Mensaje inoportuno? - priv Hatori -

Rio ante ese intento de cumplido y paso los brazos rodeando su abdomen delgado y musculoso. Sonrío por su beso en la barbilla, pero sus palabras no tranquilizan en absoluto, al principio siempre se han mostrado comprensivas aquellas personas con las que salía. Al pensar en esto lo abrazo un poco más fuerte intentando retenerlo de alguna manera a mi lado.

Le miro así ¬.¬ cuando insinúa que no como bien. - Sé cuidarme solito, sabes? - demonios, el mayor aquí soy yo. - Y tú qué? Estás muy delgado. - digo, aunque está más musculoso que delgado, pero tiene una cintura especialmente sexy. - No tienes que preocuparte por mi dieta. - le aseguro. - pero, si no fuera así k harías?


- dónde está el lugar en el que trabajas?

- Oh, eso harías? Entonces puede que deje que te preocupes algún día. - me hace acariciar su abdomen. - Vaya... acabo de notar que estás para comerte de bueno. - digo mordiendo su oreja que queda a la altura de mis labios al tenerle así abrazado. El propósito de ese mordisco es hacer avergonzar e ir descubriendo como reacciona a mi tacto. Nunca he estado con un hombre de esta manera y puedo meter la pata en cualquier momento.

- Pilla cerca de mi trabajo. ¿ a qué hora acaba tu turno? ... A lo mejor puedo ir a recogerte algún día en coche. - digo sin estar para nada seguro de esto, ya que mi hora de terminar el trabajo es tarde y muy irregular

Será soldado y todo lo que él diga, pero es demasiado tierno y adorable pienso cuando se emociona por algo tan simple como eso. - Kuso... me haces tan feliz... por qué tienes que ser tan directo y sincero y encima parecer tan inocente?. - escondo el rostro en su cuello sintiéndome tonto por sentirme así con él.


- B[b]ueno, mi horario tampoco es nada regular[. Nos llamaremos para eso entonces/b]. - digo separándome muy a penas de su cuello para hablar. En ese sitio siento un olor muy tenue de la colonia que usó al comienzo del día y el aroma de sus cabellos negros y sedosos.Sus leves roces son agradables y me noto tan cómodo que podía dormirme así. Quiero dormir con él, el alivio de tenerle de nuevo no sustituye del todo estas semanas echándole de menos.

Bajo una pierna del sofá en su proceso de ponerse cómodo, queda tumbado de lado y puedo apoyar las manos en su cadera. - Mmm... - un murmullo de placer por lo que hizo el menor. Sonrío y le doy un azote suave en el trasero. - No seas travieso, mocoso. - digo acercando mi rostro al suyo y besando así su pómulo, el cual se puso notablemente rojo.


- Me encantaría que cocinaras para mí, pero no todos los días. No me es molesto, pero tampoco es justo para ti. Además, cuando te pida un bento me aseguraré de poder comerlo contigo. Así que asegurate de traer una bandeja para ti también, sí? - digo con una media sonrisa esperando que acepte.

Se mueve de nuevo, ahora se sienta encima de mí siento sus dedos entrelazarse en mi nuca y un escalofrío me recorre el cuerpo y aunque lo disimule un poco, hay demasiado contacto entre nosotros para que no lo haya notado. - No me siento presionado y no me das problemas, sí? Pero que vayas muy seguido a mi oficina... sé que no es nada malo, pero podrían llamarme la atención por holgazanear o algo.


Ese beso esquimal me hace arrugar la nariz. - Para nada... - acaricio sus cabellos antes de atraerlo hacia mí y darle un beso apasionado como pocos, en el que mi boca parece querer comerse la suya, apropiándome de sus labios, mostrando sin palabras que son solo míos ahora. Con una ligera succión en su labio inferior acabo el encuentro de nuestras bocas él cual había sido excitante de por sí, además había ido acompañado del contacto corporal indirecto con el pelinegro - Pues es malo que seas travieso, porque haces que no quiera irme. - digo dándole un besito extra.

- JUM! Tú también eres culpable, por muchos ojitos que me pongas. - niego con la cabeza mordiéndome el labio, este hombre me vuelve loco y estoy cayendo a una velocidad abrumadora. - HA?! - exclamo cuando me dice que por qué soy sexy. - Pero bueno, tienes idea de lo terriblemente guapo y adorable que te ves todo el tiempo? Y más cuando te sonrojas, cuando debería ser yo el ruborizado por esas palabras. - digo esperando no herir su orgullo de soldado duro o algo. - Además, lo tienes todo en su maldito sitio. Ni te imaginas lo mucho que quiero saltarte. - me refiero a que tiene todos los músculos bien desarrollados y tiene un cuerpo de infarto, y realmente esperar a tener sexo con él es una tortura.

Acaricio los costados de su cuerpo. - A mí me gusta ese punto despistado que tienes, ser tan ordenado y recto no es nada emocionante. - le guiño un ojo.

Rio por su comentario de que ese cuerpo no se mantiene solito así. El sonrojo del menor parece haberse alojado permanentemente en sus mejillas, puedo ver como se contiene, y como ese simple gesto de acariciar su cuerpo le enciende.

