eso que tengo que hacer es muy molesto cada vez mas....

Sonrío ante sus gestos. - Tienes que guardar reposo 5 días. me veo mal? Pues anda que tú... - No, no ha vuelto a venir, al menos mientras estaba despierto. - chasqueo la lengua mientras bordeo la cama agarrándolo con cautela de la mano viendo que si tiene un pequeño punto de apoyo se sostiene. - Ten cuidado. Seguro que está por venir... pasa al baño, te lavaré el lavaré mientras, para quitarte el olor al menos, porque veo imposible que te estés quieto. Además... me pondré celoso si te toca antes que yo. - digo bromeando. - ¿por qué necesitas que te ayude en eso? - pregunto por curiosidad sin celos en mi voz.

- No tienes que protegerme tanto... - sonrío al comprensivo, supongo que me afecta bastante esto y no quiere asustarme. - Déjame lavarte el pelo, con eso puedo lidiar. - pasamos al baño y abro el grifo para que salga el agua caliente, lo siento en una silla para poder lavarle. me remango las mangas de la camisa hasta mis codos y dejo en un lugar seco las muñequeras que se encargan de sujetar mis muñecas - así que te ha visto desnudo... ahora sí que estoy celoso. - le guiño un ojo. echo con cuidado su cabecita para atrás y apoyarla en el lavabo, no hay un jabón demasiado bueno, pero puedo quitarle los restos de sangre que se pierden por el desagüe. Tengo cuidado con las heridas que tiene en la cabeza, por suerte, son leves y no tengo que evitar que las toque el agua. Cuando la sangre ha abandonado su cabello, mis dedos se internan más profundo en sus cabellos lavándolos a conciencia y masajeando su cabeza. - Se tarda en lavar de lo largo que es. - comento.

Los lavabos estaban hechos para poder lavar en ellos a los pacientes sin que estos tuvieran que agacharse y doblar la espalda. Son como los de las peluquerías, con un hueco para que el cuello no se torciese y poder lavarlo bien. Su pelo vuelve a ser tan plateado como siempre, me encuentro con la dificultad de lavarle las orejas, pero salgo más o menos airoso del asunto. Su risa compite con el ruido del agua cayendo y el gorgoteo que esta produce al desaparecer por el desagüe que debe de estar algo atascado. Tengo que acercar un poco mi rostro al suyo para poder oír lo que me dice. Y yo que pensaba que era tímido...Suelto una risita al notar como le sube el calor por el cuello y las mejillas. Después de eso me quedo embelesado con su expresión tranquila, mientras mis dedos se mueven por sus cabellos por inercia sin dar tirones.

Acabo de aclarar su pelo y paso una toalla por sus hombros para poder agarrar su pelo con esta y secarlo. Para ahcerlo me arrodillo delante suya mientras la rolla absorve gran parte del agua de sus cabellos. Me lo quedo mirando, es tan lindo. - Mi precioso neko.- apoyándome en la silla me levanto dándole un beso. Solo tengo necesidad de hacerlo, ni me pregunto el porque, solo tomo esos deliciosos labios con los míos y mi lengua. - Mmm... - la puerta hace un sonido rasposo al abrirse y un "Joven amo..." resuena en el baño. GrUÑO, dejándome caer de culo en el baño a un lado de Cael y mirando al mayordomo. - Podrías llamar a la puerta... y si no estamos vestidos? - aunque estoy de mal humor por la interrupción me sale una broma.

Aunque sonrío ampliamente una venita bajo mi flequillo se hincha de enfado por lo que está insinuando. Me levanto sacudiéndome las ropas, yo también necesitaría una ducha.

- No es porque nos vieras desnudos... y sí hubiera estado satisfaciendo a tu joven amo y probando cada línea de su ser, mm? - camino hasta el mayordomo y poniéndome de puntillas le hablo al oído. - Además, no deberías de decir esas cosas tan a la ligera, mucha gente pagaría... ha pagado por mi cuerpo. - mis voz es baja y suave, Cael no alcanza a oír más que alguna palabra suelta, un dedo baja por su cuerpo desde su garganta de forma pícara mientras soplo directamente en el interior de su oreja haciendo que se estremezca de pies a cabeza.

Tras esto me separo y le saco la lengua a Cael, mientras me aguanto la risa. - Os dejo con las curaciones, yo voy a usar las duchas de aquí y a desayunar algo.- le lanzo un beso a Cael desde la puerta y saliendo para ir a hacer lo que dije.

