Un nuevo miembro en la familia

La vergüenza a la que estoy sometiendo a mi amante me será devuelta en algún momento, pero no me importa, está tan lindo sonrojado a pesar de lo descarado que es. Su cuerpo se vuelve más y más sexy ante mis ojos, el sudor hace que nuestras pieles ofrezcan una leve resistencia a separarse después de estar pegadas y yo siento que formamos uno solo no únicamente por la penetración.

A pesar de que mi ritmo es rápido él aún pide más y dudo si cumplir su deseo. Pero uno de sus gemidos y esa pupila azul intenso mirándome me hace coger aire y tomarle realmente duro, como no le había poseído hasta ahora, mi sexo sale y entra frotándose con las paredes de carne y no me atrevo a parar a pesar de que sus gritos cada vez son más fuertes. Mi sexo se hincha y sufre por lo estrecho de su trasero. Quedo hechizado viendo como su cuerpo se tensa y un grito sale de lo profundo de su garganta extasiándome y provocando mi clímax también. Mi cuerpo se arquea presionando el que está debajo de mí y le lleno.


Abrazo el cuerpo de mi amante con fuerza , mi pecho choca con su piel por lo agitado de mi respiración, y cuando mi sexo va perdiendo su grosor y siento como el semen sale por el trasero de mi amante conmigo aún dentro un escalofrío me recorre y suspiro aliviado contra su oído.

- Te amo, mi vida. - musito en su oído y me retiro dándole la vuelta sin soltar aún sus manos, disfrutando de lo sexy de su cuerpo, delgado y con algunos huesos más marcados de lo que me gustaría. Agarro el rostro de mi amante y le beso no tan pasionalmente, ya que la desbordante pasión y lujuria de ambos me ha hecho desear proporcionarle dulzura y ternura ahora. Cuando me separo le miro intensamente. - estás bien? - e pregunto recorriendo las líneas de su abdomen con las yemas de los dedos.

Rio suavemente cuando no solo dice que se encuentra bien, si no que repite varias veces ese "muy", acompañado por una sonrisa espléndida que me ha enamorado a mí y a muchos otros, después de todo, antes de conocerle más personalmente su sonrisa me atraía más de lo que yo mismo admitía.

Sonrío cuando me dice que le suelte. - Pues no sé... - digo notando lo manipulador de su voz. - tú crees que te lo mereces? - bromeo y me mira con ternura asintiendo. Me inclino y beso uno de sus rosados pezones y cuando se estremece me doy por satisfecho y le desato, al hacerlo me abraza tumbándome debajo de él, sin mucha fuerza y acaricio las marcas de sus muñecas, mientras le beso con ganas.


Me encojo de hombros. - ya te lo dije. Lo sacas todo de mí, lo bueno y lo malo. - le digo con tranquilidad abrazándole contra mi pecho y beso su frente. - he echado de menos estar contigo así. En verdad, creo que me he vuelto adicto a ti. - digo acariciando la curva de su hombro. - y no me llames hentai... - digo en voz tranquila cerrando los ojos, yot ambién estoy algo cansado por el esfuerzo. Si no fuera porque mañana le tendré apra mí creo que esta noche no íbamos a dormir ninguno de los dos. Abro de nuevo los ojos y me encuentro con esos enormes zafiros que valen mucho más que su peso en oro. - y... ya sé que es una sorpresa, pero... mañana iremos a algún lado o nos vamos a quedar en casa?

Rio cuando se niega a decirme si nos quedaremos en casa o no para no darme ni una pista sobre la sorpresa.


Los gestos de mi amante son tan dulces que no puedo más que suspirar de satisfacción por estar con él, le miro amorosamente mientras le escucho y beso sus labios en un beso casto, pero algo fuerte. Rio cuando dice eso de la calidad y me lame la nariz. - Bueno, es que motivas todos mis sentidos, eres mi musa. - le digo en broma. - y yo estoy igual de satisfecho contigo. - le aseguro besando su frente y acariciando sus cabellos. - qUIero hacer de todo contigo, cariño, incluso cosas que no se me habrían pasado por la cabeza, solo por poder probarlas contigo ya adquieren un interés que nunca les había visto y al igual que tú, no me refiero solo a en la cama.


