Una cita de trabajo (privado Arisada )

Me rio también. - sí que lo sería.


Pongo un dedo sobre sus labios, pero lo retiro enseguida y le sonrío.- Lo he sacado a coalición yo, pero... no hablemos de trabajo, sí. Pero dale las gracias a Tifa, sí? Irán tus niños a verla? No tienen que ir si no les apetece, yo le explicaré a Shinnosuke, de todas formas hará morritos 30 segundos y luego se distraerá con algo tiene la capacidad de concentración de un niño hiperactivo muchas veces.


- a qué altura estamos? Parece que se ve más grande el Sol desde aquí. - le miro un segundo antes de volver a mirar el lugar. - has dicho que a veces duermes aquí. Las estrellas deben deslumbrar desde aquí en la noche.

- Tendrás que venir conmigo, seguro ya se le pasó para entonces, pero... es normal que te rechace, tienes que tener más cuidado, sé que tuviste alguna clase de shock, aún así debes tener más cuidado.


- Pues me gustaría, pero tenemos comida suficiente? y no hará frío en la noche? Porque nos quedaríamos aquí hasta que saliera el sol, no podría bajar la montaña en la oscuridad.


Asiento a lo de salir, aunque más que por arrugarme, por secarme al sol. Me tumbo perezosamente sobre una roca algo caliente y apoyo las manos hacia atrás mirando a mi alrededor. - Gracias por enseñármelo. - le digo con sinceridad y me estiro gustoso soltando un ruidito de satisfacción por el sol, por el baño, por la libertad que siento justo ahora.

- oh, perfecto entonces. haremos una hoguera? Nunca he acampado. - me sacudo un poco el pelo para que se seque. Así con el pelo desordenado sin estar ataviado con ropa de marca o diseño, sin esa pose de modelo o famoso, con las mejillas ligeramente rosas por la caminata y el sol parezco un chico normal, aunque uno que sigue siendo atractivo, pese a tener tierra bajo las uñas.


- Lo que sea está bien. - Me doy la vuelta tumbándome boca bajo y lr miro - no soy quisquilloso con la comida. - ladeo la cabeza mirándole. - cuando nos sequemos podemos ir a explorar un poco? - le pido, si el resto del sitio es así de bonito no merece la pena dejarlo pasar por estar tumbado al sol

- enseñámelos todos. - digo animado y luego le miro mal por lo que dice. - Tan frágil soy a tus ojos? Puedo aguantar una caminata, sabes? Como sigas así te prometo llevarte otra vez de compras y, sí, es una amenaza. - acabo riendo.


Le observo andar en calzoncillos hasta la bolsa, tengo que admitir que se ve sexy. - La verdad, es que sí me apetece. arigato.- digo tomando un puñado de cerezas y la manzana. Me siento y pongo la manzana sobre mis piernas mientras me como las cerezas. Dejo los huesos limpios y los tiro sobre la tierra. Luego mastico la manzana con efusividad, la escalada me ha abierto el apetito, aunque no hace más de 5 horas que comí.

Para cuando la termino ya estoy seco, incluso los bóxers y me pongo la ropa. Ya que vamos a andar por la hierba no me pongo los zapatos, que me estaban empezando a hacer daño en los pies. Cloud se viste también y una parte de mi mente lo lamenta. Con los zapatos en la mano emprendemos el paseo.

Andamos los dos descalzos y disfruto de la fauna, aunque no sepa ningún nombre de esas flores, salvo cuando reconozco unas margaritas. Se notaba lo salvaje de la naturaleza en como unas flores ocupaban el terreno de otras y a veces trepaban por los árboles y nos rocían polen cuando el viento las manea. Quizás por eso se posa la mariposa en mi cabello, que no noto hasta que sale volando cosa que me sorprende al saber que venía de muy cerca, pero sin saber de donde. Los árboles perennes sueltan hojas verdes que se sustituyen por otras y el resto comienza a sufrir la llegada del otoño que hace que sus vestiduras se deterioren cambiando de color y no permitiendo a las ramas mantenerlas puestas.


Observo con curiosidad cada lugar que me enseña y me explica algunas cosas, otras se las pregunto yo. Nos detenemos a conseguir comida, más bien él la consigue, yo me siento en una roca con la mochila al lado y me deleito con su concentración al pescar con las manos desnudas y con su torso igualmente desnudo. Me impresiona la velocidad con la que atrapa el pescado. Con la misma muestra de conocimiento que pescando pone a secar los peces.


Seguimos el camino. En verdad es agradable caminar descalzo, aunque alguna piedrecita se clava en la planta del pie de cuando en cuando. Los olores son agradables, aunque las libélulas son molestas en algunas zonas. - Eso es nomeolvides, verdad? - digo señalando unas flores azules.

