Otro nuevo miembro en camino

Le hago una foto y le pido a una pareja que nos haga una foto bajo el torii. Les agradecemos y miramos la foto. - quedo estupenda, cierto? - le cedo la cámara a Zack que le hace fotos a los puentes y farolillos. Nos subimos a un puente y miramos las carpas desde arriba. - sabes? hay un día de los niños en Japón. Se cuelgan carpas, ya que nadan contra corriente y simbolizan el esfuerzo constante contra las adversidades, colgándolas se les desea suerte en la vida. Mi madre debe de guardar la que usaba para mí, siempre me quejaba de que era la más pequeña de las tres.


Miro a Zack preguntándome si tendremos conflictos a la hora de inculcarle valores y cultura al niño. No es que sea budista o algo así, pero al estar en Japón es normal que asimile esta cultura, aunque sea abierto.

- así es. - sonrío escuchándole, a veces me lee el pensamiento. - yo también lo creo. - le digo cuando dice que lo mejor es criarlo como un japonés.


- E iremos, cuando sea completamente seguro. Te dije que te acompañaría.


- oh, mira, hay un pequeño jardín de bonsais. Es complicado cuidarlos, lo intenté una vez y acabó hecho un desastres, no murió, pero crecía y se salía de la maceta.

- jajaja, sí bueno, nos gusta la belleza en todas sus vertientes. Aunque hay que reconocer que nuestro fuerte son las cosas pequeñas, los detalles.

- sí, cariño, cuando empieza el período imperial. - digo divertido. - En ese entonces la homosexualidad era algo muy común, al estilo de los griegos y sus discípulos, los aprendices de samurai tenían relaciones con sus señores, formaba parte de aprendizaje, aprender los aspectos de un hombre experimentado, el shudo o camino del joven. Luego con el Meji se reprimió por occidentalizarse. Y, aunque es legal ahora, ya nunca será tan aceptado.

lE MIRO pícaro. - esta noche seré tu daymio.

- Wow¡ eso no lo sabía¡¡¡ -. dice sumamente sorprendido, ladea la cabeza cuando le dice lo del Daimyo

- Mi qué?.... - su gesto era totalmente cachorresco y bastante atractivo pues era ese aire infantil lo que más llamaba la atención de su manera de ser

Cuando Hatori le explica se sonroja bastante y camina con cierta rapidez.

- B-baka... - farfulle a lo bajo pero sumamente contento también, esa sonrisita traviesa se dibujaba en sus labios aun sin darse cuenta

(perdón me cambie de cuarto n n)

- tu señor, y como tal debo enseñarte muchas cosas. - digo divertido ante la cara que pone cuando se lo entiende. "que guapo es" non puedo evitar pensarlo en cuanto le miro, parece tan inocente e ingenuo, pero yo sé que solo lo es para lo que le conviene.

Me rio cuando me dice idiota, me apresuro y le tomo de la cintura encontrándome más carne que de costumbre sin que ello me importe.

- este onsen está pegado a un centro budista, por lo que será normal verlos pasear por aquí, ellos imparten las clases de yoga. Podemos visitar el templo a algunas horas del día.

Me rio cuando se imagina como un monje budista. - Desde luego habría sido auténtica pena, ni te lo imaginas, una catástrofe nunca antes vista. - le miro con ternura.


- Mira allí hay uno. - le indico sin que sea molesto para el monje que transporta con solemnidad un rollo que supongo será un sutra. - Oye, si tienes hambre o algo, tenemos algo así como libre acceso a la cocina, no como si fuera nuestra casa, pero podemos ir y preparar algo por nuestra cuenta.

- Supongo que sí. - digo mirando al monje. - Aunque tampoco es para mí.


- oye! jajaja, te lo decía por si querías que yo te cocinara a ti. Además, a la hora de las comidas el tenzo del monasterio nos enseñará a cocinar algo tradicional, así que no debes de estar cocinando salvo entonces. Solo te lo decía por si te daba un antojo de esos tuyos. - sonrío de ver la carita de ilusión de mi amante. - solo quiero que descanses y disfrutes de la cultura relajante japonesa que nos proporcionan los onsen.

- quieres meditar? Puedes estar tanto tiempo quieto? - sé que últimamente está en un modo menos super de energía, pero creo que se aburrirá meditando, no sé si aguantaré yo media hora. - bueno, como quieras. Tenemos tiempo de todo


Miro a mi prometido detenidamente cuando habla de valores. No es solo transmitirle una cultura, si no una forma de ser que sea válida para cualquier persona y situación. ¿puedo inculcarle algo así a un bebé? me muerdo el interior de mi mejilla derecha pensándolo. - así es. - digo besando su frente.


- oh, mira, los ciruelos acaban de florecer.


(iré a cenar)

- sí que la he visto. - digo recordandola también cuando mi amante la menciona.


- ok. - digo accediendo a su petición y me apoyo en el tronco de color caoba y sonrío naturalmente. Luego me acerco y le miro ¬.¬ - TÚ álbum? Pensé que estás fotos eran para el de los dos, se puede saber que álbum es ese, eh? - digo agarrándole por detrás del cuello para que no escape.

