Habitacioón de Cael Tsurai

Habitación de Cael Tsurai


~Este post no cuenta~

Recuerda cumplir las reglas, pasarlo bien y cuidarse.


Disfruten de la estancia,

Atentamente,

Después de las clases decido ir a ver a Cael, esto de ir voluntariamente al trabajo no debe de ser normal. Cael no ha tenido clases hoy así que es buena idea ir a hacerle una visista. Recuerdo el número de su habitación y llamo a la puerta. Hoy también llevaba ropas normales en vez de mi ropa clásica.

- Cael, soy yo. - le digo desde fuera esperando a que me habra. Al estar en otro curso suele levantarse más tarde así que le traigo algo para desayunar, aunque no sé si le gustarán los churros con chocolate, pero es lo típico así que esperemos que le guste.

- Buenos días, hermanito. Con permiso. - digo entrando a la habitación y siguiéndolo mientras veo desde su espalda como manipula su pelo. Se sienta para luego tumbarse en el sofá y yo me siento en un sillón al lado.

- Veo que acabas de despertar, así que no me equivoqué trayéndote el desayuno. Espero que te guste. - digo dejando una media docena de churros en una bolsa medio transparente por la grasa y un bote con chocolate. Me levanto y le pregunto por los platos y los vasos y sirvo los churros en un plato y el choco en una taza que humea, ya que aún está algo caliente. - Come, que se enfría. - digo tirándo la bolsa a una pequeña papelera.

-Tenía clases hoy, así que me tocó madrugar como de costumbre. - además llegué a mi cuarto y me puse a estudiar geografía y mates que son mi cruz, pienso, pero no le digo nada, es mi trabajo y tengo que hacerlo, si le digo que me cuesta llevar los estudios y el trabajo de seguro quiere que pase menos tiempo con él, pero me tomo mi trabajo muy enserio, además estoy pensando en busacar un trabajo de medio tiempo. Algo normal, aunque no tenga ninguna cualidad para ello.

Me siento de nuevo y le miro. - Los Sábados puedo venir a dormir contigo, quieres? - le pregunto con una sonrisa.Rio al ver como está, parece que está dorgado de felicidad, con la cabeza hacia un lado, los ojos cerrados poniendo una expresión bien tierna, junto a los orejas caídas y el rabo moviéndose de un lado a otro. Los nekos no me ponen, pero son bien lindos. Veo que el pelo se le suelta y me siento a su lado quitándole la coleta. -Deja que te la haga, antes tenía el pelo casi tan largo como tú y me hacía coleta con frecuencia. -Le peino un poco el pelo con los dedos, desenredándoselo sin dar tirones y luego le hago una trenza bastante sencilla. - Ya está. - le doyun toquecito en la nariz antes de volver a sentarme en el sillón. - ah, y dormí bien, como siempre.

Veo que disfruta con el desayuno. - Lo que tú quieras, hermanito. Un día te prepararé un desayuno de verdad. Te chuparás los . - le digo sonriente.

Follar, respondo mentalmente su pregunta sin pensármelo dos veces, pero tengo que ser un encantador hermano mayor. - Pues el deporte, no has visto lo bueno que estoy? - me levanto la camiseta y me doy unas palmaditas en mi firme abdomen. Le digo bromeando y dejo caer la camiseta. No le estoy mintiendo, me gusta correr y el basket, aunque no suelo tener con quien jugar así que me inclino por correr.

Me rio cuando intenta aguanatar la risa. - Mi intención era que te rieras. Sé que la otra vez me exalté, pero sé tú mismo, por favor.


- Los nekos tenéis siempre un cuerpo un poco infantil , pero te miran porque eres lindo y adorable a los ojos. - le respondo, como ya mencioné, no me agradan los nekos sexualmente, pero hay que reconocerles su encanto.


- Cumpliste los 15 ayer, no tengas tanta prisa por crecer, esperemos que estando conmigo te miren menos... - estiro el brazo tomándole la nariz en broma. - Mi comida preferida? Pues cualquier tipo de ramen, aunque también me gusta lo dulce. - lo que me recuerda que tengo que pasarme por la pastelería de Tatsuha un día de estos cuando no esté ocupado. - Aunque la vez que probé la tortilla de patatas española me pirró, pero a los japoneses no se nos da bien ahcerla.

- Hasta la hora de la cena en la cafetería soy tuyo, si quieres puedo esperar a que salgas de esa clase también puedo repasar en el pasillo.

Cojo el móbil y lo abro viendo como es. Voy a decir que no es necesario, pero sé que insistirá. -Gracias. Eres un poco posesivo, eh. - sonrío, tengo un móbil para el trabajo, pero ya no debería de usarlo, debería devolvérselo al jefe, tampoco es que llame a nadie más salvo a algún familiar.

- Oh, perdona, te vas a duchar. Te espero fuera, sí? - le doy una acaricia en el cuello antes de salir con mi nuevo móbil y espero apoyado en la pared mientras miro los juegos y la música que tiene.

Espero fuera. - le digo con un guiño. - No me importa, de verás. - salgo pensando en que... sí soy su esclavo, solo que él no lo sabe... Estará bien esto? No sabe ni lo que está pagando, por lo que está pagando, debería estar cansándolo a polvos y estoy haciendo de hermano mayor perfecto y divino de la muerte.

Y si me encuentro a algún cliente y le dice? Quizás debería decírselo yo, pero me tiene tan idealizado... casi se le coge hasta cariño a esa inocencia que yo perdí a los 13.