Mi amante me cubre de besos y yo beso la piel que queda a mi alcance. - claro que puedes, mimado. - me burlo, pero yo también adoro que se suba encima mía y cuando lo hace acaricio su trasero al recordar que me ha dicho que le duele un poco. - Descansa, mi supermodelo, mi monito. - froto mi nariz con la suya afectuosamente y con su cuerpo abrazado y el aroma del sexo en la habitación me duermo.

Cuando el sueño me abandona bostezo estirándome como un gato en la cama y suspiro. Dormir sienta de maravilla después de tal jornada de amor en la noche. - buenos días, cariño. - digo frotándome los ojos para poder abrirlos bien, respondo su beso alg torpe por estar algo dormido aún, pero el sueño desaparece sin explicación cuando mis ojos captan ese cuerpo sexy que se adivina poco bajo la camisa y sus piernas descubiertas al estar abiertas a mi alrededor. - guau! - digo sorprendido de levantarme con semejante visión.


- qué como estoy? Muy, muy bien. - digo tontamente como el mismo dijo ayer. Le agarro dándole la vuelta y poniéndome yo arriba y la sábana cae de encima mía descubriendo mi desnudez. me agacho besando pasionalmente a mi amante. - mmm... sí, creo que un baño estará bien. - acaricio sus costados y paso una mano por su nuca volviéndolo a besar. - te duele? - le pregunto acariciando uno de sus muslos cerca de su trasero.

Su boca está fresca por la pasta de dientes y el enjuague bucal, la mía solo está húmeda y algo hambrienta de mi amante y no se controla a la hora de devolverle los besos.


- ay! - exclamo divertido cuando me aprieta el trasero y yo le muerdo la nariz como respuesta. - sí, vamos. - digo, pero antes me inclino a respirar su aroma, el aroma de su cuello, su olor junto al mío es algo maravilloso.


Me levanto cogiendo su mano y nos metemos en el baño, mientras la bañera se llena mi amante se ve acosado por mis manos y por mis labios antes de que el agua caliente nos cubra. - te aparecen unos gofres para desayunar?

Me rio divertido. -vamos, cielo. Déjame desayunar antes de hacerme nada que no tengo tanta energy como tú. - digo frotando mi nariz con la suya cuando aparta el rostro de mi cuello.

Cojo una esponja y con un poco de gel comienzo limpiando sus hombros y vuelvo a reír cuando me reclama por gustarle. - Bueno, es que no sería justo que solo sufriera tu ausencia yo, no crees? - digo tocando la curva de su mejilla. - Y ya que tienes todo lo que quieras de mí, no le veo problema. - termino de tallar su cuerpo y siguen sus cabellos. - hoy podremos dar un paseo más largo con Yen, por la mañana solo podemos sacarla 15 minutos. Ahora que lo pienso... es tarde, la tenemos sin comer a la pobre, aunque es tan buena que no se queja. Nuestra perrita es un amor. - digo masajeándole la cabeza.

Ojalá tuviera estos momentos con él más a menudo pienso cuando me pasa la bata y me seco antes de vestirme con unos vaqueros y una camisa negra que no me meto por dentro de los pantalones como estoy acostumbrado al llevar un traje, ya que no sé que haremos durante el día no me pongo ni muy arreglado ni el chandal para sacar a Yen. - Yo voy a hacer el desayuno.


Me meto en la cocina y saco la masa para gofres y la meto en una máquina que les da forma cuadrada y llena de pequeños cuadraditos. Hago un par apra cada uno y lleno los de mi amante con miel, dejando uno vacío y otro no dándole aspecto de tablero de ajedrez. Pongo un poco de nata en una de las esquinas de los gofres para poner una estrella de sandía sobre la nata que he podido hacer gracias a uno de los moldes para cocinar de mi amante. Luego los acompaño con fresas cortas finamente y desplegadas por el plato como si fueran un abanico sobre una fina línea de nata líquida y otra de sirope de chocolate encima y lo adorno con moras y cerezas. Miro satisfecho como quedan sus gofres y los míos los cubro de chocolate y nata, y pongo unas fresas para comérmelas tal cual. Preparo zumo para los dos y lleno dos pequeñas tazas de chocolate suizo. - Cielo, el desayuno ya está. - le llamo colocando los platos en la mesa.