- Que raro eres. - el hecho de que yo le parezca interesante es extraño para mí, dedicar mi vida al trabajo siempre me ha traído problemas en mis relaciones, así que, que alguien lo considere una virtud es un hecho sobrenatural para mí.

No me molesta lo más mínimo el que me trate de usted, su confesión ha sido tan jodidamente sensual que no puedo concentrarme en nada más que esos labios que se echan sobre los míos. Deslizo las manos por su espalda sintiendo esos músculos contraerse, pero concentrando todos mis sentidos. Las lenguas acaban entrando en acción y su baile es loco y apabullante, me separo no sin antes lamer el interior de su labio. Sonreímos ambos mirándonos. - Me alegra que sonrías tanto, esa sonrisa es la mejor curva de tu cuerpo. - CURSI

- Es que tú eres muy lindo a tu manera. - no decía lindo como una chica, aunque el hombre sea mimoso a mí me parece muy varonil.

Oh, dios, yo me pregunto lo mismo pienso cuando me pregunta cómo hago para hacerle sentir feliz.

Alzo una ceja mientras finge indignación por sentirse atraído por mí, no tarda en acabar la broma haciendo que mi espalda choque contra el respaldo del sofá en su efusivo abrazo, rodeo con mis brazos el cuerpo de Zack. - eso es una amenaza? - digo burlándome de él. sujeto su nuca para mantener su cuerpo unos segundo más contra él mío. Le doy una palmada en el muslo como señal para que se levante. - Me tengo que ir ya, vamos, a este ritmo conseguirás que no me vaya nunca. - son las 12 de la noche ya.

Pongo los ojos en blanco cuando me abraza por detrás y siento sus palabras suaves y persuasivas en mi oreja. Suspiro exageradamente y me giro rodeando su cuello con los brazos y le miro significativamente. - ok, ok, pero no te acostumbres a que ceda a tus caprichos y menos con 4 frases bien dichas. - decido darle una especie de compensación por lo que dije la última vez que nos vimos, aunque todo se ha solucionado me sigo sintiendo algo culpable. Le miro con los ojos entrecerrados. - No sabía que eras tan tramposo. - digo por como ha conseguido que me quede aquí, es tan lindo que cuesta resistirse a una petición suya. No me parece mal que sea algo caprichoso, si ha comprendido que no siempre voy a estar para él.

Ahueco su mejilla en la palma de mi mano y acaricio muy a penas la comisura de sus labios con el pulgar. - y dónde duermo? - pregunto con una ceja alzada.

Esa sonrisa tan amplia me hace arrepentirme de mi decisión de quedarme por darle una victoria, pero también me motiva a quedarme con él.

Mi pulgar que estaba acariciando esa comisura perfila ese mohín en sus labios. Me empuja hacia el cuarto antes de que sugiera una opción tan absurda como el sofá. - Me vendría bien un pantalón de pijama. - le digo ya que así es como duermo más cómodo hasta que empieza a hacer calor. Cuando se quita la camisa es inevitable que piense en el pedazo de cuerpo que tiene el cabrón. Me desabotono mi camisa y la dejo doblada junto con los pantalones. - arigato. - digo cuando me tiende la prenda y una vez la visto veo que me van perfectos, yo soy algo más corpulento que él, pero su ropa parece irme bien. Abro las sábanas y me meto en un lado de la cama. Me inclino dándole un beso corto de buenas noches antes de tumbarme bocarriba en mi lado de la cama con los brazos detrás de la cabeza, Una vez apaga la luz le deseo buenas noches. - oyasuminasai. - y cierro los ojos para dejarme llevar por el cansancio del día.

- Oyasumi Hatori - le besa en la mejilla y también se interna en las cobijas para comenzar a dormir, aunque se duerme después de Hatori, se le queda mirando un rato y sonrie feliz.

- Te quiero - dice en un susurro y se hace bolita del otro extremo de la cama para dejarle a sus anchas.

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Era temprano, incluso se había despertado antes que Hatori, sospechaba que el mayor se levantaba a primera hora para irse a trabajar así que se escabulló de la cama con cuidado para ir a la cocina y prepararle un buen desayuno atiempo para que no se fuera con el estómago vacío.

- Buenos días... - entra a la habitación cuando escuchó ruido

- Como dormiste? el baño está listo, te planche esos trajes para que no murmuren en la oficina y el desayuno te espera cuando salgas de la ducha - se había sentado a un lado de Yoshiyuki y le da un beso de buenos días. Quería que se sintiera cómodo cuando se quedara con él

Me despierto y miro el reloj. Tendré que darme prisa para llegar. Miro el techo y me doy cuenta de que no es el de mi cuarto. Me tomo unos minutos para poder abrir los ojos del todo y recordar lo pasado en la noche. De verdad... estoy saliendo con Zack. Bostezo justo cuando entra, un olor a tostadas llega cuando abre la puerta. - Ohayo... - digo adormilado y respondo a su beso por inercia. Escucho que ha hecho los deberes, pero unos deberes que no tenía que hacer. - oye, no deberías haber madrugado para eso. - suspiro sin poder enfadarme a esas horas de la mañana sin el desayuno tengo las energías bajas y no son suficientes para enfadarme enserio. - Arigatou, pero no me lo pongas tan sencillo para que me aproveche de ti - me incorporo y acaricio su mejilla. - No me mimes tanto, suelo malacostumbrarme a ello. - le revuelvo el pelo como único castigo antes de levantarme y quedarme sentado en la orilla de la cama frotándome los ojos antes de levantarme - iré al baño entonces... - y meterme en el baño...


