Nuevo amor, nuevos dolores de cabeza priv-Kunsel

Al principio esta postura me parece algo extraña, pero cuando el rubio enreda sus dedos en mi pelo y sujeta mi cabeza, esa sensación se pierde, alejándose del todo. Sus palabras me hacen sonrojar, después de decirle que no tengo experiencia él tiene más cuidado de alguna forma, pero no ha cambiado su trato hacia mí en ese aspecto y eso me alegra era una de las cosas que temía.


Cierro los ojos no soportando la erótica visión de mi amante encima mía y me dedico a meterme su sexo en la boca abarcándolo completamente en la mano, ya que aunque toque mi garganta no hay forma de que lo trague entero. Muerdo la piel con suavidad y beso los costados con algo de dificultad al tener que ladear exageradamente mi cabeza, de tener que hacer esto por un tiempo mis cervicales serían polvo, pero solo tengo que esperar dos semanas. Sigo acariciando sus gemelos provocando su orgasmo.

Su semen recorre la garganta de su amante, pega su frente a la pared y se aleja, sentándose en la cama no sin antes haber besado a su amante de manera dulce.

- Ethan... - pega su frente contra la del rubio, intentando recuperar el aliento dando cortos besos - no te lastimé? - pregunta con cierta preocupación pues a veces se ponía algo loco en pleno acto, sin embargo al parecer esta vez había sido más cuidadoso, cuando observa aquella sonrisa en el rostro de su amante suspira aliviado dándole un nuevo beso - eres tan sexy que me custa contenerme...- le acaricia la mejilla, le cubre con una sábana de manera cuidadosa pues se habían quedado ambos desnudos y el ambiente estaba algo fresco

-Tienes hambre?... sed?... iré por tu jugo... - se levanta andando a la cocina, sabiendo de sobra que Ethan necesitaba un poco más de vitaminas para recuperar fuerzas. - algo de comer? - pregunta desde la cocina

No me da ninguna otra opción que tragarme su semen, ya que solo puedo apartarme lo suficiente como para que su semilla caiga en mi lengua y pueda sentir su sabor ligeramente dulce en vez de en el fondo de mi garganta. Me deja extasiado su clímax, como su rostro fatigado se apoya en la pared, su cuerpo se convulsiona suavemente intentando recuperar la respiración... todo en él parece hecho para nublar los sentidos.


Cuando se separa le miro con un suave sonrojo cuando se inclina besando mis labios con dulzura, con cortos roces de labios y siento su frente perlada sobre la mía y le sonrío tranquilizándole. Y cuando vuelve a besarme me atrevo a atrapar su lengua con mis labios y le regalo una leve succión.


Encantado, dejo que se preocupe por mí y me tapo hasta la cintura. - sí, claro, la culpa es toooda mía. - digo riendo. - Un zumo estaría bien, no quiero nada más, gracias. - digo y me siento del todo con la espalda apoyada en el respaldo de la cama y cojo mi libro sonriendo al ver aparecer a Kunsel por la puerta de nuevo. -gracias. - digo tomando el zumo.

- No agradezcas, es lo mínimo que puedo hacer - le besa la nariz - lo siento... no te dejé leer hace un rato... - pese a que no quería que el rubio pensara que solo lo quería para el sexo Kunsel con sus acciones creía estar haciendo todo lo contrario - por favor, leeme si? - dice como un niño pequeño, le ayuda a Ethan a ponerse un pantalon de pijama y él hace lo mismo para sentarse frente suyo, como si fuese un niño pequeño que espera ese cuento nocturno para dormir.

Escucha con atención, a cada palabra recordaba los días en Wutai cuando se la pasaban horas uno junto al otro, leyendo, charlando, la voz de Ethan que le calmaba, que pese a haber regresado de una batalla no le dejaba caer en desesperación.

