Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
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Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
El taxi se demoró una hora y cuarenta minutos en llegar. El trayecto fue callado, pues Wata-Chan seguía frustrado. Me bajé rápidamente y arrastré conmigo a Wata-Chan, sin soltar a Daigoro. Hacía mucho frío.
Comencé a correr hacia dentro, y apenas traspasamos el umbral, Wata-Chan se detuvo y me miró. Me preguntó qué hacíamos aquí, y yo guardé silencio mientras seguíamos caminando.
Se detuvo y me miró fijamente, haciéndome girar. Repitiendo la pregunta. Suspiré y cerré los ojos, para luego abrirlos y clavarlos en él de manera fría.
- Lo que debemos hacer...- murmuré tajante. Ante su asombro volví a girarme y lo arrastré conmigo. No sé cuánto tiempo deambulamos, pero logré dar con lo que buscaba. Supe que eran las lápidas de sus padres al verle arrodillarse frente a ellas y llorar. - Lo siento mucho...- murmuré, a los padres de Wata-Chan.- Quizás lo olvidó por mi culpa, pero no fue su intención. Realmente lo sentimos mucho...- murmuré en un hilo de voz.
(Us: Supongamos que los padres de Wata-Chan fueron enterrados aquí ._.Uu Es más, ni siquiera sé si los enterraron, pero sígueme la corriente xDD)
Comencé a correr hacia dentro, y apenas traspasamos el umbral, Wata-Chan se detuvo y me miró. Me preguntó qué hacíamos aquí, y yo guardé silencio mientras seguíamos caminando.
Se detuvo y me miró fijamente, haciéndome girar. Repitiendo la pregunta. Suspiré y cerré los ojos, para luego abrirlos y clavarlos en él de manera fría.
- Lo que debemos hacer...- murmuré tajante. Ante su asombro volví a girarme y lo arrastré conmigo. No sé cuánto tiempo deambulamos, pero logré dar con lo que buscaba. Supe que eran las lápidas de sus padres al verle arrodillarse frente a ellas y llorar. - Lo siento mucho...- murmuré, a los padres de Wata-Chan.- Quizás lo olvidó por mi culpa, pero no fue su intención. Realmente lo sentimos mucho...- murmuré en un hilo de voz.
(Us: Supongamos que los padres de Wata-Chan fueron enterrados aquí ._.Uu Es más, ni siquiera sé si los enterraron, pero sígueme la corriente xDD)
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Después de decir eso simplemente me hundí en mis pensamientos. Ni si quiera noté cuando Eiji-chan ya estaba vestido, sólo hasta que sentó a Daigoro en mis piernas. Lo miré fijamente y cuando dijo eso, sentí que mi corazón se encogía. Derramé lágrimas de nuevo, viéndolo con una mezcla de incredulidad y tristeza. De repente Eiji-chan comenzó a colocarme la camisa, y luego me pasó el pantalón. Yo me lo coloqué sin ganas, sin saber exactamente lo que hacía, simplemente obedeciendo a Eiji-chan.
Cuando terminé le devolví a Daigoro y el lo abrazó con su brazo izquierdo, para luego tomar mi mano y salir corriendo de la habitación. Yo fruncí el seño, un poco extrañado, pero simplemente lo seguí, dejandome llevar. Realmente me sentía sin fuerzas.
No me dí ni cuenta cuando ya estábamos arriba de un taxi, y ni si quiera pude escuchar lo que me decía Eiji-chan. Yo iba callado, frustrado, enojado, avergonzado... Iba de muchas maneras, pero principalmente enojado. Furioso conmigo mismo, por haber olvidado algo tan importante. ¡Jamás antes lo había hecho! Y lo peor, es que había prometido no olvidarlo; lo había prometido el día de su funeral. Sonreí irónicamente. No sirvo para las promesas.
Ni si quiera sé cuánto tiempo pasó, sólo sé que de un ommento a otro el auto se detuvo y Eiji-chan y yo bajamos, siendo arrastrado por él. Entonces me dí cuenta de que hacía frío, y mucho. Eiji-chan comenzó a caminar hacia adentro y entonces, me dí cuenta de dónde estábamos. Amplié los ojos y a penas cruzar el umbral me detuve, viendo fijamente a Eiji-chan.
-¿Q-Qué estamos haciendo aquí? - Pregunté contrariado. Él simplemente siguió caminando, ignorando mi pregunta. Yo fruncí el seño y me detuve, girándolo hacia mi por el brazo. Lo miré fijamente. - He diho, qué hacemos aquí. - Pregunté ya más firme. Él simplemente cerró los ojos y luego me miró fríamente, diciendo algo que me dejó de piedra. Amplié los ojos mientras sentía que él volvía a arrastrarme. - Eiji-chan... - Susurré impresionado, dejándome llevar nuevamente.
Caminamos por largo rato, hasta que de pronto vi lo que él estaba buscando. Me detuve de un momento a otro, haciéndole parar a él también, y caminé con pasos ausentes hacia un par de lápidas, donde estaban impresos los nombres de mis padres y la fecha de su nacimiento y muerte. Apreté los puños y mis ojos se llenaron de lágrimas. Las flores que había dejado unas semanas atrás ya estaban completamente marchitas. De un momento a otro las lágrimas desbordaron de mis ojos y me arrodillé frente a ellos, comenzando a llorar nuevamente. Cada vez que iba a verlos lo hacía. Junté mis manos frente a mi rostro en modo de oración y seguí llorando, con los dientes apretados y sollozando fuertemente.
-Lo siento, lo siento, lo siento... - Susurré repetidas veces, sintiéndome horriblemente culpable. No podía oír, sentir, ni ver nada que no fueran esas dos lápidas en frente mío.
Esas dos lápidas que deberían ser tres.
Cuando terminé le devolví a Daigoro y el lo abrazó con su brazo izquierdo, para luego tomar mi mano y salir corriendo de la habitación. Yo fruncí el seño, un poco extrañado, pero simplemente lo seguí, dejandome llevar. Realmente me sentía sin fuerzas.
No me dí ni cuenta cuando ya estábamos arriba de un taxi, y ni si quiera pude escuchar lo que me decía Eiji-chan. Yo iba callado, frustrado, enojado, avergonzado... Iba de muchas maneras, pero principalmente enojado. Furioso conmigo mismo, por haber olvidado algo tan importante. ¡Jamás antes lo había hecho! Y lo peor, es que había prometido no olvidarlo; lo había prometido el día de su funeral. Sonreí irónicamente. No sirvo para las promesas.
Ni si quiera sé cuánto tiempo pasó, sólo sé que de un ommento a otro el auto se detuvo y Eiji-chan y yo bajamos, siendo arrastrado por él. Entonces me dí cuenta de que hacía frío, y mucho. Eiji-chan comenzó a caminar hacia adentro y entonces, me dí cuenta de dónde estábamos. Amplié los ojos y a penas cruzar el umbral me detuve, viendo fijamente a Eiji-chan.
-¿Q-Qué estamos haciendo aquí? - Pregunté contrariado. Él simplemente siguió caminando, ignorando mi pregunta. Yo fruncí el seño y me detuve, girándolo hacia mi por el brazo. Lo miré fijamente. - He diho, qué hacemos aquí. - Pregunté ya más firme. Él simplemente cerró los ojos y luego me miró fríamente, diciendo algo que me dejó de piedra. Amplié los ojos mientras sentía que él volvía a arrastrarme. - Eiji-chan... - Susurré impresionado, dejándome llevar nuevamente.
