquier otra cosa. Me siento a su lado escuchándole, pero bastante angustiado. Tiene miedo y no me lo dice, eso es porque estoy totalmente inseguro de lo de ser padres y el parto... y todo lo demás. O quizás el que no confiesa sus miedos soy yo.

- Comerá lo que le hagas, estoy seguro de ello. - le tiendo unos palillos. - itadakimasu. - comienzo a comer despacio.

Le miro sin entender porque dice que le conozco muy bien, no es que sea mentira, claro, solo no sé el motivo de que lo diga ahora. Me extraña aún más lo que dice luego, es decir, me alegro de que la macedonia le calme, pero tampoco es que supiera hasta que volví a la habitación que le hacía falta eso, calmarse, además, solo traje algo ligero como pidió.

Me rio cuando se despeina, y al oír lo que le cuesta tragar la comida poco masticada, y me acerco besándole en profundidad. Sonrío por lo cursi que es, además de adorable. - oye, no te expresas mal, no eres un maestro de la retórica, en eso coincido contigo, pero te he entendido, vale? - beso su mejilla. - no comas tan deprisa, sí?

Sonrío por su beso. - eh, no eres ningún bruto, solo te falta lenguaje cursi, que yo poseo por mi trabajo. - difo riendo, pero me detengo cuando delinea mis labios con la yema de su dedo.


Acaricio su pelito mientras besa mi cuello. - Sí, recuerdo nuestro primer beso. Estabas contra la puerta de tu piso. Me acerqué y te levante la barbilla, te rodee el cuello con un brazo, estás rojo, y apoye mis labios en los tuyos y los acaricie. Cerré los ojos, pero tú tardaste en cerrarlos, las pestañasme acariciaron el pómulo al caer escondiendo tus zafiros. Y al acabar apoyaste tu frente en la mía sin abrir los ojos y me dijiste que estabas feliz. - sonrío ampliamente al recordarlo.