Voy riendo por el camino de la reacción de ambos. Saku se había quedado pasmado, mientras que Cael respiraba celos y se comporta como un niño pequeño. Después de todo, para mí eso no es nada. No puedo evitar ser un poco coqueto en ocasiones, además... empezó él pienso en mi cabeza como un niño pequeño. Bueno, ya le quitaré el enfado muy a mi manera. Aunque yo también ando un poco celoso, solo recordar como se empezaba a quitar la bata del hospital antes de que saliera... es su mayordomo, así que es normal, además lo hace para protegerme.

Pregunto por las duchas a una enfermera que estaba atendiendo la recepción. Voy hacia allá y dejo que el agua medio fría limpie mi cuerpo ayudándome con una pastilla de jabón que no huele a nada en absoluto. Ya pasó lo peor, espero que podamos tener unos días tranquilos a partir de ahora. ME visto con unas ropas blancas que me cedió el hospital. Siempre preferí el negro. En la cafetería me tomo un capuccino que prentendí hacer pasar la espuma por nata y un par de sandwiches que me voy comiendo de camino a la habitación. Toco la puerta y nadie contesta, deben de seguir en el baño. Entro y me siento en la butaca en la cual he dormido toda la noche, oyendo el agua caer de la bañera y algunos débiles sonidos de dolor. Cierro los ojos intentando no imaginarme por lo que está pasando.

Los gemidos paran y saku sale del baño con un montón de vendas manchadas de sangre que tira a una papelera. Hago un elegante gesto con la cabeza cuando pide permiso para salir. - Sakura... gracias por cuidar de Cael, sé que es tu deber y tal, pero te lo agradezco... Puedes retirarte. - le digo y hace una reverencia marchándose y dejándome solo. De vez en cuando oigo el agua chocar contra los bordes de la bañera y una respiración que debía de estar contenida salir apresuradamente. Me acerco a la puerta del baño y cuando voy a entreabrirla para hablar con él desde fuera, Saku vuelve a aparecer con rollos de vendas y paquetes de gasas. Me aparto de la puerta dejándole paso, incluso le abro yo la puerta y cierro, ya que de verdad iba cargado de cosas y podía tener dificultades para abrir la puerta.

Me siento en una camilla, los hierros chirrían cuando muevo las piernas arriba y abajo en un balanceo algo infantil y rítmico. Les oigo hablar, pero no entiendo nada de lo que se dicen, pero sí que percibo un tono bastante pelotero de Saku. Salen del baño, Cael delante y Saku detrás, como una sombra XXL. Saku le sujeta con fuerza para que no pierda el equilibrio. Me bajo de la camilla y le sonrío de lado con algo de pena por lo que tiene que pasar. - ¿estás bien? - una pregunta muy tonta, sé que no lo está, pero también sé que dirá que sí, supongo que necesito que me lo asegure para que alguna parte de mí se lo crea.

anplío un poco más mi sonrisa cuando veo a sus orejitas moverse por encima de su pelo y como me saca la lengua. Alzo una ceja observando como le arropa. Es demasiado estirado... Miro de reojo al mayordomo, esos ojos que pone por llevar a Cael en brazos... si alguien le va a llevar en brazos ese seré yo, JUM.

Cael vuelve a recordarme su tortuoso pasado de manera involuntaria, nos miramos algo incómodos unos segundos, hasta que un carraspeo de Saku hace que nuetras miradas de descrucen y le miremos a él. Enarco una ceja sorprendido de que confíe en mí para cuidar a Cael unos minutos. - Yo me encargo. - digo sonriente sabiendo que cabreará a Cael.

rIO suavemente ante su reacción infantil. - Tranquilo... tengo formas muy entretenidas de hacer que te quedes en la camilla. - le miro coqueto antes de subir una rodilla a la camilla y apoyar mi frente en la suya, evitando una tirita de su frente, al menos ahora puedo distinguir donde puedo tocarle, pienso, ya que las vendas cubrían de forma precisa su antes ensangrentado cuerpo. Le lamo la punta de nariz de forma juguetona y con una sonrisa de diversión en mi cara.

Rio uando se pone sonrojado y nervioso, me acuerdo de esa primera vez que desperté sus instintos, no tenía vergüenza ninguna, solo buscaba placer como un gato una caricia. En verdad parece otra persona cuando su instinto lo domina, recuerdo nuestro intento de sexo y su forma de luchar cuando se despertó. Sin embargo ahora está tan avergonzado que me dan ganas de comérmelo de una forma lenta y sucia para sacarle todos los colores.

- ah, no? Y de qué tienes ganas? - digo acercando tanto mis labios a los suyos, que mi aliento se cuela entre sus dientes, mientras tomo con delicadeza su mejilla e la palma de mi mano.