Caminamos por largo rato, hasta que de pronto vi lo que él estaba buscando. Me detuve de un momento a otro, haciéndole parar a él también, y caminé con pasos ausentes hacia un par de lápidas, donde estaban impresos los nombres de mis padres y la fecha de su nacimiento y muerte. Apreté los puños y mis ojos se llenaron de lágrimas. Las flores que había dejado unas semanas atrás ya estaban completamente marchitas. De un momento a otro las lágrimas desbordaron de mis ojos y me arrodillé frente a ellos, comenzando a llorar nuevamente. Cada vez que iba a verlos lo hacía. Junté mis manos frente a mi rostro en modo de oración y seguí llorando, con los dientes apretados y sollozando fuertemente.
-Lo siento, lo siento, lo siento... - Susurré repetidas veces, sintiéndome horriblemente culpable. No podía oír, sentir, ni ver nada que no fueran esas dos lápidas en frente mío.
Esas dos lápidas que deberían ser tres.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
El de cabellos rojos observó al otro llorar sin poder hacer nada. Sintiéndose culpable, imbécil, maldiciéndose emntalmente y cualquier cosa que le hiciera sentirse fatal. Una brisa azotó el lugar y le hizo temblar por un momento. Se quedó estático y su oso cayó al suelo, aún lado de sus pies, rozando el cuerpo de su pareja a la vez.
Levantó un poco el rostro, y fue casi como en las películas de terror, que sus párpados parecían esfumarse de sus ojos.
Sintió al instante la voz de alguien llamarlo, pero estaba demasiado lejos como para poder alcanzarla. Y entonces, vio como dos personas parecían atravezar el cementerio, cruzando las lápidas de manera tranquila. Espectros blancos, con matíces azulados que desprendían cierta calidez. Abrió sus labios, más no salió de su boca sonido alguno.
Llegaron hasta él, y se plantaron en frente. Cada uno con una sonrisa en sus rostros, entonces parecía como si la luz del atardecer diera de lleno en ellos y les devolviera, por un segundo, su color. Cabello castaño y ojos amables. La mujer le sonrió con dulzura y murmuró un agradecimiento en voz baja. Una silenciosa charla se desató entre los tres, y fue cuando el pelirrojo al comprobar sus sospechas, se atrevió a preguntar qué debería hacer para que Wata-Chan dejara de sentirse culpable. El hombre posó su mano en su hombro y murmuró que simplemente le dijera la verdad de lo que justo en ese momento acababa de suceder.
La mujer se agachó para depositar un beso en su frente, y tan rápido como aparecieron, se esfumaron entre las sombras.
Recuperó el color, más comenzó a sudar frío en exceso, dejándose caer hacia atrás. Con la mirada perdida, incrédulo, asustado. Nunca antes había vivido algo parecido.
- Yo...- murmuró, más su voz fue opacada por un temblor. Se abrazó a sí mismo y agachó la mirada.
Levantó un poco el rostro, y fue casi como en las películas de terror, que sus párpados parecían esfumarse de sus ojos.
Sintió al instante la voz de alguien llamarlo, pero estaba demasiado lejos como para poder alcanzarla. Y entonces, vio como dos personas parecían atravezar el cementerio, cruzando las lápidas de manera tranquila. Espectros blancos, con matíces azulados que desprendían cierta calidez. Abrió sus labios, más no salió de su boca sonido alguno.
Llegaron hasta él, y se plantaron en frente. Cada uno con una sonrisa en sus rostros, entonces parecía como si la luz del atardecer diera de lleno en ellos y les devolviera, por un segundo, su color. Cabello castaño y ojos amables. La mujer le sonrió con dulzura y murmuró un agradecimiento en voz baja. Una silenciosa charla se desató entre los tres, y fue cuando el pelirrojo al comprobar sus sospechas, se atrevió a preguntar qué debería hacer para que Wata-Chan dejara de sentirse culpable. El hombre posó su mano en su hombro y murmuró que simplemente le dijera la verdad de lo que justo en ese momento acababa de suceder.
La mujer se agachó para depositar un beso en su frente, y tan rápido como aparecieron, se esfumaron entre las sombras.
Recuperó el color, más comenzó a sudar frío en exceso, dejándose caer hacia atrás. Con la mirada perdida, incrédulo, asustado. Nunca antes había vivido algo parecido.
- Yo...- murmuró, más su voz fue opacada por un temblor. Se abrazó a sí mismo y agachó la mirada.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
De repente una briza fuerte azotó el lugar y yo me quedé estático, sintiendo un escalofrío en la columna. Alcé mi vista cuando sentí que algo suave me rozaba la espalda, y vi a Eiji-chan completamente petrificado, viendo hacia el frente temblando como una hoja al viento. Fruncí el seño y me incorporé un poco.
-¿Eiji...? - Pregunté sin dejar de llorar, con la voz cortada. Pero entonces él comenzó a hablar solo, respondiendo, asintiendo, llorando... Amplié los ojos y me puse de pié rápidamente. - ¡Eiji! - Grité tratando de que me escuchara, pero fuera lo que fuera que lo tenía así aún no había terminado. Me maldije interiormente por no recordar que esa sensación de frío la sentía cada vez que un espíritu estaba cerca.
De pronto Eiji-chan comenzó a caer hacia atrás, y yo amplié los ojos, apresurándome a cogerlo antes de que se golpeara. Lo tomé con un brazo por la espalda y con la otra sostuve su pecho, mirándolo contrariado. Estaba sudando frío, y la expresión de su rostro era de un completo horror. Me mordí el labio. Era como la primera vez que yo vi un fantasma. Lo hice sentarse en el suelo, de frente a mí, mandando a la mierda mi dolor y preocupándome sólo por él. Lo zarandeé un poco por los hombros, pero él sólo atinó a susurrar un "yo...". Fruncí el seño, preocupado. ¿Qué había visto para dejarlo así? Entrelacé una de mis manos con la suya y elevé su rostro, viéndole fijamente a los ojos, con una expresión seria.
-Despierta. - Dije simplemente, esperando resultados.
-¿Eiji...? - Pregunté sin dejar de llorar, con la voz cortada. Pero entonces él comenzó a hablar solo, respondiendo, asintiendo, llorando... Amplié los ojos y me puse de pié rápidamente. - ¡Eiji! - Grité tratando de que me escuchara, pero fuera lo que fuera que lo tenía así aún no había terminado. Me maldije interiormente por no recordar que esa sensación de frío la sentía cada vez que un espíritu estaba cerca.
De pronto Eiji-chan comenzó a caer hacia atrás, y yo amplié los ojos, apresurándome a cogerlo antes de que se golpeara. Lo tomé con un brazo por la espalda y con la otra sostuve su pecho, mirándolo contrariado. Estaba sudando frío, y la expresión de su rostro era de un completo horror. Me mordí el labio. Era como la primera vez que yo vi un fantasma. Lo hice sentarse en el suelo, de frente a mí, mandando a la mierda mi dolor y preocupándome sólo por él. Lo zarandeé un poco por los hombros, pero él sólo atinó a susurrar un "yo...". Fruncí el seño, preocupado. ¿Qué había visto para dejarlo así? Entrelacé una de mis manos con la suya y elevé su rostro, viéndole fijamente a los ojos, con una expresión seria.
-Despierta. - Dije simplemente, esperando resultados.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Comencé a normalizar mi respiración y sentí los brazos de Wata-Chan rodearme. Levantó mi rostro y por un instante no pude ver nada que no fueran sus ojos. "Despierta" murmuró y cerré rápidamente los ojos, llevándome la mano a la frente.