Apago el celular y lo guardo en mi bolsillo cuando sale, tendría que tunnearlo un poco luego. - Pues.. dónde quieras. - veo que le molesta bastante que le miren así, además muchas miradas estaban cargadas de malas intenciones. No tengo pinta de matón, además no soy mucho más alto que él aunque le lleve 5 años, pero algo de músculo sí que tengo y siempre me ha envuelto algo de misterio con lo de mis ropas. Paso un brazo amigablemente por el cuello del chico, demostrando que, definitivamente, va conmigo. Echando una mirada no muy amigable alrededor le empujo un poco para que empiece a andar.


- Podemos ir a la biblioteca, al parque, a tomar algo, al parque de atracciones... - lo que más te apetezca.


- Me gustaría preguntarte cómo es que acabaste decidiendo comprar una mascota y cómo encontraste el sitio? Para un chico de tu edad... no deberías frecuentar esos lugares, has sido muy descuidado. Se más precavido a partir de ahora, sí? No hagas que tu oniisan se preocupe más de lo debido.

Pasamos por la pastelería, que resulta ser la de Tatsuha, pero está hasta los topes. - Vendremos otro día. - le sonrío y seguimos andando en busca de otro sitio.

A ver como le digo esto. - En realidad, mi trabajo sería otro, cael. Pero estoy bien con esto, y... me avergüenzo un poco de lo que consiste mi trabajo en realidad. - me detengo y le miro con mis ojos verdes fijamente. - Sinceramente has pagado demasiado para lo que estoy haciendo, estás conforme con eso? - no podía decirle que soy una mascota sexual, pero me siento algo culpable por quedarme con el dinero, además está lo de Asami que no sé si será cierto, ni si quiera sé lo que quiero. Quiero dinero para acabar mis estudios, pero no tengo ni idea de que carrera me gusta. Y no está bien engañarle. Le miro esperando a ver como reacciona.

- Preferiría no decírtelo, ya te he dicho que me da bastante vergüenza... - digo con media sonrisa que muestra tristeza. Me arrodillo, me da igual estar en medio de la calle y le tomo el rostro cabizbajo para que me mire. - No eres malo, Cael. Solo no quieres estar solo, es lo que queremos todos. Hay gente que me compraría para cosas mucho peores, después de todo no se contratan trabajadores por dinero y se los está utilizando. No es malo, Cael. Yo quiero quedarme, pero eso lo decides tú, tú eres mi dueño. - cojo su mano y le sonrío. - No estés triste. Hagamos una cosa, cada vez que te haga estar triste puedes meterme una patada. Así que si no quieres hacerme daño tienes que sonreír y al final del día te daré un `pequeño premio.

- jajaja, pues deberías, si lloras es que no hago bien mi trabajo. - sonrío de nuevo y lo abrazo, aunque esté como una puta cabra y tenga esa imaginación que creo que me volverá loco un día, algo muy dentro de mí me dice que quiero estar con él. - Estoy aquí, no me voy. - apoyo la cabeza en su pecho y notando el latido de su corazón, está algo acelerado. Sin importarme que la gente nos mire no lo suelto.

- Ya lo sabrás, de momento hoy no has tenido suerte, porque has estado triste. Más suerte la próxima vez. - digo con algo de burla citando lo de los boletos de premios cuando no te toca nada. Había visto que se muere de curiosidad por saber, pero ahora mismo no tengo nada planeado. Aunque es normal, es algo que dije espontáneamente. - Hoy me merezco mi patada, pero como es el primer día y no sabíamos nada hasta ahora me perdonas, no?
Me separo para mirarle infundiéndole ánimos antes de levantarme, mala hora en la que me puse pantalones blancos digo intentando sacudirlos, pero quedan de color beige por la suciedad del suelo. Todo está saliendo bien.. - Así que a partir de ahora, esfuérzate.

Tengo que dejar de decir trabajo esto y trabajo aquello pienso y aprieto su mano. - Sé que es imposible, pero me valdré de mil artimañas para intentarlo. - después de la charla moral sobre con violencia no se soluciona nada digo. - Pues busquemos otra cosa. aer... qué te parece una tarjeta de cupones, cada diez puntos puedes hacerme lo que quieras, sexo incluido. - digo con una sonrisa hasta que me doy cuenta de lo que dije. y rio para disimular un poco.

Escucho sus últimas palabras y le sonrío con... sinceridad? Puede ser. Encontramos un puesto de helados con bastante buena pinta, hasta te echan virutas de chocolate o de colores encima y lo adornand con un barquillo. Nos cogemos uno cada uno. Él mío es de chocolate y de pistacho. Le doy a probar una cucharada de los dos sabores del mío, aunque el suyo chorre porque no le da tiempo a comérselo. Se mancha la nariz y queda monisimo. Le limpio con una de las servilletas que nos dió el heladero gordo y simpático. Acabo teniéndole que ayudar a terminarse su helado de fresa para que no se manche. Llegamos a un parque tiramos lo que nos sobra en una papelera que ya estaba a rebosar de batidos y papeles de aluminio de envolver los bocadillos.


Nos sentamos en un banco que solo conserva su pintura verde en las patas y miramos hacia los columpios. - Bueno, creo que puedo darte un regalo. Cierra los ojos. - saco una hoja de mi bolsillo y la aliso antes de ponerme a doblarla, tengo que desdoblarla y alisarla 3 veces antes de conseguir que me salga, hacía mucho que no practicaba o hacía algo así. - Todo tuyo. - le digo mostrándoselo.

Spoiler: