Un nuevo miembro en la familia

Mientras Zack le lanza la pelota a Zack yo me acerco a un kiosco y vuelvo con dos suculentos helados. - Cómetelo antes de que se ablande la galleta o te mancharás.

Miro a Yen correr. - Nuestra princesa es la mejor. - me siento a su lado en un banco y como mi helado. - no está mal. - suspiro, estoy bastante cansado, agradezco no tener que jugar a la pelota con el hiperactivo de mi amante.

Cuando me acabo el helado le atraigo hacia mí haciendo que se apoye en mi pecho y apoyo la barbilla en su cabeza inhalo su aroma y suelto aire con tranquilidad.

Spoiler:

Se pone feliz con tan poco que me es inevitable sonreír. Nunca he sonreído tanto como ahora, desde que estamos juntos. Me hace el hombre más feliz del mundo.


- y nosotros te amamos a ti. Mucho, mucho. - le aseguro estrechándole.

Cuando hace un mohín le sale un hoyuelo y lo beso antes de que desaparezca. - pronto nos iremos de vacaciones. Y podremos pasar algunos días como este o mejores. - le prometo.

Suena mi móbil. - Perdona. - lo saco de mi bolsillo y veo que es el número de mi madre. Pongo el tono de comunicar y guardo el móbil. No me va a estropear el momento con Zack. - Nada que no pueda resolver luego. - comento y le vuelvo a abrazar. - ahora pasamos por algún restaurante y cogemos la cena.

- mmm... - suelto un sonido de gusto cuando me besa en el cuello. Veo a Yen venir sucia. - ya sé, es que le encanta que la laves. Tranquila, princesa, yo te entiendo. - digo divertido dando a entender que también me gusta bañarme con mi amante.


********************

Llegamos a casa y mientras baña a Yen miro mi celular, hay dos llamadas de mi madre. Desconecto el teléfono, quiero pasar la noche tranquilo con Zack. Es algo peligroso apagarlo, pero por una sola vez, no quiero interrupciones sea quien sea.


Sirvo la cena y mientras llega pongo velas por la cocina y el salón, sobre todo en la mesa. Apago la luz y le espero. Yen entra la primera y ya está limpia. Mi amante entra después y se ve en su cara que le agrada mi detalle. - sabes? He estado pensando en que... ya puedo decir que eres mi prometido. - después de todo le he pedido matrimonio aunque haya sido un tanto... informal. Le doy un besito en los labios y le retiro la silla para que se siente de forma galante antes de sentarme. No soy dado a hacer este tipo de cosas y menos con un hombre, pero por una vez no nos va a hacer daño a ninguno. Me siento a su lado, ligeramente inclinado para poder verle de frente mientras como.

- nuestra primera cita? - acaricio su arrebolada mejilla gustoso de provocar esto en mi hombre. Cuando me da de comer no dudo en dejarle hacerlo. - que rico me sabe cuando me lo das tú. - me muerdo el labio. - definitivamente, adoro cuando te sonrojas, creo que no consiguieron fotografiarte así y eso em alegra, aunque no tenga mucho sentido. - reconozco sin vergüenza alguna.


Tomo su mano mientras me besa, solo apretándola un poco y dejando que sintamos el frío metal de la alianza del otro. Sonrío cuando frota mi nariz y la muerdo suave. Las sombras dibujan sus rasgos de forma misteriosa. Sus pestañas parecen más largas por las sombras que producen, su nariz también se ve más afilada y podría pasarme horas mirando las sombras de sus labios. - te amo, Zack Fair. No hay nada que me haga tan feliz como tú. Eres mi todo.


(hasta mañan)

Rio suavemente cuando me abraza, sus mejillas se ven apetitosas y aunque no toque su pecho siento su corazón latir acelerado, aunque, puede ser el mío. Mis manos se posan subte su cabeza que esconde su rostro en mi pecho, en un hueco que está hecho para él.


Jadeo gustoso cuando me besa de tal manera que roba el aliento a cualquiera, más bien podría robárselo, pero estos labios deliciosos son míos y lucharé para que sigan siéndolo por siempre.