- Yo....yo acabo de...- mumuré con la voz entrecortada, agitada. Temblorosa. Me callé de repente, pensando que quizás no me creería, y luego recordé que Wata-Chan veía fantasmas también. Lo miré fijamente.- ¿No los viste? Eran dos....dos...fantasmas...- comenté preocupado, quizás ese término podría ser ofensivo.
Suspiré frustrado ante su respuesta negativa, pensé que él era el del don. Llevé mi mano a mi cara y traté de calmarme. ¿Cómo le diría eso?
- Wata-Chan....los vi. Los vi...- él dijo que me creía, y yo negué, no me entendía. - Quiero decir que vi..- hice una pausa y él me miró fijamente. Tomé aire y con un hilo de voz, lo solté. -... a tus padres....- Me pareció tan injusto que él no pudiera verlos. Su cara de impacto fue impresionante, y luego removió su cabeza, como si no me creyera.
- Yo....yo acabo de...- mumuré con la voz entrecortada, agitada. Temblorosa. Me callé de repente, pensando que quizás no me creería, y luego recordé que Wata-Chan veía fantasmas también. Lo miré fijamente.- ¿No los viste? Eran dos....dos...fantasmas...- comenté preocupado, quizás ese término podría ser ofensivo.
Suspiré frustrado ante su respuesta negativa, pensé que él era el del don. Llevé mi mano a mi cara y traté de calmarme. ¿Cómo le diría eso?
- Wata-Chan....los vi. Los vi...- él dijo que me creía, y yo negué, no me entendía. - Quiero decir que vi..- hice una pausa y él me miró fijamente. Tomé aire y con un hilo de voz, lo solté. -... a tus padres....- Me pareció tan injusto que él no pudiera verlos. Su cara de impacto fue impresionante, y luego removió su cabeza, como si no me creyera.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Poco a poco su respiración se normalizó, y pudo concentrarse en mi rostro. Me miró confuso y comenzó a tartamudear algo. Yo lo miré fijamente, muy preocupado. Estaba realmente asustado.
Se calló por un momento, creo que inseguro de decirme, pero luego me lo confesó. Yo fruncí el seño. ¿Había visto fantasmas? Pero... yo no vi nada. Se lo dije cuando me preguntó y pareció frustrarse. Entonces yo recordé que no podía ver a los espíritus que estuvieran descansando en paz.
El intentó calmarse y luego comenzó a decirme repetidas veces que los había visto. Lo abracé fuertemente y froté su espalda.
-Te creo amor, te creo... - Susurré tratando de calmarlo, recordando que la primera vez que yo había visto fantasmas, nadie podía creerme; estaba solo. Pero entonces él negó y comenzó a decir otra cosa. Yo me separé un poco y lo miré, confundido.
Lo vi tomar aire, y entonces...
-No... - Susurré con los ojos abiertos como platos, tiritando por completo y con ambas manos sobre mi boca, casi aterrado. No, él... no podía aber visto a los fantasmas de mis padres... No, tenía que ser mentira. - Es mentira... ¡No es cierto! - Grité poniéndome de pié, tiritando fuertemente, con pasos torpes. Derramaba lágrimas como si no tuvieran fin, humedeciendo mi rostro, y mojando mi camisa.
Eiji-chan se puse de pie y quiso acercarse a mí, pero yo retrocedí, con las manos sobre mis oídos y los ojos fuertemente cerrados. No quería escucharlo, no quería saber nada. No, no, no...
-Es mentira... - Susurré con el corazón hecho pedazos, sintiendo que él me abrazaba.
Estaba aterrado.
Se calló por un momento, creo que inseguro de decirme, pero luego me lo confesó. Yo fruncí el seño. ¿Había visto fantasmas? Pero... yo no vi nada. Se lo dije cuando me preguntó y pareció frustrarse. Entonces yo recordé que no podía ver a los espíritus que estuvieran descansando en paz.
El intentó calmarse y luego comenzó a decirme repetidas veces que los había visto. Lo abracé fuertemente y froté su espalda.
-Te creo amor, te creo... - Susurré tratando de calmarlo, recordando que la primera vez que yo había visto fantasmas, nadie podía creerme; estaba solo. Pero entonces él negó y comenzó a decir otra cosa. Yo me separé un poco y lo miré, confundido.
Lo vi tomar aire, y entonces...
-No... - Susurré con los ojos abiertos como platos, tiritando por completo y con ambas manos sobre mi boca, casi aterrado. No, él... no podía aber visto a los fantasmas de mis padres... No, tenía que ser mentira. - Es mentira... ¡No es cierto! - Grité poniéndome de pié, tiritando fuertemente, con pasos torpes. Derramaba lágrimas como si no tuvieran fin, humedeciendo mi rostro, y mojando mi camisa.
Eiji-chan se puse de pie y quiso acercarse a mí, pero yo retrocedí, con las manos sobre mis oídos y los ojos fuertemente cerrados. No quería escucharlo, no quería saber nada. No, no, no...
-Es mentira... - Susurré con el corazón hecho pedazos, sintiendo que él me abrazaba.
Estaba aterrado.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Comenzó a retroceder de mí. Y eso me hizo sentir pésimo. Realmente Wata-Chan no confiaba del todo en mí, pero no podía darme el lujo de dejarlo así. Comencé a soltar lágrimas porque sentí como si acabaran de romper mi corazón y me acerqué a él de nuevo. Lo abracé y el cayó al suelo de rodillas. Me puse a su altura.
Acaricié sus cabellos. Y me determiné a proseguir. No quería hacerle más daño, pero...él tenía derecho a saber.
- Wata-Chan los vi. No te estoy mintiendo, los vi. - murmuré de manera seria, sin dejar de llorar, y retirando las manos de su rostro con suavidad. Las envolví entre las mías y las llevé hasta mi pecho. - No tengo razón alguna para mentirte. - me miró fijamente, sin comprender.- Los vi, amor. Sonrisas tiernas, miradas cálidas. Cabello castaño.- abrió sus ojos impactado, y asintió levemente, comprendiendo que no mentía, pero aún sintiéndose frustrado. Pegué mi frente con la suya y besé su mejilla tiernamente. - Fueron unas personas maravillosas...- comencé.- Tu padre dijo que estabas en buenas manos..- se removió inquieto, no queriendo oír, más apreté el agarre. - Tu madre me agradeció por hacerte feliz....aunque creo que eso no he podido lograrlo aún. - comenté triste, agachando el rostro. Suspiré y lo levanté.- Y me pidieron que te dijera que te agradecen el amor que les tienes, y que te agradecen aún más el hecho de que no los haz olvidado. - Me detuve y besé su frente.- Y también quieren que comprendas que tú nunca haz tenido la culpa de nada. Tú no fuiste el causante de su muerte, y dicen que debes olvidarte de eso. Que no debes pensar así....porque no podrás ser feliz, y es precisamente lo que desean para ti. La felicidad. - Acaricié sus cabellos y llevé mi mano a su mejilla.
- Eso es lo que me pideron que te dijera...- murmuré soltando más lágrimas.
Acaricié sus cabellos. Y me determiné a proseguir. No quería hacerle más daño, pero...él tenía derecho a saber.