No comprendo lo que está haciendo con las flores hasta que dice que su niña le enseño a haber coronas con ellas, pienso un segundo que es absurdo que me haga una corona, pero lo que hace es bien distinto. Siento electricidad cuando toca mis dedos para ponerme el anillo, supongo que es por su gesto de hacer algo así. Es algo sencillo, sin importancia, pero sin necesidad de repasar mis recuerdos sé que es lo más lindo que nadie ha hecho por mí nunca. - arigato, espero que dure lo suficiente como para que surta efecto. - digo sonriéndole sin pudor.


Luego comienzo a sentirme en verdad inútil. Cuando intento recoger leña me dice que no arderá bien porque está mojada y solo puedo que llevar los pescados e insisto en llevar la mochila. El prepara la fogata y la tienda para mí. - ah, entramos los dos en la tienda, algo apretado, seguro que estás habituado, pero me sabe mal que lo hagas todo y encima tengas que dormir a la intemperie.


Miro al lobo y luego a Cloud. - No me hará daño? - le pregunto y me levanto yendo hacia él abordándolo de frente tras coger uno de esos bocados que Cloud le dio. Me acerco despacio y me acuclillo mirándole. Le ofrezco la comida con la mano extendida, aunque me enseña los dientes primero, luego se acerca mordiendo, siento la piel húmeda de su hocico al atraparlo y luego vuelve a alejarse a seguir comiendo. sonrío hacia Cloud y vuelvo a su lado.

- a sí? - le respondo. La verdad es que lo he hecho por él más que por llevarme bien con el animal.


Veo como aprovecha al máximo la hoguera y me encarga las ollas, eso está bien, hace mucho que no cocino nada, pero sé lo básico, así que me ocupo de ello sin problemas. Con las hojas de té verde dejo que cueza unos minutos y después cuelo el contenido en una jarra que lo mantendrá caliente. También preparo el arroz y lo sirvo en dos cuencos que vamos comiendo mientras Cloud prepara el pescado en la parrilla dándole vueltas. Me fijo en como coge color cuando le va dando vueltas. Me llevo un poco de arroz a la boca y al menos lo he cocido bien y no se ha quedado pasado ni nada. Pruebo el té y sonrío. - sabe mejor que los de bolsita. - comento mientras comprueba que el pescado esté bien hecho y los pone en unos platos. Siento calor en las piernas por el fuego mientras parto el pescado con los palillos, al retirar el cubierto sale humo de la comida y huele realmente bien. Lo pruebo. - sabe bien. - digo metiendo un poco más en la boca.

Me rio en silencio por su cara de gusto por la comida, y pensar que ni se acerca a la que pone cuando come en algún lugar caro conmigo.

Observo como da de comer al lobo y como rasga la carne con los dientes haciendo sonidos desagradables. Aparto la vista del animal cuando Cloud me habla. - ah sí? qué bueno. - digo apartando la carne del pescado de la espina y enrollándola con un poco de arroz dentro como si fuera sushi para comer el pescado sin mezclarlo con todo el arroz. Aunque no esté en un restaurante no puedo evitar comer como lo haría en uno, con cierto refinamiento que ya es parte de mí. Mastico a conciencia, pero sin prisas.


Miro el cielo, pero aún no se oscureció del todo, es ese momento en que hay un azul casi blanco junto a un naranja rosado y la oscuridad se aproxima por el este. Acabo sonriendo por estar en este lugar en este momento.

- gracias por la comida. - digo cuando recoge mi plato y me quedo sentado sobre un tronco mirando a los lados. Sonrío al ver el animal cerca de Cloud, si antes lo temía ahora solo lo veo como la sombra del rubio.

Luego me quedo mirando como el cielo se oscurece, pero las estrellas tardan en empezar a brillar y me acaba doliendo el cuello antes de que solo divise 4 o 5 grandes.


Miro a Cloud cuando me pregunta que deseo hacer. no lo había pensado, sinceramente. Me rasco la cabeza desconcertado, algo que no haría en la oficina o alguna reunión. Le miro fijamente y recuerdo cuando hemos hablado en la cabaña. No ha sido nada justo como me he comportado, no acepto sus buenas intenciones, pero aquí estoy ocupando su tiempo descaradamente solo porque he visto una oportunidad de abandonar lugares seguros, pero de los que no puedo salir. Él me ha hablado de sus peores miedos, no es que quiera compartir los míos ni todas las paradojas mentales que hay en mi cabeza, pero... creo que, al menos, merece saber un poco de mí, aunque no sea algo realmente alegre.