Salgo con una camisa blanca y unos pantalones grises de traje y me siento en la mesa de la cocina y Zack empieza a sacar más cosas de la neveras. - Estate quiero y siéntate conmigo, anda. - bostezo una vez mmás. - Itadakimasu. - cojo los palillos y como un poco de macedonia de frutas. Vaya... cocina mejor que yo.

(nos vemos)

- No quierooo. - canturreo apretando sus mofletes hinchados para desinflarlos como un globo respondiendo a lo de dejarme mimar.

Sonrío ante su jovial rezo ants de comer y asiento mientras trago el último trozo de fruta de mi plato. - Sí, está rico. - digo limpiándome con una servilleta. - Gracias. - que atento es, parece no querer dejarse sin pulir ningún detalle. Como una tostada con mermelada y cuando se va a meter un trozo de panqueque con miel en la boca detengo su mano y me como yo el trozo que iba a ser suyo. - De verdad? - digo saboreando aunque está demasiado dulce. - Eso requiere saber administrarse bien, además de un capital importante para empezar.


Terminamos de desayunar y me preparo para irme, pero él sigue siendo atento y me pasa las cosas. Me cuelgo la chaqueta del traje de un brazo y el maletín del otro. Le beso como despedida, pero antes de irme veo un bloc de notas en el hall y le escribo mi dirección y donde trabajo exactamente. - Bueno, te llamo en el fin de semana. Y cuidare tú también. Y gracias por la ropa y todo lo demás.- le doy un último beso antes de salir por la puerta.



Aparco en los estacionamientos del centro comercial donde se está a juguetería donde trabaja Zack. Dentro del centro el cartel de la juguetería llama la atención. Entro y me encuentro rodeado de juguetes por todas partes menos en el suelo. Llamé a Zack y me dijo que hoy saldría algo tarde, así que me ha dado tiempo de pasarme por su trabajo. Le encuentro atendiendo a una familia y espero a que me vea y le indico con gestos que estaré en el pasillo de al lado, en el de los bebés. Me agacho buscando mantitas instructivas para uno mientras espero a ver si me puede atender.

Zack estaba atendiendo a varios clientes, las madres solteras eran las que más solicitaban sus servicios, les agradaba saber que él era aun soltero y además de eso, según habían preguntado con las dependientas del lugar, no tenía compromiso alguno, sumado a ello de que era bastante atractivo y... le encantaban los niños.

- Zaaaaack!!! - un peque como de cinco años corrió a brazos del mayor de manera espontánea con solo verlo salir de la bodega

- Waaa m-matte... - dice divertido dejando los paquetes para una familia que iba a comprar el regalo de cumpleaños del bebé recien nacido que llevaban en sus brazos, toma al niño en su regazo como si fuese su propio hijo, pero realmente Zack trataba a todos los peques así

- Quiero que seas mi papá - suelta de pronto haciendo reir a la concurrencia, de pronto al voltear distingue una silueta conocida y le saluda, varias de las mujeres ahí presentes voltean con mirada inquisitiva para saber a quien saludaba de esa forma y con esa alegría en la mirada.

- Oye... regreso en un momento vale, tomaré mi descanso ahora - una dulce sonrisa dedicada a su compañera la cual simplemente no puede negarse, se despide del pequeño alborotando sus cabellos y se abre paso por entre las miradas curiosas de las solteras.

- Hatori! como estás¡¡? - dice jovial cuando llega frente al mayor


(voy a trabajar y regreso)

Oigo gritar al niño desde el otro pasillo el nombre de Zack emocionado. Rio bajito, no puedo disfrutar yo solo de sus encantos, pero dispongo más de él que nadie así que no tengo motivos para estar celoso ni nada.


Le veo acercarse y me doy cuenta de varias miradas que recibe, no es lo mismo en mi caso, con el traje y mi apariencia seria parezco un hombre de negocios casado y esperando un bebé. - Buenas tardes. Estoy bien, he venido a comprar una cosa para el hijo de una prima mía, creí que si te enterabas de que había ido a otra tienda te enfadarías. - le guiño un ojo. - Menudo éxito tienes. - comento como algo gracioso. - Supongo que no soy el único que se deja embaucar por ti.


- Quería una mantita para un niño de 3 años. - digo ya que mi intento por elegir una ha sido frustrante. - ¿a qué hora sales? Sé que habíamos quedado pasar el sábado juntos, pero había pensado en que fuéramos a cenar a algún lugar, si puedes, claro. - no le diría nada, pero esta semana no he descansado para tener libre el sábado con él, pero se me quitó parte del mismo a última hora. Al menos le he visto hoy aunque solo sea un rato.