- Wata-Chan los vi. No te estoy mintiendo, los vi. - murmuré de manera seria, sin dejar de llorar, y retirando las manos de su rostro con suavidad. Las envolví entre las mías y las llevé hasta mi pecho. - No tengo razón alguna para mentirte. - me miró fijamente, sin comprender.- Los vi, amor. Sonrisas tiernas, miradas cálidas. Cabello castaño.- abrió sus ojos impactado, y asintió levemente, comprendiendo que no mentía, pero aún sintiéndose frustrado. Pegué mi frente con la suya y besé su mejilla tiernamente. - Fueron unas personas maravillosas...- comencé.- Tu padre dijo que estabas en buenas manos..- se removió inquieto, no queriendo oír, más apreté el agarre. - Tu madre me agradeció por hacerte feliz....aunque creo que eso no he podido lograrlo aún. - comenté triste, agachando el rostro. Suspiré y lo levanté.- Y me pidieron que te dijera que te agradecen el amor que les tienes, y que te agradecen aún más el hecho de que no los haz olvidado. - Me detuve y besé su frente.- Y también quieren que comprendas que tú nunca haz tenido la culpa de nada. Tú no fuiste el causante de su muerte, y dicen que debes olvidarte de eso. Que no debes pensar así....porque no podrás ser feliz, y es precisamente lo que desean para ti. La felicidad. - Acaricié sus cabellos y llevé mi mano a su mejilla.
- Eso es lo que me pideron que te dijera...- murmuré soltando más lágrimas.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Caí de rodillas y él cayó conmigo, acariciando mis cabellos mientras yo seguía tiritando, con el rostro entre mis manos y los ojos desmezuradamente abiertos. El comenzó a decir que era cierto que los había visto, y yo negué frenéticamente con la cabeza.
-No, no es verdad... no es verdad... - Seguí susurrando entre sollozos. Se separó un poco de mí y tomó mis manos entre la ssuyas, entrelazándolas y poniéndolas sobre su pecho. Me dijo eso y yo lo miré llorando, sin comprender bien. No entendía nada de lo que estaba pasando; no me entendía a mí mismo. Entonces comenzó a describirlos. Amplié los ojos y asentí a cada uno de los rasgos que él mencionó, sin pdoer creerlo. Entonces... entonces...
Me abrazó nuevamente y besó mi mejilla, comenzando a decir cosas sobre ellos; de mi padre. Amplié los ojos y me removí inquieto, tratando de safarme de sus brazos, llorando más fuerte.
-No quiero... No... - Susurré desesperado. No quería, no quería oír. Quería estar solo. Entonces él mencionó a mi madre y yo me quedé estático, sin dejar de derramar lágrimas. Y cuando dijo que no podía hacerme feliz, me quedém de piedra. "Eiji-chan..." Pensé contrariado. Pero si él...
Suspiró y me miró fijamente, repitiéndome todo lo que les había dicho mis padres, haciéndome sentir que mi corazón se convertía en un nudo en el pecho.
No... yo tenía la culpa... yo era... el causante de todo... yo...
Entonces sentí que Eiji.chan acariciaba mi mejilla y me miraba a los ojos con total sinceridad, y recién en ese entonces me percaté de que él también estaba llorando. Estuvimos unos largos minutos, quizá horas, simplemente mirándonos, hasta que yo bajé el rostro, separándome de él y sentándome sobre mis piernas, con una mano cubriéndome la cara y la otra en el suelo. Y de un momento a otro, comencé a reír levemente.
-Son unos tontos... Y hasta ahora me lo dicen... - Susurré con cierta rabia, pero a la vez sintiéndome infinitamente aliviado, esta vez llorando de la emoción.
Mis padres seguían amándome, seguían acordándose de mí. Eso era más de lo que yo pudiera pedir.
-No, no es verdad... no es verdad... - Seguí susurrando entre sollozos. Se separó un poco de mí y tomó mis manos entre la ssuyas, entrelazándolas y poniéndolas sobre su pecho. Me dijo eso y yo lo miré llorando, sin comprender bien. No entendía nada de lo que estaba pasando; no me entendía a mí mismo. Entonces comenzó a describirlos. Amplié los ojos y asentí a cada uno de los rasgos que él mencionó, sin pdoer creerlo. Entonces... entonces...
Me abrazó nuevamente y besó mi mejilla, comenzando a decir cosas sobre ellos; de mi padre. Amplié los ojos y me removí inquieto, tratando de safarme de sus brazos, llorando más fuerte.
-No quiero... No... - Susurré desesperado. No quería, no quería oír. Quería estar solo. Entonces él mencionó a mi madre y yo me quedé estático, sin dejar de derramar lágrimas. Y cuando dijo que no podía hacerme feliz, me quedém de piedra. "Eiji-chan..." Pensé contrariado. Pero si él...
Suspiró y me miró fijamente, repitiéndome todo lo que les había dicho mis padres, haciéndome sentir que mi corazón se convertía en un nudo en el pecho.
No... yo tenía la culpa... yo era... el causante de todo... yo...
Entonces sentí que Eiji.chan acariciaba mi mejilla y me miraba a los ojos con total sinceridad, y recién en ese entonces me percaté de que él también estaba llorando. Estuvimos unos largos minutos, quizá horas, simplemente mirándonos, hasta que yo bajé el rostro, separándome de él y sentándome sobre mis piernas, con una mano cubriéndome la cara y la otra en el suelo. Y de un momento a otro, comencé a reír levemente.
-Son unos tontos... Y hasta ahora me lo dicen... - Susurré con cierta rabia, pero a la vez sintiéndome infinitamente aliviado, esta vez llorando de la emoción.
Mis padres seguían amándome, seguían acordándose de mí. Eso era más de lo que yo pudiera pedir.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Le vi separarse y me preocupé, más simplemente se sentó y se curbió el rostro. Se rió, y entonces supe que lo había comprendido.
- Quizás siempre te lo dijeron por medio de otras personas, pero no quisiste creerlo. Y tuvieron que hacerlo de esta manera ¿no crees?- susurré solamente audible para mí. Supuse que mi travajo había terminado y me levanté del suelo, sacudiendo mi ropa y tomando a Daigoro con suavidad.
Wata-Chan siguió cubriendo su rostro y yo me giré levemente. Busqué con la mirada y emprendí la marcha hacia una lápida en específico.
Me percaté de que Wata-Chan no me seguía, y entonces agradecí mentalmente. Quería estar solo, desahogarme, y al parecer él tampoco quería que yo estuviera ahí. Caminé un buen rato y me dejé caer con pesadez al suelo. Elevé mi mano y acaricié la lápida. Letra por letra la delineé con mis dedos.
- Hola...mamá...- murmuré comenzando a llorar más desesperadamente. - Sé que aún no es, pero quería pasar y....ya sabes.....- Noté que había un ramillete de flores ahí, pero no eran mías. - "Son de mi madrastra" - pensé. - He estado muy bien...sé que haz podido verlo. - una suave brisa pasó, y realmente la sentí como una cálida caricia. - Pero aún te extraño.....¿sabes qué debería hacer? - sonreí amargamente. - Sé lo que dirás, siempre lo decías. - reí de manera triste.
- De seguro ya conoces a Wata-Chan. Es la mejor persona que he conocido.... pero no sé cómo hacerlo feliz....¿será que no soy el indicado para él? - le pregunté. - Realmente quiero serlo....- agaché la cabeza y dejé que las lágrimas rodaran por mi rostro.
- Quizás siempre te lo dijeron por medio de otras personas, pero no quisiste creerlo. Y tuvieron que hacerlo de esta manera ¿no crees?- susurré solamente audible para mí. Supuse que mi travajo había terminado y me levanté del suelo, sacudiendo mi ropa y tomando a Daigoro con suavidad.