- Ten un poco de paciencia mi amor. Hoy hemos gastado bastantes calorías de tanto andar y... no sé cuantas gastaremos en breve. - digo mirándole pícaro y cómplice.


Beso su mano y tomo un poco de mi pasta dándosela de comer y leugo le doy de su propio plato con ternura sin separarme ni un ápice de ese atractivo y sugerente cuerpo.

Sonrío cuando me reclama que deje que me dé de comer también. Y entre besos acabamos de comer. Antes de que mi amante sugiera ir a la cama y los susurros se adquieran otro tono, otro volumen, pero no diferente significado por el placer, le beso tranquilamente. Le miro con infinito amor y me levanto acariciando su brazo.


Me acerco al equipo de música y pongo un cd de música clásica. Cuando la música comienza a sonar le tiendo la mano a mi amante.. - concédeme este baile. - la cara de mi amante es de total felicidad y la mía también al ver su cara. Cojo su mano y la pongo a la altura de nuestros hombros sujetándola y con la otra tomo su mano llevándola a mi cintura y a la vez poso la mía en su baja espalda. - yo te llevo. - le comunico y nos movemos lentamente por el salón, sin movimientos difíciles, no soy muy diestro en baile, solo dejándonos mecer por la música en la semioscuridad.
https://www.youtube.com/watch?v=nNdOC7P1dq8

- la verdad es que tampoco es mi fuerte. - reconozco que si tuviera que hacer algo más complicado no sé si alguno acabaríamos en el hospital. En la escuela era obligatorio aprender pasodoble al menos, lo logré, pero mi pareja no estuvo nada contenta con un 5 de nota.


Le doy una vuelta lenta haciéndole pasar por debajo de nuestros brazos unidos, guiando su movimiento con la mano en su cintura y le vuelvo a pegar a mí mirándole. - pero sí hay alguien con quien quiero hacerlo es contigo. - me alegra ser el primero, no por cuestión de orgullo, si no porque hemos hecho algo que nunca había probado él y sé lo importante que es para él ese tipo de cosas, poder hacer todo lo que la guerra le impidió.


Yen adormilada se va a la cama solo ahciendo un sutil ruido con las patitas al resbalar por el suelo. Suelto la mano que le tengo cogida y abrazo su cadera apoyando mi barbilla en su hombro y apenas dando leves pasos mientras seguimos bailando oyendo la música, pero sin saber seguir el ritmo.

Quería sorprenderlo de alguna manera como siempre hace conmigo y esto, aunque sencillo, ha tenido el efecto esperado. Mi amante está feliz.

La música de liszt se va apagando y nosotros nos quedamos quieto mrándonos y pronto besándonos con ganas y con una pasión que es solo nuestra y se ve intensificada por esta noche y por pasar el día juntos.

- gracias a ti pot hacerme sonreír día sí y día también. - le doy un besito más.


Es hora de dejar de ser romántico. - y.... ahora... mientras bailábamos he sentido algo interesante. - le sonrío un poco perverso y pego su cadera a la mía, nuestros paquetes hacen fricción y mi boca posee la suya con arrebatadora pasión.

(hasta mañana)

- cómo si pudiera esperar más! - digo pegando sus labios a los míos agarrándole algo fuerte de la nuca. Sonrío cuando se recupera de mi repentina pasión y me acaricia abrazándose a mí. Mantengo nuestras caderas juntas dejando que sintamos el reposo, aún, de nuestros sexos.

Sus dientes atrapan mi labio y yo le arrastro conmigo al cuarto. Nuestras camisetas quedan en algún lugar del pasillo y le tumbo mientras trato de quitarle los pantalones, por una vez, con algo de prisa por estar con él. Lo siguiente en su ropa interior dejándole desnudo.


Consigo separarme de sus labios y tomo sus manos poniéndolas sobre su cabeza. - déjame verte. - digo con voz algo entrecortada por la sucesión de besos con muy pocos descansos para respirar.

Me separo levantándome un poco y mirándole con ojos amorosos y lujuriosos. Suspiro sonriéndole. - Es definitivo, el traje que mejor te queda es tu propia piel. - le echo una mirada más y le beso con hambre de él, mientras mis dedos delinean su pelvis.

