Un nuevo miembro en la familia

- sí... pero no te diré de que, ya lo averiguarás. - digo mordiendo la nariz de esa cara lujuriosa. Le miro con ternura cuando me confiesa eso. - Y yo desearía... poder dedicarte más tiempo, he pensado varias veces dejar de ser el editor de alguna mangaka, pero... no puedo. - le confieso, él solo pensar lo difícil que se le haría cambiar de editor y lo mucho que podría perjudicar a su obra y me es imposible elegir una mangaka a la que renunciar.


Le beso profundamente antes de sacar su camiseta. - quiero que me montes. - digo agarrando su firme trasero con las manos y dándole un apretón fuerte y voluptuoso.- dios, adoro como me tocas.

rIO cuando despiertan esos celos sin base suyos. - Vamos, mi amor, la mayoría están casadas y no es como si me fueran detrás. - muerdo el sonrojo de sus mejillas, luego es mi labio de abajo el que sufre la tortura de sus dientes y sus ojos me hipnotizan eficazmente.

Los botones de mi camisa terminan por abrirse con nuestros movimientos y puedo sentir su piel cuando se pega a mí. Me separo del agarre de sus dientes y de su piel para lamer lubricamente alrededor del pezón rosado de Zack, antes de golpear ambos con los dedos mientras mi lengua se desliza muy lentamente por su garganta haciendo que eche el cuerpo para atrás, incluida la cabeza. Juego con ese cuerpo delgado, que con la falta de kilos solo me sigue pareciendo sexy por pertenecer a la persona que puebla mis pensamientos completamente.


Cuando sus tetillas están duras y puntiagudas, muerdo una de ellas con fuerza a la vez que doy un azote sensual al trasero de mi amante. Hoy quiero jugar, quiero añadir pequeñas innovaciones a nuestro amoroso acto, quiero dejarme llevar más por mi amante, casi puedo decir mi prometido por ese anillo que se ciñe a su dedo corazón.


- me da igual quien se me acerque, nadie será como tú, nadie sacará de mí lo mejor y lo peor, el amor, los celos, el miedo y la valentía. eres mi todo. - le digo esto mirándole con infinito amor. - me tienes completamente en tus manos.

- así es. - respondo a lo primero que dice, yo también me estremezco cuando besa mis pezones. No sirve de nada decirle que lo que me preocupa es su salud más que esté bueno o no. Los pantalones vuelan y esa ropa interior me hace sonrojar. Miro a mi amante cuando me pregunta si me gustan - sí... lo que no me gusta es que otras personas te hayan visto con ellos antes. - digo acariciando por encima de la suave y fina tela que se notaba de lejos que debe de valer un 25 % de mi sueldo mensual. Esa pose suya me mata. Le atraigo besándole con fuerza inusitada queriendo devorarle.


Le agarro por los muslos y le elevo tumbándole en la cama. Me inclino mordiendo ese sexo con algo de fuerza. Me estiro agarrando el lubricante y suelto un buen chorro del líquido tibio por su cuerpo y mis manos lo extienden dejando que el afrodisiaco haga efecto en mi amante y le ponga como a una moto.

- a caso no te gusta? - le pregunto mirando sus reacciones ante ese nuevo lubricante. Lamo de nuevo sus pezones, disfrutando de su sabor y el de la fresa. Con la mano pringada de ese líquido acaricio sus eso colándola por esa prenda que tan bien luce mi amante. Esto le iba a asegurar una deliciosa erección.


Acaricio su pene con calma, pero este se pone duro enseguida, me lamo el labio superior con gusto y miro el rostro de mi amante cuyo apetito sexual está más y más por las nubes. Si las instrucciones dicen la verdad, ahora mismo mi amante debe de sentirse como si le hubiera excitado al máximo hasta la tortura. Beso los labios de mi amante mientras aprieto el pene en mi mano.

(me voy hasta mañana)

Pronto mi amante se empieza a ver muy sensual y como él dice muy caliente. Tomo sus manos y las sujeto sobre su cabeza y observo de arriba a bajo como ese cuerpo se agita y se retuerce de placer y pide más de mis caricias, pero yo solo puedo tocar su sexo por inercia porque ese espectáculo me tiene embelesado.