- Bien... - digo antes de que él corte la distancia y nuestros labios se unan. La dulce presión de mis labios en los suyos y como su lengua roza la mía invitándola a algo bastante placentero, pero que realmente es poco, necesitamos más. Acaricio sus cabellos y me encaramo un poco más en la cama dejando mi pie colgando a pocos centímetros del suelo. Aunque no es suficiente puedo conformarme con estos momentos de pasión hasta que se cure, pero quiero tomarlo y ser tomado por él.

Apenas se separa para susurrar unas palabras de amor que prenden en mi interior. Tomo de nuevo sus labios mientras mi lengua explora su boca antes de volver a bailar con la suya. - Cael... - susurrar su nombre en un suspiro agitado me produce cierto placer, mis manos desean ir más allá, pero sé que no puedo, aunque hay momentos en los que creo olvidarlo

- aprenderá saku y llamará a la puerta o nos volverá a pillar en un momento caliente? - pregunto bromeando mientras beso con delicadeza su cuello.

Nuestras narices se frotan al besarnos y noto como su temperatura solo hace que ascender. Las palabras que salen de sus labios no parecen suyas, pero me excitan, en especial como dice mi nombre, me hace soltar un silencioso jadeo, sus manos pasan a acariciar directamente mi piel. Lucho para no pegarme a él y hacerle daño, incluso me aparto cuando se inclina hacia mí.

Esto no ha sido buena idea, no puedo determe y él cada vez se deja llevar más y más. Sus dedos se aventuran un poco más y eso me excita tanto que acabo besando su cuello con fiereza haciendo que su cuerpo se arqueé de una manera poco adecuada para sus heridas.- ah... sí seguimos yo... - tocarle es imposible, aún soy consciente del daño que puedo hacerle y más después de la última vez, pero en verdad su piel me reclama o quizás sea al revés y sean mis manos las que reclaman su piel para mí...

Su piel... de nuevo... no puedo... acaricio su clavícula por encima de la bata, deseando tocar esa piel que se ha sensibilizado y suavizado. Sus manos... se sienten bien... apoyo la cabeza en su pecho sintiendo lo jodidamente excitado que estoy. Demasiado tiempo sin hacerlo, demasiado tentador. Ha perdido el control y yo... - yo... te haré daño... - con una fuerza de voluntad que pensé que no tenía me aparto de él, alejándome dos pasos de la camilla y de ese cuerpo infantil que me arrastra. - No estás en condiciones de... - consigo decir, pero no se me ocurre como acabar la frase, mi cuerpo está demasiado alterado para ello.

Noto lo caliente que está mi cara y mi cuerpo cuando me he apartado de él y como me llama poniéndose de rodillas de una forma demasiado sensual diciendo mi nombre varias veces. Por suerte, la bata del hospital le quita mucho encanto a su pose, esos ojos felinos me asustan de alguna manera. Ha perdido el control del todo y no sé lo que puede hacer, de seguro es más fuerte que yo ahora.

En ese momento entra Saku con una enfermera. Salvado... de alguna forma. - Lo siento, me pillo desprevenido.- respiro como los nadadores antes de bucear toda una piscina. Profundamente cuatro o cinco veces haciendo que la capacidad de mis pulmones sea mayor y el aire entre en mí enfriando mi cuerpo. CAEl no tiene tanto control. Tiene un gran problema entre las piernas. - Disculpe, enfermera. El chico está bien,pero no seré yo quien le impida revisarlo, pero tengo que pedirle yo tambien que lo haga luego. - sonrío de forma arrebatadora a la enfermera. - Yo lo llevaré al cuarto luego. Solo díganme la habitación y una vez lo instale allí la llamaré, se lo prometo. - digo alargando las sílabas con tono coqueto. La enfermera cae y me da el nº de cuarto con un leve sonrojo en sus mejillas. Saku me echa una mirada que daría escalofríos a cualquiera. - ¿por qué no le buscas algún libro a Cael? De seguro le apetece leer un rato. Con permiso. - les digo y cojo a Cael cual princesa y lo meto en el baño, sentándolo en el WC con cuidado.

Arrodillado a sus pies le miro con una sonrisa tensa. - me encargo yo o tú? - no me importaba hacerlo, pero si le da vergüenza o se vuelve loco de nuevo, la cosa se pondrá bien fea.

- Descuida. - le digo intentando tranquilizarle. Cierro el pestillo de la puerta. - no tienes porque avergonzarte, soy yo después de todo, y si necesitas algo puedo hacerlo, sí?. - sonrío y me meto en la bañera. Cierro la mampara que no deja ver más que sombras fuera. Me siento en un borde y subo los pies al otro borde la bañera. Dejándole toda la privacidad que puedo. Tiene 15 años y esto es demasiado para él, seguro que no se ha masturbado ninguna vez.. suspiro y enciendo los dos grifos de agua caliente y fría de la bañera, para que no se le escuche tanto.

Y... cuento baldosas XD