- pero es que eres tan lindo cuando te sonrojas. - sostengo su barbilla para que no me retire la mirada. - no dejes de mirarme. - le beso.



Sonrío cuando me reclama llevar pantalones y dejo que me los quite quedando casi desnudo ante él. Me quejo un poco cuando apoya su pie en mi entrepierna y su rostro es la más mortal arma de seducción. - quién es el injusto y el indebido ahora? - sonrío y me froto un poco contra ese pie haciendo que su pierna se pegue a su cuerpo y tocando directamente su miembro con las yemas de mis dedos suavemente, como saludándolo o despertándolo dulcemente en una mañana temprano.


Cuando zack retira la pierna me tumbo sobre él abrazándolo completamente, siento lo marcado de su abdomen, esos firmes cuadrados, los huesos de su pelvis, sus firmes pectorales y los pezones erectos. - me encanta como hueles. - murmuro cerca de su oído cuando inhalo el aroma de su pelo. Me separo mirándole y mis boca vuelve a apropiarse de la suya con vehemencia, a la vez mis manos buscan mezclar nuestros aromas al acariciar la piel de mi amante.

Me doy cuenta de lo agitada que está su respiración y mi mano cobija su mejilla. - ya estás así y apenas te toqué? - sonrío, no es burla, me encanta ver que mi amante se excita por mi causa con tan poco.

Esa caricia con su pie me aprece la mar de sensual, aunque nada supera a su hermoso rostro acalorado, con un sonrojo en el que la vergüenza tiene poco que ver. Le beso de nuevo, sus manos se mueven pro mis cabellos y cuando me voy a retirar muerde mis labios atrayéndolos en otro beso y yo paso una mano por la nuca al tener la cabeza levantada y mi boca se desahoga en la suya.


- te amo... te amo... - alcanzo a decir entre besos antes de que mi mano comience a masturbar su sexo que ya espera caricias.

- Zack... -un espasmo de placer recorre mi cuerpo de arriba a bajo cuando dice que desea sentirme. Noto como sus piernas se abren al máximo y su cadera se eleva buscando contacto con la mía.


Su mano agarrándose a mí de esa maenra me incita a moverme buscando más y más el roce de nuestras dos sensibilidades, deseando que el roce y el goce aumente volviéndonos locos, el presemen ayuda a que mi sexo se deslice a lo largo del suyo, pasando el saliente que supone el glande respecto al resto del gloriosos falo, haciéndole gemir cuando mi glande choca con él antes de rebasarlo.

Nuestros gemelos entran en contacto cuando me aprieto un poco más contra el cuerpo de mi amante, sus caricias suponen un pequeño añadido a la oleada de placer que viene de nuestras vergas hinchadas. Pronto busco esos hermosos labios y me los como.

Su voz excitada es música para mis oídos, entra por ellos y más que ir a mi cerebro se dirige de lleno a mi centro de placer que se hincha con cada roce de mi amante en él y en el resto de mi cuerpo. - dios... zack... ngh! - el hacer estas cosas con mi amante es algo irrepetible, pese a poder volver a ahcerle el amor esta misma noche, cada momento juntos es único y nuestro.


Pronto veo signos de evidencia de lo cerca que está el orgasmo de mi amante, su cuerpo se arquea al máximo lentamente, sus músculos entran en tensión, como los del discóbolo, en ese momento trascendente antes del orgasmo, sus labios parecen más rojos. Apenas gime y cuando veo que está satisfecho voy a separarme para poder penetrar su trasero, pero mi amante no me suelta y ese pene recién ordeñado y flácido intenta por todos lo medios que el mío acabe en semejante estado. Beso la frente de mi amante antes de abrazarle y pegarme a él todo lo que puedo frotando nuestras pieles, nadando una en la otra hasta que mi sexo también no resiste todo lo que el cuerpo de mi amante le hace sentir y se viene, mezclando las humedades de ambos y dejándome agotado sobre mi amante respirando a marchas forzadas.