Me muerdo el labio por esa forma de pedirme más. Bajo su ropa interior y ese pene está duro como nunca. Golpeo de forma traviesa el glande con los dedos y este jadea arqueándose. - eres tan hermoso...


Beso debajo de sus axilas y con besos cortos y pequeños mordiscos recorro su pecho y su abdomen que saben deliciosos, aunque más deliciosas son sus reacciones a mis toques. Finalmente doy una lamida al glande de mi amante, pero no lo chupo aún, antes dejo mariquitas pequeñas en sus muslos fuertes y luego sin avisarle chupo sus gemelos.

- por qué? Eres tú quien dice querer hacerme una foto cuando tengo un rostro semejante, por qué no decir que te ves hermoso así? En verdad lo eres.


Aunque ese sexo con las venas hinchadas me invita a complacerlo ver a mi amante así, solo me invita a torturarlo. Me pongo a su altura y froto su sexo con el bulto de mis bóxers que también está algo duro de ver esa faceta de mi amante. Mi agarre se intensifica para que no se escape. Rodeo su cadera con un brazo alzándole un poco y sujetándole para poder hacer más fricción de nuestros sexos. Mis ojos no pierden detalle de él y mi cuerpo se calienta también al ver su propio calor.

Los besos de mi amante exigen que sean con lengua y se desenfrena tanto que mi beso acaba siendo feroz contra su boca y un hilillo de saliva dale de sus labios cayendo por su boca haciendo que se vea más sensual. El menor parece dispuesto a demostrar cuan caliente se siente. y lamo sus labios con gusto a fresa.


- yo? Pues probar el lubricante nuevo, aunque...ahora que lo mencionas... puede que pusiera algo de no sé que afrodisíaco. - digo divertido por su pregunta. Los movimientos de mi amante son voluptuosos y me encienden. - si no fuera porque tienes que montarme te ataría a la cama. - le confieso.


Me separo bajando por su cuerpo frotando nuestras pieles y besando la suya, en la bajada a la vez que acaricio sus costados. Pulso con un dedo su glande como su fuere un botón aflojando y apretando de nuevo con mi dedo. - qué debería de hacer con esto de aquí... se ve muy lleno..

- jajaja después? veo que tienes ganas de jugar... eso me gusta. - digo levantándome y acariciando su mejilla, su rostro se ve tan lindo así de rojo y excitado. Sus ojos se ponen llorosos mientras me pide que lo lama, suspiro, como puede ser tan sexy este hombre... Me muerdo el labio excitado cuando alza su cadera intentando, su cuerpo brilla por el líquido aceitoso y se ve como en uno de esos anuncios en los que posaba.


No le hago sufrir más y me agacho besando la base de su falo y luego lamiendo con la boca pegada a este sus costados, continuando la tortura, ya que no toco su glande ni sus testículos que es son las zonas erógenas y más sensibles. Me separo para echar un poco más de lubricante en mi mano y mis dedos pasan por el anillo de su trasero, introduciendo el afrodisíaco en el interior de su cuerpo. Vuelvo a lamer su verga de arriba a bajo al mismo ritmo en que mis dedos manipulan su trasero.

Un suspiro profundo se escapa de sus labios ante el rece de la boca de Hatori en su entrepierna, abre sus piernas un poco más apoyando los pies sobre la cama, dejándole libre albedrío para que juguteara con él como deseara, se muerde el labio al sentir como le penetra con los dedos, el calor es aun más grande pues se frota dentro suyo y nace justo en su ano.

Jadeaba de forma constante, se aferra a la cabecera de la cama, no deseaba apartarlo, era como si aun sintiera la mano del mayor aprisionando sus muñecas, sus caderas se mueven lentamente como un baile sensual ante los ojos de Yoshiyuki.

- M-me harás... ngh correr¡ - dice al sentir como le masajeaba por dentro, pero extrañamente, y aunque sentía su cuerpo temblar ligeramente como cuando llegaba al extásis, no eyaculaba, algo le hacia poder resistir la tortura de su amante.

Ese suspiro de goce suyo me hace estremecer. Sus caderas se mueven despacio y sensualmente. - correrte? ni en broma. - Hago un anillo alrededor de su pene impidiéndole hacerlo mientras sigo preparando su trasero con calma. Pronto a mí también se me hace insoportable, me libro de mis interiores y dejo su trasero vacío, únicamente para levantarlo y sentarlo sobre mis piernas. abro sus nalgas esperando a que acoja a mi sexo también duro y dispuesto, mientras masturbo su sexo evitando que se venga pero proporcionándole las caricias que me ha pedido con voz agonizante. - zack... zack... móntame..

Jadeo suavemente mientras siento su trasero acoger a mi pene despacio, enarco una ceja por lo enorme de su sonrisa, debería de dolerle y aún así... - aaaah! - su trasero se aprieta y el hecho de que diga mi primer nombre me arranca un gemido gutural. - serás... - le pellizco un pezón con algo de fuerza por lo que ha hecho y lo contento que se veía de haberlo hecho.

Aún así lame mis labios y mi lengua roza la suya antes de que se separe para que vea su cuerpo clavado por mí... desde que empezó a modelar su coquetería no tiene límites o fronteras. Es normal que me excite, después de todo había dejado una buena cantidad de lubricante en su trasero para que también me hiciera efecto a mí cuando le penetrara, mi erección iba a durar tanto o más que la suya gracias a esto, aunque... se aprieta tanto que no sé yo quien aguantará más. Hago a un lado la piel de su pene acariciando directamente ese trozo de carne y después de deleitarme con la vista de mi amante empalado y gimiendo de placer me acerco besando el cuello dulce y le rodeo con un brazo en un abrazo lujurioso donde intento agarrarme a la poca carne que tiene.

Se mueve más delicioso que nunca, aunque esta es solo la 3º vez que me monta, jadeo constantemente, de forma descordinada comparada con la de mi amante. - zac... zack... te amo... te aaa.... su boca envuelve la mía y comienza un beso salvaje como pocos.

De repente de su trasero solo cobija la mitad de mi glande y lo aprieta haciéndome gemir e intentar que baje, pero el menor se venga. - nghh!! ah... - gemimos a la vez y cuando conseguimos calmar nuestros cuerpos por esa embestida y abrir los ojos, nos perdemos el uno en el otros y nos besamos amorosamente. - estás bien? - digo acariciando su mejilla y apartando unos mechones de oscuros cabellos de su frente en un gesto de ternura entre tanta pasión. Había tocado el fondo, el final de su trasero rasgado su próstata por dentro, nunca antes con esta fuerza y es que cuando soy yo quien empuja no soy tan rudo.

- Si - dice dulcemente volviendo a sus labios, sintiendo la caricia en su mejilla

- No te preocupes mi amor - sus caderas vuelven a moverse, por ahora no prestaba atención al dolor, era más el placer, quería verle llegar al éxtasis, lame los labios de su amante entregándose con suma pasión, quería demostrarle que todo estaba bien,

- Tócame Tori - susurra abrazándose del mayor, recargando su mejilla en el hombro de este, sintiendo como su sexo se frotaba contra el abdomen del castaño a la vez que el falo seguía masajeándole por dentro.


(me voy a clase, nos vemos)

Cuando se acerca a besarme mi mano se entierra entre sus cabellos suaves. Claro que me preocupo, sé las tonterías que hace por mí este hombre.


No sé que me invita más a acariciarle, si su voz pidiéndomelo directamente o su pene en mi abdomen exigiéndomelo. Acaricio con sutileza su sexo y le abrazo con fuerza mientras se mueve lentamente, sé que se ha hecho daño, pero lo único que le digo es: - Por fin consigo que tengas una erección duradera, tengo que apuntar la marca del lubricante para otra ocasión. - le digo metiéndome con él. Mi pene entra y sale del cuerpo de mi amante, de este cuerpo delgado y pequeño comparado con el mío, después de unos segundo en contacto con el aire las marcas en mi espalda escuecen un poco, pero que es un poco de dolor por poder estar con mi amante. Nada.