Wata-Chan siguió cubriendo su rostro y yo me giré levemente. Busqué con la mirada y emprendí la marcha hacia una lápida en específico.
Me percaté de que Wata-Chan no me seguía, y entonces agradecí mentalmente. Quería estar solo, desahogarme, y al parecer él tampoco quería que yo estuviera ahí. Caminé un buen rato y me dejé caer con pesadez al suelo. Elevé mi mano y acaricié la lápida. Letra por letra la delineé con mis dedos.
- Hola...mamá...- murmuré comenzando a llorar más desesperadamente. - Sé que aún no es, pero quería pasar y....ya sabes.....- Noté que había un ramillete de flores ahí, pero no eran mías. - "Son de mi madrastra" - pensé. - He estado muy bien...sé que haz podido verlo. - una suave brisa pasó, y realmente la sentí como una cálida caricia. - Pero aún te extraño.....¿sabes qué debería hacer? - sonreí amargamente. - Sé lo que dirás, siempre lo decías. - reí de manera triste.
- De seguro ya conoces a Wata-Chan. Es la mejor persona que he conocido.... pero no sé cómo hacerlo feliz....¿será que no soy el indicado para él? - le pregunté. - Realmente quiero serlo....- agaché la cabeza y dejé que las lágrimas rodaran por mi rostro.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Seguí cubriendo mi rostro mientras no paraba de llorar, y ni si quiera entendí bien lo que dijo Eiji-chan, pero sabía que me estaba regañando. Lo sentí pararse y coger a Daigoro, caminando hacia el frente. Agradecí mentalmente que me dejara solo y comencé a llorar con más fuerza cuando supe que no estaba cerca, acercándome a la tumba de mis padres y acariciándolas con manos temblorosas.
-Perdónenme... Todo este tiempo an estado preocupados por mí, ¿verdad? - Susurré con voz quebrada. Sentí una suave brisa mecer mis cabellos y acariciar mis mejillas, y un escalofrío en la espalda. Sonreí cerrando mis ojos, sin dejar de llorar. - Están aquí, ¿eh? - Susurré mientras sentía dos manos apoyándose sobre mi hombro. Bajé el rostro y lloré con más fuerza. - Los extraño, ¿saben? Y... - Tomé aire y golpeé con fuerza el piso, importándome un comino si me hacía una herida en la otra mano; por suerte no fue así. - ¡Y no soporto la idea de ver otros fantasmas que no sean ustedes! - Grité haciendome pedazos la garganta. Casi sentí unos brazos rodeandome y supe que era mi mamá. Sollozé y oculté el rostro entre mis manos. - Lo que más rabia me da... es no poder recordar sus rostros...
Los dos miraron tristemente a su hijo, sintiéndose impotentes por no poder hablar con él.
-...lo único que recuerdo son sus ojos. - Susurré.
Ambos sonrieron y se agacharon para besar su frente, haciendo que el joven Watanuki sintiera un nuevo escalofrío.
-Déjenme verlos. - Dije con determinación.
Ambos padres ampliaron los ojos. -...por última vez. - Finalicé con vos quebrada.
Shaoran y Sakura se mordieron el labio, viéndose fijamente. Luego sonrieron y asintieron, cerrando sus ojos, siendo rodeados por una cegadora luz blanca. Watanuki se cubrió el rostro, sintiendo que su corazón iba a explotar. Entonces, cuando la luz se hizo más tenue, se destapó la cara, y su corazón dio un brinco al ver a sus padres ahí, frente a él.
-¿Mamá...? - Pregunté viendo a la mujer frente mío; ella asintió. Sonreí entre lágrimas. Luego miré al hombre al lado de ella. - ¿Papá...? - Pregunté al borde del llanto; también asintió. Casi al mismo tiempo en que yo estallé en llanto ellos me abrazaron fuertemente, y yo correspondí desesperado. Sus cuerpos eran translúcidos, y sentía al tocarlos como si una energía renovadora me llenara por completo.
Cuando me calmé conversamos muchas cosas, sobre cómo había crecido, lo orgullosos que estaban de mí, y muchos otros comentarios acerca de Eiji-chan que me icieron sonrojar hasta los pies. Ellos sólo reían.
Pero llegó un momento en que ya tenían que marcharse. Sentí mi corazón romperse.
-¿Ya se van? - Pregunté desilucionado. Ambos sonrieron con tristeza y me abrazaron nuevamente; yo correspondí al instante.
-Sí, hijo, ya debemos irnos. - Susurró mi madre, acariciándome el cabello. Estuve a punto de decir que quería irme con ellos, cuando ella me miró. - Y deja de ser tan tonto. Tienes a un increíble niño a tu lado, que ahora está llorando y sufriendo. ¡Ve a consolarlo, hombre! - Me regañó. Yo me quedé de piedra, y mi padre sonrió divertido.
-Sakura... - Susurró. Yo sonreí. Mi madre tenía un nombre hermoso.
-Hecho. - Dije. Al instante siguiente ellos comenzaron a brillar, y los tes nos pusimos de pie. - Adiós. - Susurré con una pequeña sonrisa. Ellos también sonrieron y, tal y como llegaron, desaparecieron.
Me mantuve unos minutos ahí, procesando todo lo que había pasado. Entonces amplié mis ojos.
-¡Eiji-chan! - Exclamé, y partí corriendo a buscarlo.
No iba a dejar que llorara; primero muerto.
-Perdónenme... Todo este tiempo an estado preocupados por mí, ¿verdad? - Susurré con voz quebrada. Sentí una suave brisa mecer mis cabellos y acariciar mis mejillas, y un escalofrío en la espalda. Sonreí cerrando mis ojos, sin dejar de llorar. - Están aquí, ¿eh? - Susurré mientras sentía dos manos apoyándose sobre mi hombro. Bajé el rostro y lloré con más fuerza. - Los extraño, ¿saben? Y... - Tomé aire y golpeé con fuerza el piso, importándome un comino si me hacía una herida en la otra mano; por suerte no fue así. - ¡Y no soporto la idea de ver otros fantasmas que no sean ustedes! - Grité haciendome pedazos la garganta. Casi sentí unos brazos rodeandome y supe que era mi mamá. Sollozé y oculté el rostro entre mis manos. - Lo que más rabia me da... es no poder recordar sus rostros...
Los dos miraron tristemente a su hijo, sintiéndose impotentes por no poder hablar con él.
-...lo único que recuerdo son sus ojos. - Susurré.
Ambos sonrieron y se agacharon para besar su frente, haciendo que el joven Watanuki sintiera un nuevo escalofrío.
-Déjenme verlos. - Dije con determinación.
Ambos padres ampliaron los ojos. -...por última vez. - Finalicé con vos quebrada.
Shaoran y Sakura se mordieron el labio, viéndose fijamente. Luego sonrieron y asintieron, cerrando sus ojos, siendo rodeados por una cegadora luz blanca. Watanuki se cubrió el rostro, sintiendo que su corazón iba a explotar. Entonces, cuando la luz se hizo más tenue, se destapó la cara, y su corazón dio un brinco al ver a sus padres ahí, frente a él.
-¿Mamá...? - Pregunté viendo a la mujer frente mío; ella asintió. Sonreí entre lágrimas. Luego miré al hombre al lado de ella. - ¿Papá...? - Pregunté al borde del llanto; también asintió. Casi al mismo tiempo en que yo estallé en llanto ellos me abrazaron fuertemente, y yo correspondí desesperado. Sus cuerpos eran translúcidos, y sentía al tocarlos como si una energía renovadora me llenara por completo.
Cuando me calmé conversamos muchas cosas, sobre cómo había crecido, lo orgullosos que estaban de mí, y muchos otros comentarios acerca de Eiji-chan que me icieron sonrojar hasta los pies. Ellos sólo reían.
Pero llegó un momento en que ya tenían que marcharse. Sentí mi corazón romperse.
-¿Ya se van? - Pregunté desilucionado. Ambos sonrieron con tristeza y me abrazaron nuevamente; yo correspondí al instante.
-Sí, hijo, ya debemos irnos. - Susurró mi madre, acariciándome el cabello. Estuve a punto de decir que quería irme con ellos, cuando ella me miró. - Y deja de ser tan tonto. Tienes a un increíble niño a tu lado, que ahora está llorando y sufriendo. ¡Ve a consolarlo, hombre! - Me regañó. Yo me quedé de piedra, y mi padre sonrió divertido.
-Sakura... - Susurró. Yo sonreí. Mi madre tenía un nombre hermoso.
-Hecho. - Dije. Al instante siguiente ellos comenzaron a brillar, y los tes nos pusimos de pie. - Adiós. - Susurré con una pequeña sonrisa. Ellos también sonrieron y, tal y como llegaron, desaparecieron.
Me mantuve unos minutos ahí, procesando todo lo que había pasado. Entonces amplié mis ojos.
-¡Eiji-chan! - Exclamé, y partí corriendo a buscarlo.
No iba a dejar que llorara; primero muerto.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Llevé mis manos a mi rostro y comencé a berrear, sin poder contenerme más.
- ¿Qué debería hacer, mamá? ¿Cómo puedo ayudarlo? ¿Cómo puedo serle útil? - comencé a preguntarle, mientras daba algunos golpes al piso. Daigoro había quedado al lado y me miraba con esos ojos que siempre me habían parecido penetrantes. Me recordaban a mi madre, ella me lo regaló después de todo ¿no?.
Lo tomé con suavidad entre mis manos y lo abracé, escondiendo mi rostro en él.
- Yo no quiero que Wata-chan vuelva a llorar....quiero que tenga siempre una sonrisa en su rostro, aún si no sé qué pasará...- le comenté recostándome en el suelo, haciéndome un ovillo, y sin retirar mi mirada de la lápida.- Quiero que regreses....- supiré. Pero yo sabía que era imposible.- Te extraño....te amo, mamá....- murmuré.
Llevé mi mano derecha hacía mi cara, y luego me quedé viéndola fijamente.
- A veces no puedo evitar recordar esa noche, cuando me prometiste que todo estaba bien..... y que al día siguiente iríamos depesca....- murmuré hipando. Cerré mi mano en un puño y la apreté. La dejé caer pesadamente y abracé a Daigoro más fuerte. Tenía mucho frío. - He tratado de ser un buen chico, para que estés....orgullosa de mí.... y también papá. Quiero que se lo digas....- susurré y cerré mis ojos.
A veces, sólo quería desaparecer. Otras, quería quedarme al lado de ellos para siempre. Y otras veces solo deseaba estar con Wata-Chan una enternidad.
- ¿Qué debería hacer, mamá? ¿Cómo puedo ayudarlo? ¿Cómo puedo serle útil? - comencé a preguntarle, mientras daba algunos golpes al piso. Daigoro había quedado al lado y me miraba con esos ojos que siempre me habían parecido penetrantes. Me recordaban a mi madre, ella me lo regaló después de todo ¿no?.
Lo tomé con suavidad entre mis manos y lo abracé, escondiendo mi rostro en él.
- Yo no quiero que Wata-chan vuelva a llorar....quiero que tenga siempre una sonrisa en su rostro, aún si no sé qué pasará...- le comenté recostándome en el suelo, haciéndome un ovillo, y sin retirar mi mirada de la lápida.- Quiero que regreses....- supiré. Pero yo sabía que era imposible.- Te extraño....te amo, mamá....- murmuré.
Llevé mi mano derecha hacía mi cara, y luego me quedé viéndola fijamente.
- A veces no puedo evitar recordar esa noche, cuando me prometiste que todo estaba bien..... y que al día siguiente iríamos depesca....- murmuré hipando. Cerré mi mano en un puño y la apreté. La dejé caer pesadamente y abracé a Daigoro más fuerte. Tenía mucho frío. - He tratado de ser un buen chico, para que estés....orgullosa de mí.... y también papá. Quiero que se lo digas....- susurré y cerré mis ojos.
A veces, sólo quería desaparecer. Otras, quería quedarme al lado de ellos para siempre. Y otras veces solo deseaba estar con Wata-Chan una enternidad.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Seguí corriendo hasta que escuché unos fuertes sollozos. Me detuve y miré hacia todos lados, tratando de encontrarlo; ese era Eiji-chan, estaba seguro. Apreté los puños y lancé una maldición.
-Te hubiera preguntado, mamá. - Susurré maldiciéndome. Pero entonces una nueva brisa sopló, en dirección hacia la izquierda, dónde había un pasillo lleno de varios nichos. Sonreí y miré al cielo. - Gracias. - Dije y luego seguí corriendo, intentando encontrarlo.
Corrí por largo rato, desesperándome al no encontrarlo por ningún lado, hasta que lo vi. Mi corazón se detuvo. Estaba hecho un ovillo, llorando, abrazando a Daigoro, frente a una tumba. Me mordí el labio y corrí rápidamente hacia él, sintiéndome un imbécil. Lo había dejado solo cuando más me necesitaba. Cuando llegué lo tomé rápidamente entre mis brazos y lo abracé con fuerza, besando su frente. Noté que se tensaba y se asustaba, hasta que se dio cuenta de que era yo. Entonces me abrazó casi con furia, y lloró.
Cerré con fuerza mis ojos, controlándome para no llorar también, y besé su cabello con cariño.
-Llora, amor. Llora todo lo que quieras. - Susurré para darle más confianza. El se aferró con desesperación a mi camisa y yo lo dejé hacer.
Y me odié. Me odié porque fui un imbécil, cegándome ante mi dolor e ignorándolo. Pero ya no lo haría más, porque sabía que me necesitaba, y que yo lo necesitaba a él. No sacaba nada con hundirme en mi depresión y despreciar su cariño; no quería hacerle más daño.
-Te hubiera preguntado, mamá. - Susurré maldiciéndome. Pero entonces una nueva brisa sopló, en dirección hacia la izquierda, dónde había un pasillo lleno de varios nichos. Sonreí y miré al cielo. - Gracias. - Dije y luego seguí corriendo, intentando encontrarlo.
Corrí por largo rato, desesperándome al no encontrarlo por ningún lado, hasta que lo vi. Mi corazón se detuvo. Estaba hecho un ovillo, llorando, abrazando a Daigoro, frente a una tumba. Me mordí el labio y corrí rápidamente hacia él, sintiéndome un imbécil. Lo había dejado solo cuando más me necesitaba. Cuando llegué lo tomé rápidamente entre mis brazos y lo abracé con fuerza, besando su frente. Noté que se tensaba y se asustaba, hasta que se dio cuenta de que era yo. Entonces me abrazó casi con furia, y lloró.
Cerré con fuerza mis ojos, controlándome para no llorar también, y besé su cabello con cariño.