- Cloud... tú quieres escucharme, verdad? han... saber algo de mi pasado. - digo en voz baja.

- Siento ser tan contradictorio. - digo al ver su cara de asombro.


Miro como se sienta dispuesto a escucharme sea lo que sea que vaya a decir. Me rasco la mejilla pensando por donde empezar. Miro hacia los árboles sentándome cómodo con las piernas semiflexionadas, una tumbada y otra haciendo triángulo y los brazos extendidos sobre la rodilla en pie. - Bueno... esta vida... no siempre ha sido así para mí. Mi familia era bastante modesta, mi madre solo era una ama de casa, ganaba algo de dinero pasando apuntes a limpio, currículos... tenía un curso de mecanografía. Mi padre biológico era profesor de química en un instituto, era un hombre brillante, pero no tuvo suerte a la hora de conseguir alguien que invirtiese en investigación y cuando nací yo tuvo que ponerse a trabajar y dejar de intentarlo, derrochando su talento cada hora en mentes atrofiadas. Pero creo que estaba bien para él, es decir, le recuerdo feliz.

Hago una pausa un tanto larga.- Cuando tenía 5 años comencé a mostrar algunos síntomas de alguna deficiencia cerebral. Recuerdo que una vez, estaba por cruzar una calle, venían pocos coches, no vivía en una zona muy transitada así que solo estábamos mi padre y yo en un paso de cebra, los coches no iban muy deprisa, aunque en ese momento no sabía que eran coches, mi cabeza no podía asociarla imagen con el término y la función, percibía el objeto, pero no sabía lo que era. No sé porque cruce la calle, estaba desorientado, el coche derrapó intentando esquivarme y se chocó contra una farola, saltó el airbag o eso me dijo mi padre. Creo que me desmayé cuando mi padre corrió a cogerme. Creo que se llama agnosia, pero pronto vinieron otros síntomas : afasias, paresias, crisis motoras... parálisis de alguna parte del cuerpo, problemas para hablar, toda una retaila de términos médicos. - me humedezco los labios antes de seguir. El caso es que me detectaron un tumor cerebral, su grado era bajo y la zona donde estaba era accesible, se podía extirpar sin daños al cerebro con tratamiento quirúrgico. Pero la patente acababa de salir y la operación era cara.

- Mis padres no podían afrontar el precio de la operación, pidieron créditos, dinero a la familia, pero no era suficiente, nadie tenía tanto dinero y aunque hicieron todo lo posible, pedir dinero en internet, en los trabajos de hermanos y padres, al no conseguir los créditos no se pudo hacer nada. - me paso una mano por la cara y la dejo sobre mis ojos mostrando una sonrisa irónica y triste- Mi madre comenzó a trabajar como camarera y mi padre miraba con disgusto como perdía peso solo por ahorrar unos yenes no comía. Mi padre buscó un segundo trabajo, no recuerdo cual. Ahorraban los dos como nunca, los médicos les dieron dos años para que me lo extirparan, si no se hacía antes iría adquiriendo más grados hasta que me matará o entrará en coma. No apreciaba del todo lo que hacían mis padres por mí, no sé si se debía a lo egoístas que somos de niños o a los síntomas que muchas veces no me permitían apreciar la realidad, confundía los sueños con la vigilia muchas veces, los médicos dijeron que era más un modo de evasión que una afección del tumor. Era consciente de que estaba enfermo, pero no quería asumirlo, a veces lo hacía y lloraba abrazado a mi padre suplicándole que me salvará, lloraba a moco tendido y luego me quedaba tranquilo hundiéndome ese mundo onírico que había creado como refugio. Mi padre siempre me abrazaba fuerte, pero no decía nada, hasta un día en que me juro que lo haría, que conseguiría el dinero.


- Él... puso en práctica los conocimientos que tenía de química y cirstalización para... para prepara una droga, se llamaba cristal y era la mejor del mercado. Consiguió el dinero en, que se yo, dos o 3 meses. Se vendía muy bien y los policías encargados de esas drogas sabían que estaba hecha por un profesional, los esquivo tres años, nunca le pillaron, pero ya se había metido en la boca del lobo y no podía salir. El dinero entraba en casa como donaciones por internet. Mi madre le veía raro y no le veíamos mucho, pero teníamos dinero y la operación salió bien, incluso cuando me hicieron un test de inteligencia para comprobar la información que había perdido salió de forma positiva, nivel de superdotado y todo. - digo riendo en silencio sin ganas. - estábamos muy unidos por lo que habíamos pasado, todos los fines de semana hacíamos algo, aunque no le viera durante la semana, era suficiente, era suficiente...