- Cariño, no sabes mentir, pero sí poner cara de bueno, aunque no te sirva de nada conmigo. Y, mi amor, te he dicho que los jardines japoneses son todo armonía e intentan representar un paisaje idílico, creeme que dudo mucho que haya un puesto de dulces que mancille algo tan cuidado. - le fulmino con la mirada unos segundos antes de soltarle.


Suspiro pesadamente. Aunque seamos una pareja totalmente estable, eso de que tenga ese tipo de fotos de mí y las "coleccione" me hace sentir algo acosado.

- No estoy enfadado, bueno, solo un poco, pero es más avergonzado que otra cosa. No soy un ídolo o algo así para que tengas fotos mías. - le acaricio la mejilla. - va, va, enserio no estoy enfadado. - le dedico una media sonrisa. - pero... arg! me resulta extraño, pero bueno, debo intentar comprender esta rareza tuya, no? No estoy tan acostumbrado a las cámaras como tú, por eso me he molestado un poco.

(perdón¡ visitas u u)

- Pero son fotos que no muestro a nadie... no sé Tori... siento que es la manera en que mis recuerdos quedarán aun después de que muera... - agacha un poco la mirada

- Cuando ibamos a las misiones me hubiese gustado llevar una cámara o poder tomar fotos en cualquier momento,... sentía que así, aunque muriera las personas sabrían que había vivido aventuras, o que tenía a mi lado gente bastante buena y entregada a su trabajo... - le abraza

- disculpa mis manías

Le rodeo con mis brazos. - está bien, está bien. Lo entiendo, sí? Siento haberme puesto como una fiera por algo así. - sonrío besando la cima de su cabeza. me sorprende que piense en esas cosas teniendo 22 años, pero cuando estaba en la guerra podía morir en cualquier momento, así que no es tan extraño que se le pasaran ese tipo de cosas por la cabeza. - pero, oye, la gente que te conoce eso ya lo sabe, no? Si son cercanos a ti, no necesitan fotos para recordarte o recordar a aquellos que estuvieron a tu lado, porque ya los conocen, cierto?

Enarco una ceja cuando me besa en el cuello. - oye, quieres que nos echen de aquí por exhibicionistas? estamos en un lugar de culto. - le sonrío y acaricio su pelito. - no volveré a meterme con tus hobbys, lo prometo.


Se oye sonar una campana. - bien, es la hora de comera. vamos? Tenemos que dejar a Yen en la habitación y ponerle la comida antes de dirigirnos a las cocinas.




Después de dejar a Yen ocupada con su bowl de carne entramos en un comedor donde hay otras parejas y familias, no muchas, supongo que los que vengan al onsen querrán la comida hecha.

-Buenas tardes, amigos. Me llamo Shinnosuke y soy el Tenzo del Templo. Veo que han preferido venir a aprender algo de cocina budista. Así que si no se han lavado las manos vayan haciéndolo mientras les cuento. - un hombre con un delantal blanco empieza a sacar todo tipo de cosas naturales. Nos lavamos las manos y atendemos - Bueno, como sabrán la comida budista es vegetariana, conocida como zhāicài en mi tierra natal, China o shōjin ryōri aquí. Para los monjes budistas los alimentos son medicamentos, y que todo alimento que ingresa a nuestro cuerpo pasa a formar parte de nosotros mismos, determina nuestra salud y moldea nuestros cuerpos. Pero no se preocupen que hambre no van a pasar, si algo se nos da bien a los cocineros en estos templos es imitar la carne con los propios vegetales, si algún monje se comiera un chuletón cayendo en la tentación quedaría muy frustrado con mi cocina. Así que vamos a ello. El tufo y la soja es lo más usado. Prepararemos una paella vegetariana,berenjenas rellenas de tofu y nuez de la india y tortitas de setas con calabazas. Les he dicho que no se van a quedar con hambre. Los ingredientes ya están todos cortados así que les enseñaré como se hace cada plato y les encomendaré un paso del mismo. Vamos a ello. - las explicaciones del tenzo son sencillas y amenas. A Zack y a mí nos toca rellenar las berenjenas y ponerlas en el horno. - te diviertes? - le pregunto chupándome un dedo manchado de nuez triturada.

- Lo siento, cariño. Pasaremos toda la tarde en el agua y nadie te molestará. - le aseguro. A mí también me molesta y mucho, alguno ya se ha ganado una mirada asesina de mi parte, pero no sirve realmente, siguen mirando, aunque con más disimulo. - terminamos nuestro plato y esperamos un poco sentado en una larga mesa a que la paella este lista y sirven todos los platos a la vez como es costumbre.

- No te disculpes. Adoro esa creatividad culinaria tuya. Y sí, está delicioso, todo. - cojo un poco de pan con semillas de sésamo y también bebo un minivaso que nos han servido de leche de soya con algo de licor de hierbas que pica en la garganta, pero es un picor delicioso. Le devuelvo la sonrisa a mi amante.