-Llora, amor. Llora todo lo que quieras. - Susurré para darle más confianza. El se aferró con desesperación a mi camisa y yo lo dejé hacer.
Y me odié. Me odié porque fui un imbécil, cegándome ante mi dolor e ignorándolo. Pero ya no lo haría más, porque sabía que me necesitaba, y que yo lo necesitaba a él. No sacaba nada con hundirme en mi depresión y despreciar su cariño; no quería hacerle más daño.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Sentí que alguien me tomaba fuertemente entre sus brazos, y me asusté. Me tensé y luego me fijé en sus ojos y supe al instante que era Wata-Chan. Solté a Daigoro con cuidado y lo abracé fuertemente, apretando su camisa con fuerza y poniéndome a llorar a grito herido. Besó mi cuello y me dijo que estaba bien llorar.
- Quiero que estén orgullosos.....pero no soy bueno para los demás...- comencé a murmurar.- Soy un niño malo....- continué berrinchando. Luego em separé de Wata-chan y tomé a Daigoro entre mis brazos, retrocediendo.- También tú lo crees...- susurré.- Yo lo sé....- dije en un hilillo de voz.- ¡Porque también te he lastimado a ti!- grité muy fuerte, sollozando aún más. Escondiendo mi rostro en el oso.
Le sentí acercarse, y retrocedí, tal como antes él lo hizo cuando yo lo abracé.
- No....no me toques....sé que no te gusta....- murmuré con la cabeza gacha.
- Quiero que estén orgullosos.....pero no soy bueno para los demás...- comencé a murmurar.- Soy un niño malo....- continué berrinchando. Luego em separé de Wata-chan y tomé a Daigoro entre mis brazos, retrocediendo.- También tú lo crees...- susurré.- Yo lo sé....- dije en un hilillo de voz.- ¡Porque también te he lastimado a ti!- grité muy fuerte, sollozando aún más. Escondiendo mi rostro en el oso.
Le sentí acercarse, y retrocedí, tal como antes él lo hizo cuando yo lo abracé.
- No....no me toques....sé que no te gusta....- murmuré con la cabeza gacha.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Escuché todo lo que decía con el corazón hecho pedazos. No podía creer que Eiji-chan pensara eso de él.
-No digas eso, por favor no lo digas. No eres un niño malo, eres... - Pero entonces él se separó de mí y comenzó a decir esas cosas. Amplié los ojos. - ¿Qué? - Dije con voz quebrada. - ¡No, Eiji-chan! - Grité levantándome, pero él retrocedió y me dijo algo que me partió el corazón. Ahora entendía cómo se sintió él cuando yo hice lo mismo; y me odié aún más.
Me acerqué a él nuevamente, pero volvió a retroceder, chocando la espalda con la pared de un mausoleo, temblando de pies a cabeza. Me acerqué rápidamente a él antes de que pudiera moverse y lo rodeé firmemente con mis brazos, reteniéndolo, haciendo oído sordo a sus reclamos e intentos de escape.
-Escúchame, Eiji Kikumaru. - Demandé con voz firme. Al instante él se detuvo. Lo estreché con fuerza y acaricié su espalda. - Te dije que dejaras de pensar tonterías, ¿verdad? - Dije sin esperar respuestas, siguiendo con mi regaño. - Tú madre, estoy seguro, está orgullosa de tí. Debes dejar de pensar que eres un niño malo, al contrario, eres la mejor persona del mundo. - Seguí sin perder ese tono de regaño, abrazándolo más fuertemente. - Me haz hehco darme cuenta de soy soy un idiota, de que jamás tuve la culpa de que mis padres murieran. Al fin pude hablar con ellos y... - Sonreí. -...hasta pude verlos. - Luego volví con mi voz enojada. - ¡Y todo eso gracias a tí! ¿Cómo puedes pensar que eres alguien malo? - Sentí que intentaba reclamarme, pero no le dejé. - Y... ¿cómo se te ocurre pensar que yo pienso que lo eres? - Pregunté sintiéndome ofendido. - ¡Tú eres la persona más importante para mí! - Me separé de él y lo vi con firmeza a los ojos. - ¡Entiéndolo de una vez, Eiji! ¡Te amo! - Grité sujétandolo con fuerza de los hombros, sin dejar de verlo.
Suficiente con jueguitos; a aclarar las cosas de una vez.
-No digas eso, por favor no lo digas. No eres un niño malo, eres... - Pero entonces él se separó de mí y comenzó a decir esas cosas. Amplié los ojos. - ¿Qué? - Dije con voz quebrada. - ¡No, Eiji-chan! - Grité levantándome, pero él retrocedió y me dijo algo que me partió el corazón. Ahora entendía cómo se sintió él cuando yo hice lo mismo; y me odié aún más.
Me acerqué a él nuevamente, pero volvió a retroceder, chocando la espalda con la pared de un mausoleo, temblando de pies a cabeza. Me acerqué rápidamente a él antes de que pudiera moverse y lo rodeé firmemente con mis brazos, reteniéndolo, haciendo oído sordo a sus reclamos e intentos de escape.
-Escúchame, Eiji Kikumaru. - Demandé con voz firme. Al instante él se detuvo. Lo estreché con fuerza y acaricié su espalda. - Te dije que dejaras de pensar tonterías, ¿verdad? - Dije sin esperar respuestas, siguiendo con mi regaño. - Tú madre, estoy seguro, está orgullosa de tí. Debes dejar de pensar que eres un niño malo, al contrario, eres la mejor persona del mundo. - Seguí sin perder ese tono de regaño, abrazándolo más fuertemente. - Me haz hehco darme cuenta de soy soy un idiota, de que jamás tuve la culpa de que mis padres murieran. Al fin pude hablar con ellos y... - Sonreí. -...hasta pude verlos. - Luego volví con mi voz enojada. - ¡Y todo eso gracias a tí! ¿Cómo puedes pensar que eres alguien malo? - Sentí que intentaba reclamarme, pero no le dejé. - Y... ¿cómo se te ocurre pensar que yo pienso que lo eres? - Pregunté sintiéndome ofendido. - ¡Tú eres la persona más importante para mí! - Me separé de él y lo vi con firmeza a los ojos. - ¡Entiéndolo de una vez, Eiji! ¡Te amo! - Grité sujétandolo con fuerza de los hombros, sin dejar de verlo.
Suficiente con jueguitos; a aclarar las cosas de una vez.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Balbuceó algo, y se acercó a mí. Yo retrocedí y choqué con un mausoleo. Estaba inquieto, pero antes de que pudiera hacer algo Wata-Chan me abrazó. Me removí, queriendo alejarme, y protesté, pero él comenzó a regañarme y me hizo guardar silencio.
Escuché atentamente lo que me decía y comencé a llorar de nuevo.
- Lo siento....lo siento....ahora te hice enojar....en verdad lo siento...- murmuré abrazándolo, sin dejar de temblar.- No me odies..por favor no me odies, Wata-chan....- le pedí escondiendo mi rostro en su pecho. Lo abracé aún más fuerte, como si quisiera fundirme con él.- No...me sueltes...- susurré mientras cerraba mis ojos.
Me sentía fatal, había hecho que se enfadara conmigo. Ahora sí me sentía verdaderamente malo. Otra brisa azotó el lugar, y sentí las caricias de mi madre. Levanté el rostro y lloré de nuevo, comprendiendo.