- Nunca pudo salir de ese mundo, no le dejaban, si hubiera sido un camello corriente, pero no lo era. Tenía casi 7 años cuando apreció muerto en un callejón, habíamos denunciado su desapareción. Murió en un tiroteo, los de narcóticos ataron cabos y dictaminaron que era él el que había creado ese cristal. Luego cogieron a más que lo confirmaron.


Ni siquiera sé porque le cuento todo esto, solo debería haber contado algo personal no algo tan grave y profundo... Suspiro con el corazón en la garganta.

Cuando le escucho andar hacia mí al concluir mi relato dirijo la mirada hacia él y le encuentro más cerca de lo que creo sujetándome el rostro. Suspiro al escucharle, ahí va otra vez, como si el mundo no estuviera lleno de gente que tiene que afrontar desgracias como la mía o peores. No soy nada del otro mundo, solo un ser más en este planeta movido por el azar.

No entiendo parte de lo que dice, pero no le doy importancia, cuando iba a decir algo me abraza sorprendiéndome mucho. Me quedo tieso. - Cloud, estoy bien, fue hace muchos años. - contarle no ha sido una buena idea, sacar ese oscuro pasado mío, no, no debería haberlo hecho, seguir correspondiendo a sus gestos de amistad no nos va a ayudar a ninguno. No estoy bien, nunca se me permitirá estarlo, pero eso no importa.


Suspiro cuando se separa y niego con la cabeza. Me siento al otro lado tomando el saco de dormir aún en su bolsa y lo uso de almohada para tumbarme y poder mirar las estrellas que ya brillan con fuerza en el cielo. - en verdad, es una buena vista.

Enarco las cejas sin apartar la vista del cielo al oírle. nO, la verdad es que no entendí que quería transmitir con ese abrazo, quizás vuelve a remarcar lo de que me protegerá le pague por ello o no o solo esa empatía que he visto en sus ojos y no entiendo del todo. No he prestado atención a su toque cuando me abrazo, pero ahora lo recuerdo como algo cálido, que me ha inmovilizado sin saber que hacer con eso.

Me giro tumbado de lado mirando que va hacia el lago. Me froto los ojos. Ha sido suficiente por hoy. Me levanto echando un vistazo más al firmamento, en verdad las estrellas titilan de una manera especial desde aquí. - Me iré a dormir. Buenas noches. - me introduzco en la tiendas y extiendo el saco donde me meto. De seguro los sonidos nocturnos me habrían impedido dormir, eso sería si mi cuerpo no lo necesitase tanto después del fatigado día de hoy. No cierra la tienda y enseguida quedo dormido.

el Sol entra através de la tela de la tienda de campaña y me estiro tras sacar los brazos del saco de dormir. Al deslizarme medio fuera veo una manta caer que cubría el saco. Debió de ser Cloud. Tomo el anillo de flor que me hizo, me lo había quitado en algún momento de la noche para no romperlo y lo había colocado en uno de los clavos de la tienda. Lo ciño alrededor de mi pulgar y salgo del saco doblándolo al igual que la manta. Deshago la tienda de campaña y la ordeno lo mejor que sé. Me fijo en Cloud dormido cerca de las brasas.

Voy al lago y me lavo la cara despertándome con el agua fría. Luego siento el grito del hambre y miro en la mochila. Solo hay un paquete de galletas, arroz, aceite y bolsitas vacías de lo que ya comimos. No puedo pescar nada sin un anzuelo, pero puedo recoger unas frutas del bosque, tomo esas bolsas. El lobo me oye alejarme y le miro antes de hacerlo.


Me adentro del bosque sin perder la orientación de hacia donde está el claro. Encuentro una zarzamora y una arandanera, por lo que al menos puedo recoger moras y arándanos. El piar de los pájaros me avisa de otro posible alimento. Trepo a un árbol cercano y busco un nido. Encuentro uno con tres huevos sosteniéndose en una rama muy fina. Tomo dos y bajo con cuidado de no romperlos.


Vuelvo al claro y dejo mi pequeño botín en el suelo mientras tomo una sartén y la lleno de aceite del que usó para los pescados. Avivo las brasas haciendo que sea un fuego de nuevo y agradezco disponer de platos para los huevos. Los frío en la sartén junto a unas flores blancas llamadas Leche de pájaro, los brotes más jóvenes se pueden comer. Fue una suerte que en mi instituto nos dieran unas buenas clases de supervivencia en el bosque, al menos así puedo hacer algo. oigo a Cloud despertar y me giro mirándolo. - Buenos días. - digo sacando los huevos de la sartén. - No es nada del otro mundo, pero creo que es un desayuno decente al menos.