intentando disfrutar mi nuevo hogar...(?) (LIBRE)

Salgo al jardín ya que habían anulado una clase y aún faltaban varias horas para ir a trabajar. Atravesé el jardín llamando la atención como siempre, siempre me han dicho que parezco un príncipe del siglo XVIII y últimamente me miro en el espejo y si que me parezco un poco a uno ahora que estoy dando ese siglo. Con esa llamativa chaqueta negra que tan bien le quedaba combinada por una camisa de botones de plata y un pomposo pañuelo del mismo color cayendo hasta mi ombligo, pero bien sujeto a la camiseta, además de esas botas elegantes y pulcras, con unos pantalones ajustados que parecían mallas. Mi cabello ni largo ni corto hondea con el viento. Sin esta vestimenta soy bastante poca cosa, aunque tengo un buen cuerpo que entreno y mi rostro tiene cierto encanto. La gente seguía sin acercárseme mucho, solo venía con ropa normal cuando debía limpiar la chaqueta que no solía mancharse realmente.

No me importa estar solo, así no me arriesgo a que nadie sepa en que trabajo, no debería de estar a la escuela a mi edad, pero las cirscunstancias no me permitieron acabar mis estudios. Acabo este año y podré dejar lo de ser un Pet, es un buen trabajo, pero cuando me toca algún viejo verde... prefiero no pensar en eso. Cuando acabe el curso podré despedirme de eso y acostarme con quien quiera, eso si consigo la beca para la universidad. Me quedo parado en un punto, dejando que el aire me acaricie, sé que es algo de película, pero siempre me gusta pensar que el viento me arrastra y me lleva lejos de todo, lejos de las preocupaciones económicas, de mi apetito sexual, de esta soledad que sobrellevo, pero de vez en cuando se hace pesada... Solo salir de aquí... Cierro los ojos, ya piensan que soy un bicho raro, que me quede aquí parado no debe de sorprenderles.

Saco unos papeles de mi bolsa para ver lo que había pedido mi cliente, sería mejor que llevase practicadas las posturas para esta noche, odio los clientes exquisitos, hasta me ha indicado como tengo que ir peinado, dios, parece que quiere que me parezca a su primer amor y me llame Paris. Esto es muy fuerte. Sigo andando, pero un viento que me viene de frente y hace que se me vuele el papel. Mierda. Salgo corriendo detrás de él, con toda la ropa que llevo aleteando por el ciento, además del pelo que no para de entrometerse entre mi vista y el papel. Por suerte no tengo problemas en seguirlo ya que corro bastante.

El papel choca contra el pecho de un niño bastante mono que es un neko, los nekos son monos se los mire por donde se mire, pero ahora tengo que coger el papel y evitar que lo vea. - Perdona pequeño, me lo devuelves? - le pregunto con una sonrisa inclinado ahcia él y con una mano extendida. Que no lo mire, por Dios.

Según estoy dejo caer algo de mi peso hacia delante e hinco una rodilla en el suelo para verle bien a los ojos, la chaqueta se arruga toda a mi alrededor. - Siento que lo hayas visto. - me encojo de hombros y lo recupero. Le subo la barbilla con la mano. - cómo te llamas, chico?. - al alzar la vista se encuentra con una de mis encantadoras sonrisas. - Yo me llamo Gilbert.

- Me guardarás el secreto, ¿verdad? - le lanzo un guiño sensual y cómplice.

- Eres supermono, seguro que eres popular, ya dejo de hablar contigo que seguro que espanto a la gente, que soy como un repelente social. Cuídate, sí? Te debo una. - apoyandome en mi propia rodilla me enderezo, me doy la vuelta con a chaqueta hondeando a mi alrededor y me alejo.

Me detengo y giro la cabeza por encima del hombro viendo como el mocoso se descojona, así, literalmente está por los suelos partiendose de risa. Loa alumnos que están por allí le oyen y se empiezan a reír también y a soltar todo tipo de comentarios hirientes sobre mis ropas, llamandome friki y principito.


Dejo de mirar al crío cuyo nombre ni siquiera me dijo para mirar algunos rostro de los que no paran de señalarme con el dedo. Me sonrojo, los insultos no me importan, al menos no la mayoría, pero me duele ese tipo de actitud del chico, yo solo quería ser amable y su única respuesta es esta, reirse de mi forma de ser, puede que sea anticuada, pero tan mala es? Cierro los ojos un par de segundos, antes de dar dos pasos temblorosos hacia la dirección que seguía antes de detenerme, para luego reanudar un paso firme que me caracteriza. Ahora todos comentan que me creo un príncipe, y que me creo mejor que nadie. Solo quiero llegar a mi cuarto y prepararme para el trabajo, solo eso. Una ducha, una cerveza y a preparar la indumentaria y alguna frase que otra. Salgo del jardin finalmente.

Soy ajeno a todo lo que ocurre en el jardín después de mi salida, el chico me da alcance en un pasillo que lleva al vestíbulo.

¿señor duende? A qué coño viene lo de duende? no soy muy alto, pero tiene gracia que me lo diga este enano. - Vale ya con la puta broma, no? Vete a comentarla con quien quieras y déjame en paz. - Llevaba ya un mes en la escuela y la conocía bastante bien, no suelo perderme y tengo abstante sentido de la orientación, pienso en correr, pero para qué¿¿?

Freno de golpe dándome la vuelta y el chico choca conmigo y caemos los dos al suelo. - Au! Joder, estás bien? - digo olvidándome del rídícuclo que me hizo pasar y sacando el lado bueno de mí, sí, ese del que se ha reído vilmente. Me levanto y le ayudo a él a hacerlo.

Cierro los ojos unos segundos y cuando me responde le miro, no con dureza, odio, rencor o desconfianza. Si no con indiferencia. - No soy un dudende, chaval, deja de soñar y meterme en tus cuentos, estamos?

Cuando se disculpa y me da las gracias se da la vuelta para irse. Le retengo cogiéndole un brazo. Le miro a los ojos, escrutándolos y suspiro. - No te preocupes más por eso, ok? Estás perdonado. - digo revolviéndole los cabellos.- No me importa que se rían de mí, solo me sentó mal que te rieras de mi actitud, sé que soy raro, pero no aguanto esas intolerancias. Si me dices que no fue ese el motivo, me disculpo yo por hacer que vengas detrás de mí disculpándote.

Le sonrío, no es mi mejor sonrisa, ya que aún estoy algo disgustado, pero algo es algo. ME HE PORTADo como un niño, y eso que le saco unos pocos años a él. - Gracias por tomarte la molestia de venir a disculparte. - no tenía que agradecerle, solo quería hacerlo. Le doy un beso en la frente. - Ahora tengo que irme a estudiar. Cuidate, gatito. - le guiño un ojo y finalmente me voy sin nadie persiguiéndome.