Cuando veo que saca la leche me doy cuenta de que no le debe de aparecer el chocolate caliente. - itadakimasu. - digo y mientras parto el gofre de tal forma que el chocolate y la nata no se expandan por el plato miro la cara de satisfacción de mi amante que es como si estuviera en un restaurante con varias estrellas michelín más que tomando unos gofres, realmente creo que solo el hecho de que le cocine ya hace que mi desayuno le sepa a gloria. - gracias, cariño, me alegro de que te agrade, pero aquí el gran chef eres tú. - digo señalándole con un trozo de fresa pinchado en el tenedor antes de metérmelo en la boca y le guiño un ojo a mi amante.


Miro a Yen que come hambrienta, estuvo bastante tiempo despierta anoche y encima sin comer hasta ahora, es normal que estuviera hambrienta. - Sabes, estuve mirando guarderías. Hubo una que me gustó bastante, no es muy cara y ofrecen bastantes cosas, aunque creo que disfrutamos bastante bañándola nosotros, pueden darle masajes o desenredarle el pelaje. Los servicios extras son un poco caros, pero creo que de vez en cuando podemos darle un capricho.

Veo que se lo termina todo y sonrío aliviado de que al fin coma como dios manda. Termino de desayunar y limpio los platos. - no, si no te importa, esperaré unos 15 minutos a un compañero del curro, se ofreció a llevar por mí los papeles así que ni siquiera tengo que ir a la oficina hoy. - alzo las cejas coqueto, así que... vamos a ir a algún lado? - pregunto, ya que parece que Kunsel se lelvará a nuestra pequeña para que nosotros podamos salir, supongo. Ya que aunque estemos a nuestro rollo, Yen no molesta nunca. Le beso cuando acaricia mi brazo.

Llaman al timbre y voy a abrir con los papeles en la mano. le ofrezco a mi compañero que pase a tomar un café, pero dice que llega tarde. Le doy los papeles y agradezco. vuelvo con Zack que ya tiene a YEN con la correa puesta. - váaamonos. - digo abriendo la puerta y dejando salir a mis dos amores con un gesto caballeresco.

- Puedes raptarme tooodo el tiempo que quieras. Al escuchar lo del modelaje de nuevo siento una punzada de dolor en el pecho. Le atraigo por la cintura mientras caminamos juntos. No quiero que vuelca a modelar, pero realmente no sé como decírselo. - Eh, ni se te ocurra volver a desaparecer por meses. - le digo intentando no parecer muy serio, pero la verdad es que lo estoy. No quiero que nadie le vuelva a ver semi desnudo o vestido apra triunfar. Suspiro. - Siempre me has pedido sinceridad, así que... por favor, no vuelvas a modelar... me resulta insoportable. - le digo sincero. No quiero prohibirle nada, pero realmente es pensarlo y ponerme de los nervios y sé que debo dejarle hacer lo que quiere, pero si modela y me ve molesto de nuevo tendremos pelea por no decirle como me siento, así que creo que decirle es lo mejor...

Me amante me detiene y me da un beso que me quita el hipo y la angustia, aunque lo que la desvanece del todo es que llame delante de mí, inmediatamente, a su agente y rechace todas las sesiones. Le devuelvo la sonrisa conmovido por su gesto. - arigatou, soy egoísta cuando se trata de ti. - digo apretando su mano también.

- No, no, para nada. - le digo a lo de la ropa. -Pero... para qué tanta ropa? - le pregunto, la verdad, es que entre mis trajes y todas sus prendas normales y de marca, vamos a tener que comprar un armario para cada uno en vez de compartirlo. - sigues usando la ropa de siempre. - al menos yo siempre le he visto con su ropa cómoda a informal, salvo cuando fue a conocer a mi madre, y esa ropa le quedaba... puff.

- ok, ok, no me estoy metiendo con tu atuendo, al contrario. Sigo esperando que me hagas una pasarela privada. Además, te ves guapo con cualquier cosa.- le beso la mejilla después de que él bese mi nariz y sin remilgos beso sus labios con suavidad, sin llegar a meter la lengua y dándole bestias cortos y cariñosos. - yo también te amo, así que... nunca te vayas a donde no pueda seguirte. - digo acariciando su mejilla y me agacho volviendo a lanzarle la pelota a Yen.