- Lo siento....- volví a disculparme. Escondí mi rostro en su cuello. Es como si fuera lo único que podía decir. - Yo no....quería....solo...es que tú....- traté de explicarme, y entonces Wata-Chan sonrió y me besó. Amplié los ojos, y pasados unos segundos comencé a responder, titubeando. Luego cerré mis ojos, y simplemente disfruté del beso, mientras me abrazaba a su cuello.
Escuché atentamente lo que me decía y comencé a llorar de nuevo.
- Lo siento....lo siento....ahora te hice enojar....en verdad lo siento...- murmuré abrazándolo, sin dejar de temblar.- No me odies..por favor no me odies, Wata-chan....- le pedí escondiendo mi rostro en su pecho. Lo abracé aún más fuerte, como si quisiera fundirme con él.- No...me sueltes...- susurré mientras cerraba mis ojos.
Me sentía fatal, había hecho que se enfadara conmigo. Ahora sí me sentía verdaderamente malo. Otra brisa azotó el lugar, y sentí las caricias de mi madre. Levanté el rostro y lloré de nuevo, comprendiendo.
- Lo siento....- volví a disculparme. Escondí mi rostro en su cuello. Es como si fuera lo único que podía decir. - Yo no....quería....solo...es que tú....- traté de explicarme, y entonces Wata-Chan sonrió y me besó. Amplié los ojos, y pasados unos segundos comencé a responder, titubeando. Luego cerré mis ojos, y simplemente disfruté del beso, mientras me abrazaba a su cuello.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Lo abracé con fuerza cuando él dijo eso. La verdad es que sí me había enfadado, pero no con él, sino conmigo. Comenzó a disculparse realmente apenado, y cuando yo iba a decirle que no era necesario, una nueva brisa azotó el lugar. Y sentí un nuevo escalofrío. Cerré los ojos y entonces vi a una mujer; en realidad era el cuerpo de una mujer, vestida con ropas muy bonitas, pero sólo pude distinguir sus ojos: Azules. Me miraba con ternura; y supe que era la mamá de Eiji-chan.
Volví a abrir los ojos un poco asustado, y me encontré con Eiji-chan, disculpándose de nuevo. Hundió el rostro en mi cuello y comenzó a decir incoherencias, tratando de justificarse. Yo sólo sonreí. Luego alcé su rostro, y lo besé.
Sentí que se ponía tenso al principio, pero poco a poco fue correspondiendo, y terminó por abrazarse a mi cuello. Yo aproveché y sostuve su cintura, haciendo el beso más profundo.
Me sentía fatal por haberle causado tantas penas a mi amado Eiji-chan, y quería hacerle saber que lo amaba. Que lo amaba como a nadie.
Cuando nos separamos, ambos nos miramos con una sonrisa en la cara, él aún con el rostro húmedo pro las lágrimas. Las sequé con ternura, y luego de unos segundos volví a abrazarlo, hundiendo el rostro en su cuello y aspirando su aroma a vainilla.
-Gracias... - Susurré, cerrando mis ojos. - Gracias por todo.
Volví a abrir los ojos un poco asustado, y me encontré con Eiji-chan, disculpándose de nuevo. Hundió el rostro en mi cuello y comenzó a decir incoherencias, tratando de justificarse. Yo sólo sonreí. Luego alcé su rostro, y lo besé.
Sentí que se ponía tenso al principio, pero poco a poco fue correspondiendo, y terminó por abrazarse a mi cuello. Yo aproveché y sostuve su cintura, haciendo el beso más profundo.
Me sentía fatal por haberle causado tantas penas a mi amado Eiji-chan, y quería hacerle saber que lo amaba. Que lo amaba como a nadie.
Cuando nos separamos, ambos nos miramos con una sonrisa en la cara, él aún con el rostro húmedo pro las lágrimas. Las sequé con ternura, y luego de unos segundos volví a abrazarlo, hundiendo el rostro en su cuello y aspirando su aroma a vainilla.
-Gracias... - Susurré, cerrando mis ojos. - Gracias por todo.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Escondió su rostro en mi cuello cuando el beso terminó y me agradeció. Lo abracé más fuerte y negué con la cabeza.
- No, gracias a ti, Wata-chan...- dije en un suspiro. Ahora temblaba del frío, y sentí de repente mucha hambre. - Espera...- murmuré y me levanté lentamente. Caminé unos cuantos pasos hasta la lápida de mi madre y sonreí agachándome.- Gracias mamá. Pero por ahora debo irme. Me gustó saludarte, ya sabes que te amo....- murmuré con los ojos aguados. Regresé a donde estaba Wata-Chan y lo abracé.
- Regresemos al instituto.....ya no quiero estar aquí...- comenté levantando la vista, suplicante. Era tarde, y entre más nos demorásemos, más peligroso podría ser.
- No, gracias a ti, Wata-chan...- dije en un suspiro. Ahora temblaba del frío, y sentí de repente mucha hambre. - Espera...- murmuré y me levanté lentamente. Caminé unos cuantos pasos hasta la lápida de mi madre y sonreí agachándome.- Gracias mamá. Pero por ahora debo irme. Me gustó saludarte, ya sabes que te amo....- murmuré con los ojos aguados. Regresé a donde estaba Wata-Chan y lo abracé.
- Regresemos al instituto.....ya no quiero estar aquí...- comenté levantando la vista, suplicante. Era tarde, y entre más nos demorásemos, más peligroso podría ser.
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Re: Tratando de aliviar las penas (Priv. Wata-Chan)
Dijo que él me agradecía a mí y yo sonreí. Después de esto, y todo lo que habíamos vivido juntos, sentía como si hubiera conocido a Eiji-chan desde siempre.
De repente me dijo que esperara, y fue a despedirse de su madre. Yo miré todo eso con ojos nostálgicos, cruzándome de brazos. Entonces sentí una suave brisa mecer mis cabellos otra ves. Sonreí.
-Hasta siempre. - Susurré sabiendo que eran mis padres despidiéndose de mí. Luego Eiji-chan volvió hacia mí y me abrazó, diciéndo que quería irse. Sonreí y correspondí el abrazo. - Ajá. Además muero de frío. - Dije divertido.
Ambos caminamos abrazados, en un mutuo silencio, hasta la salida. No era necesario decir nada más, ya todo había sido aclarado.
Hicimos parar a un taxi y nos subimos. Yo hice que Eiji-can quedara recostado en mi pecho y sus piernas estiradas en el asiento, acariciando su cabello y dejando que descansara. Había sido un día agotador, para ambos.
https://gakuen-darkness-oris.foroes.org/alumnos-f39/habitacion-de-kimihiro-watanuki-t3216-105.htm
-.-.-.-.-.-.-FIN DEL TEMA-.-.-.-.-.-.-
De repente me dijo que esperara, y fue a despedirse de su madre. Yo miré todo eso con ojos nostálgicos, cruzándome de brazos. Entonces sentí una suave brisa mecer mis cabellos otra ves. Sonreí.
-Hasta siempre. - Susurré sabiendo que eran mis padres despidiéndose de mí. Luego Eiji-chan volvió hacia mí y me abrazó, diciéndo que quería irse. Sonreí y correspondí el abrazo. - Ajá. Además muero de frío. - Dije divertido.
Ambos caminamos abrazados, en un mutuo silencio, hasta la salida. No era necesario decir nada más, ya todo había sido aclarado.
Hicimos parar a un taxi y nos subimos. Yo hice que Eiji-can quedara recostado en mi pecho y sus piernas estiradas en el asiento, acariciando su cabello y dejando que descansara. Había sido un día agotador, para ambos.
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