Sonrío encantado de verás por como me trata. "No es lo mínimo... eres la persona que más me ha dado, kunsel" pienso para mis adentro y asiento cuando me dice que le lea. - No tienes que disculparte, yo también quería. - le aseguro y me acomodo. No puedo evitar sonreír al verle así, solo espero que le guste. Doy un sorbo pequeño al zumo para que no se me quede la boca pastosa y carraspeo antes de empezar.


Te he visto llorar... Una brillante lágrima se detuvo sobre el
azul de tu pupila, y creí ver una gota de rocío suspendida sobre
trémula violeta.

Te he visto sonreír ... el zafiro pierde a tu lado todo su resplandor;
no puede igualar los animados reflejos que centellean en tu mirada.

Así como las nubes reciben del sol suaves tintes de luz, que la
proximidad de las sombras de la noche apenas logran borrar, así
tu sonrisa comunica su pura felicidad al alma más triste, y tu mirada
deja en pos de sí una claridad que inunda el corazón.



Termino y miro a mi amante, me inclino dándole un casto beso. - no quiero volverte a ver llorar.

Se sonroja por el poema más aún cuando le dice que no quiere volver a verle llorar, corresponde ese dulce beso.

- No te prometo nada... - dice sincero, no porque planeara estar llorando en todo momento, pero en el ejército les obligaban a ser tan "inhumanos" de alguna manera, a no expresar su sentir, que no quería seguir siendo así al menos con Ethan, quería vivir y expresar esas vivencias - pero haré todo mi esfuerzo, aunque si es de felicidad... no me pienso reprimir - acaricia esa mejilla con sutileza

- Siempre has sabido como ganarte mi atención... en cada palabra... en cada susurro, me agradaba escuchar tu voz pese a que estuviese dormido... sabes como son los sueños del soldado, cerrar los ojos y aun estar en guardia, y tu voz me hacia sentir que todo estaba bien

Hice que se sonroje, es tan mono pienso. No es que no quiera que se exprese, solo quiero que no esté triste. Dejo el libro sobre mis piernas posando mi mano sobre la suya que acaricia mi mejilla. - Mi atención, no tienes que ganártela, ya la tienes. - le miro intensamente antes de abrazarle. - Ojalá me hubiera dado cuenta de todo eso o, ojalá me lo hubieras dicho antes. Deseaba mucho oírlo

- kunsel, te quiero.

- Yo a ti Ethan - le besa en los labios de manera tranquila, separándose después pues un ruido proveniente del estómago de Kunsel les hace reir - jajaja, bueno... yo tengo algo de hambre... iré a la cocina a prepararme algo y si se te antoja me dices si? - le besa la nariz caminando fuera de la habitación, se escuchaba nada más el ir y venir del chico de un lado al otro del cuarto contiguo; no se había hecho nada fuera de lo común, unos emparedados, como tres o cuatro, tenía mucha hambre, y era de buen comer, podrían hacer algún día competencias de haber quien comía más.

Lleva también algo de fruta y unas malteadas

- Quieres? - le sonrie

mE RIO cuando le rugen las tripas mientras nos besamos. - claro, ese cuerpo no tiene que pasar hambre. - le aseguro y cuando se marcha leo un poco mientras escucho sus sigilosos pasos de aquí para allá y me termino el zumito.


- domo. - digo cuando me ofrece y cojo una malteada para tomarla poco a poco.


Después de comer nos tumbamos no puedo abrazarme a él como las veces anteriores, y eso me hace tener un deje de disgusto en la cara hasta que se me ocurre. - Puedo ponerte el brazo de almohada? - le pregunto con una tierna sonrisa.

- Claro, pero cuando te canses me dices vale? - se acomoda en la cama de manera que el brazo de su pareja quede bajo su cabeza, el soldado se notaba como un niño consentido al lado de su amante, era extraño para él ese tipo de situaciones, aunque se sentía muy cómodo. - buenas noches Ethan... mañana me levantaré algo temprano, Zack *bostezo* quiere que preparemos bentos para los estudiantes que pasan por ahí... quiere ganar dinero rápido el muy tirano - comenta sonriendo pues el día había estado bastante agitado.

- Si necesitas algo en la noche no dudes en pedírmelo ok? - se acomoda de lado dejando su rostro hacia el rubio

- hai! - le digo contento de estar así con él. - ok, levántame también quiero desayunar contigo. ¿de verdad no quieres que estudie algún rato contigo? - suspiro. - estoy preocupado por tu examen.- puede que sea mi amante, pero antes de ser eso ha sido mi alumno y me preocupo. - No es que crea que lo lleves mal, pero me gustaría que fueras sobrado al examen. - digo mirando su rostro girado hacia mí.

- esfuérzate en la cafetería, que en un tiempo iremos a unos baños. - digo besando su entrecejo. - buenas noches.

- No te preocupes por el exámen, eres buen profesor y creeme que estoy bien preparado si? - sonrie por el beso en su rostro y se queda dormido.


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Se levanta temprano para poner el desayuno, tener el baño listo y todo para que puedan estar un ratito tranquilos sin prisas, se interna nuevamente entre las sábanas

- Buenos días - le susurra al oído con cuidado esperando no asustarle, le besa en la mejilla de manera tierna, observando esos ojos abriéndose con algo de dificultad - como estas? como va tu brazo? - besa su cuello con ternura

No noto que se levanta y de la cama y lo deja todo listo hasta que no me despierta y me llega el olor del desayuno. - mmm... - me besa la mejilla y me pienso si abrir los ojos, parece una tarea ardua, pero por ver a mi amante lo que sea. - ohayo... - digo dormido con los ojos medio abiertos.- mmm... mmm... - acaricio sus cabellos con mi nariz inhalando su aroma con gusto de despertar con él. Miro mi escayola cuando se aparta. - Pues no me duele, pero si está mejor eso tendrá que decirlo un traumatólogo. - le miro significativamente. - No me has dejado ayudarte con el desayuno... - murmuro mordiendo su oreja como castigo.


(vuelvo en 30 minutos)

- Ngh... travieso - dice sonriendo por esa mordida - claro que no te dejé, ayer no estaba planeado complacernos y te veías algo cansado y con una hermosa carita de sueño que no me hubiese perdonado el despertarte - le confiesa separándose con cuidado para dejarle levantar también.

- Te espero en la cocina vale? - dice dejándole hacer lo que tuviese mientras él terminaba de poner todo en orden en la habitación contigua, no era nada del otro mundo, huevos con tocino, pan tostado, fruta, arroz y pescado al estilo japonés, como si Kunsel hubiese combinado oriente y occidente en el desayuno

¬.¬ - No me hagas la pelota. - le saco la lengua y me levanto estirando el brazo hacia arriba. - ok, ahora voy. Huele de maravilla. - le adulo y cuando sale pienso en que ponerme. Cojo mis pantalones de ayer y me los pongo y le robo una camisa de esas que le regaló Zack, supongo, ya que es de t. Hilffiger, y me la meto por dentro de los patacones como suelo hacer. Voy al baño y me lavo la cara con agua fría y me miro en el espejo. Que pelo pienso cogiendo un peine y me los coloco un poco. Recojo mi camisa del suelo y la meto en mi maletín a presión Hoy... no, hoy no tengo que coger una muestra de mi sangre pienso antes de ir a la cocina.


Observo la rara combinación y me siento frente a él. - itadakimasu. - cojo tres rebanadas de pan y me hago un sandwich con huevo y jamón, lo parto por la mitad para no pringarme con la yema y empiezo a comer. Mientras mastico el último bocado de una mitad del sandwich me pelo una naranja antes de seguir comiendo el sandwich. Me digno a mirar la hora en un reloj de pared. - vaya, sí que es pronto. Oh, espero que no te importe que te haya cogido una camisa, es que con lo de ayer... no está en modo uso.

Estaba comiendo un poco del pescado cuando escucha las palabras de su amante.

- Claro que puedes coger lo que quieras Ethan, no hay problema en absoluto, además te queda muy bien- comenta sonriéndole.

- Bueno, Zack... el piensa que todo el mundo se va a levantar a las 5 de la mañana a hacer el desayuno, y es bastante hiperactivo, no sé, tal vez haya levantado a Hatori-san más temprano delo que nos levantamos nosotros, a veces creo que más que suerte Yoshiyuki-san se ha hechado encima las 7 plagas del apocalipsis - comenta divertido comiendo algo de fruta

- Y dime, hoy que harás?, podrás ir con tus amigos a la cafetería?


(nos vemos al rato)

- Yo creo que te sentaría mejor a ti, es de tu talla. - comento sincero, las mangas me están un poco largas y acabo teniendo que recogérmelas para comer. Rio cuando se mete cariñosamente con su amigo.


- Pues tengo que escribir un artículo sobre administración del Patrimonio Cultural y cuando lo termine iremos a dar los tres una vuelta y... seguro que Laura nos arrastra a la cafetería. Al principio estaba cegada por los dulces, pero también es una amante del cosplay. - me sirvo un café. - Tenías que verlos comprando ropa para bebé y sin saber el sexo aún. - por un momento se me pasa por la cabeza preguntarle si vendría conmigo a elegir su regalo de boda y mi traje para la misma, pero cuando él sale de la cafetería las tiendas están cerrando ya y no quiero presionarle con todas las cosas que tiene que hacer. Mastico un gajo de naranja antes de seguir hablando. - Podríamos ir... hoy al sex shop? tienes tiempo? - a diferencia de otras tiendas, estas están abiertas más tiempo... por qué será...

De pronto tose un poco ante la última frase, no porque se asustara, sino porque le sorprendió que se lo dijera asi de pronto.

- Enserio? claro¡ - dice con una sonrisa de oreja a oreja. - mmm cierto... ayer me dijiste que ya querías tenerme dentro... no? - le guiña el ojo sonriendo, acariciando la mano del profesor - irémos terminando de cerrar la tienda, debo dejarle todo bien a Zack - asegura terminando de desayunar.

Después levantan todo, el departamento de Kunsel era pequeño y estaba siempre aseado así que no había mucho que hacer.

- Entonces te llevo a casa y después nos vemos en la cafetería vale?

Le miro disculpándome por sorprenderle, pero luego soy yo quien empieza a toser después de escupir un poco de café por lo que dice. - Dios, Kunsel, no me sueltes esas cof, cof, cosas en la mañana. - digo mirándole con falso reproche, pero mis dedos se enlazan débilmente con los suyos. - ok... - suelto su mano, limpiando lo que manché y me termino el café. Le ayudo, poco, a recoger las cosas.

- me acompañas a casa? - digo contento cuando me lo propone. Asiento y voy a lavarme los dientes antes de salir. Ver un cepillo como mío junto al suyo es algo extraño, aunque no comprendo porque. Cuando estoy listo, él me está esperando. Me pongo los zapatos y le sonrío antes de salir con él.

Le lleva a casa, saluda a los amigos de Ethan y después se despide pues ya era hora de que fuese a la cafetería donde seguro Zack ya andaba de arriba a abajo, al llegar le enfunda un traje de un tal Colonello, era algo como estilo militar o parecido así que no había tanto problema, Zack andaba de traje muy al estilo mafía italiana.

- Te odio - le dice en broma y comienzan a llegar los y las clientas, de un lado al otro. Eran como las 6 cuando ya había menos gente. Incluso habían mesas vacías Zack y Kunsel se pusieron a platicar, no era aun tiempo de cerrar y el rubio esperaba a su amante en compañia de sus amigos

Al llegar la tarde les invito a tomar algo a la cafetería. Sonrío al ver a Kunsel con esa guisa, conocía ese cosplay, lo había visto puesto en un maniquí, pero mi pareja lo luce mucho mejor, donde va a parar.


Espero que hoy pueda pagar, ya que ya no es solo mi consumo si no el de mis amigos y creo que estoy abusando del privilegio, aunque Laura compra bastantes pasteles, al menos las dos veces que ha venido, pero aún así... aunque le dije que por esto me dejara invitarle a las islas griegas, en verdad, creo que estoy abusando. Pido un café volluto y mis amigos algo parecido.

(bye)

- Irasshaimasen - una voz grave que saluda a los clientes, habían llegado apenas hace un par de horas, sin avisar realmente, llegando de manera directa a la cafetería de aquellos dos, un par de Turks con ganas de quedarse en la ciudad, y ni Zack ni Kunsel habían tenido corazón para negarles un favor ya que anteriormente les habían ayudado a ellos, el hombre de color les guía a una mesa, era bastante alto, atendiendo otra mesa se encontraba un pelirojo

Spoiler:

- Rude-san... no se preocupe, yo atenderé esta mesa - Kunsel sale por detrás de aquel hombre, era un poco más bajito que Rude, ese sujeto si que era alto

- RENO - Kunsel suda una gotita cuando el de los lentes oscuros se lleva al pelirrojo como gato hacia la cocina pues se estaba pasando de coqueto con un grupo de chicas.

- Bienvenidos... - toma las órdenes de los tres y les lleva después su pedido, sobre la cuenta no tenían que preocuparse ni a Zack ni a él les molestaba invitarles, Zack apreciaba al profesor pues se daba cuenta como hacía feliz a su amigo. Les llevó unos pastelitos especialmente hechos para ellos

Spoiler:

-

Cuando entro recuerdo que Kunsel mencionó algo sobre que vendría gente de shinra, aunque no es que se parecieran a Zack o a Kunsel había rasgos que los delataban.


Kunsel no tarda mucho en llegar con lo que pedimos y unos pastelelillos de esos que se comen solos y con la mirada. - domo. - decimos los tres al unísono.. Cristian se ocupa de quitarle la envoltura a la magdalena a la que tiene mucho chocolate blanco, ya que sabe que es mi favorita. Hoy le presto bastante atención, parece pasárselo en grande con sus compañeros, aunque también parece que le estrenas un poco. Me parece divertido ver la cara que pone cuando uno coquetea de más con las clientes, como sí Kunsel no hubiera hecho cosas así antes.

Tras hora y media cuando creo que no mira Kunsel le pido la cuenta a una chica vestida de cosplay y esta, sin saber nada, la trae y puedo pagar la cuenta. Laura y Cris se marchan poco después al cine y yo me quedo esperando a mi amante algo nervioso por ir a por un consolador.

- Hasta mañana¡¡ - la voz de Kunsel dirigida hacia los tres que quedaban en el café, después de despedirse de los amigos de Ethan se va con el rubio - dioses... no creí que llegaran tan pronto... sabes, de hecho no creí que llegaran - dice sincero caminando con Nieve por el parquecito oscuro - dioses... no te presenté con ellos - comenta con gesto despistado - lo siento Ethan... pero hoy fue como un día de locos... no sé que haremos con ellos, no son malas personas pero el ... pelirrojo es bastante... no sé... imagina un Zack diez veces peor - comenta divertido

Cuando termina me indica con un gesto que nos vayamos asiento y cojo mi bolso colgado de la silla y me lo paso por encima de la cabeza llevándolo cruzado y me despido de Zack con la mano y le doy las gracias por los pasteles y le digo que estaba muy ricos. Salgo con Kunsel. a fuera y se sigo. - No importa, kunsel, ya lo harás otro día.

Llegamos a un sex shop y estoy algo nervioso. Había entrado alguna vez a uno, como todo el mundo cuando se es joven y te mueve la curiosidad, pero no había comprado nada nunca. El escaparate presume las ofertas, pero no hay ningún objeto que pueda dañar la sensibilidad de los niños, solo una mujer delgada apoyada en una barra, una pegatina negra que no tiene nada de malo. Las cortinas son de lentejuelas rosas y negras y en el interior se oye una música que solo puedo calificar de streeptis. No hay mucha gente, un par de amigas, supongo y un hombre dando vueltas además del dependiente. - bueno, vamos a buscarl... - nada más dar dos pasos encontramos una buena selección de dildos.