Un amo que, desde luego, no esperaba (privado)

Aunque no quería ser comprado, Asami me convenció, la verdad es que el contrato era realmente bueno. Tenía bastantes privilegios y conseguiría el dinero de una sola vez. Ya está todo en mi cuenta, nunca había visto tantos ceros, con eso tengo para pagar mis estudios y un apartamento, además asumía todos mis gastos personales. Lo que no quedó muy claro es sí debía serle fiel, supongo que sí. Solo son dos años y medio puedo aguantar, además no me pedía mucho más tiempo del que me dedicaba trabajando en el burdel, así que estaba bien, además me dijo que el hombre no era demasiado mayor, incluso se acercaba a mi edad, el contrato es para siempre, pero en dos años puedo renunciar devolviendo un 30% de lo que me ha pagado, así que lo dejaré entonces. Es como una garantía.

Pido un refresco en la barra y me siento en una mesa. Me dijo que el vendría y me reconocería así que solo puedo sentarme a esperar, por la rosa que llevo enganchada en la chaqueta, esto parece una cita por internet. Digo abriendo el refresco y dando un trago, además de sentarme de una forma bastante sexy, hoy no llevaba mis ropas habituales, ya que no creo que al cliente le hiciera mucha gracia encontrarse con algo tan llamativo. Llevo unos vaqueros caídos y una camiseta que se ajusta a mi cuerpo, además de un dolgante de un cuerno vikingo colgando. Echo de menos el olor a cuero de mi chaqueta...

Me pilla dando un sorbo del refresco, cuando el chico de hace tres días se me presenta delante mirando la rosa de mi camiseta antes que nada y me saluda formalmente, me atraganto con el refresco y lo acabo escupiendo sobre la mesa. Cojo una servilleta para limpiarme mientras toso. - ¿tú? - por un momento pienso que podría ser una equivocación, a lo mejor solo se pasó a saludarme, no tiene que ser mi dueño, no puede serlo, es un crío.

Con la garganta dolorida por la tos le miro y pruebo suerte. - Perdona pequeño, pero estoy esperando a alguien... - que se disculpe por molestar y se vaya, por favor, no puede ser que este chico se haya comprado una mascota sexual.

Me quedo flipando. ¿un hermano mayor? ¿le va el incesto? Esto no me puede estar pasando a mí. No entiendo nada, ni lo que dice, ni que hicieron mis vidas pasadas para que ahora me pase esto, es surrealista. Ignorando su presencia dejo caer mi espalda hacia delante y luego me doy repetidas veces en la frente contra el borde de la mesa intentando tranquilizarme y pensar algo bueno, no lo encuentro porque tengo demasiadas dudas. Apoyo la mejilla en la mesa y lo miro, si es que es imposible que me ponga este crío. Señalo con un dedo la silla de enfrente. - siéntate. - Suspiro de nuevo. - Voy a hacerte varias preguntas, ok?

- ¿qué esperas de mí exactamente? Detalles.

- ¿qué edad tienes?

- ¿qué entiendes por ser un Pet?


Tenía muchas más, pero poco a poco, con la carta me abanico para quitarme el calor de encima.

Escucho todo lo que me dice y no me lo puedo creer. - En resumidas cuentas, solo quieres que te haga compañía, no hay segundas intenciones y por mascota entiendes el sentido literal de la palabra, vamos, que me ves como un perro... entendí bien?
Este chico es raro, ha pagado una millonada solo para no estar solo, además por mascota no entiende mascota sexual, si no como si fuera un animal. Aunque encierta forma lo comprendo ya que yo estoy solo también, pero no echo de menos la compañía de nadie. Es normal que quiera a alguien cerca, el hecho de que sea su cumpleaños y esté solo me ablanda bastante. - Cómo me ibas a lastimar tú a mí, te has visto bien? - suspiro. - No, no es eso, pero supongo que... puedo hacerlo. - necesito el dinero eso lo que me ayuda a superar todo lo demás. Si lo pienso fríamente no tengo que acostarme con este crío, soy medianamente libre, puedo acostarme con quien quiera. - Te llamas Cael, cierto? - asami me dijo su nombre, ya podía haberme dicho que el niño entendía otra cosa por mascota, el muy cabrón. - Bueno, Cael, es tu cumpleaños, así que qué quieres que hagamos? Haré lo que digas, mi amo. - el susto se me había pasado un poco, le sonrío abiertamente.

Me encojo de hombros de buen humor. - No quería tener un amo, me metí a esto porque no tuve otra opción. En serio, está todo bien, me gusta lo que sugieres, así que si te agrado todo está bien. Sé que reaccioné así, pero eso fue porque, eh... bueno... me sorprendió mucho, siento haber exagerado tanto. Esperaba otra cosa completamente distinta. No tienes que disculparte.


Rio entre dientes cuando dice lo de que le cortó a su hermano con el cuchillo sin querer y como reacciona de manera semejante a la mía cuando me dijo que él era mi dueño y quería que fuera su hermano. Con una pícara sonrisa le acaricio la cabecita. - Eres muy sincero, me gustas.

Le miro seriamente. - Cael, eres el dueño que necesitaba. - todo teatro, pero que más da, solo con que esté agusto y pague es suficiente. No me estoy aprovechando de él, solo estoy haciéndole feliz, verdad?. [/b] Tomo su mano y le doy un beso en está. - qué quieres que hagamos, amo? Soy 100% tuyo


Me levanto soniendo. - Ven, tengo una idea de que podemos hacer. - ya que él no dice nada, me toca tomar a mí la inciativa. Y se me ha ocurrido una idea genial, es francamente buena. Agarro su muñeca y lo llevo arrastras. Miro mi reloj, tenemos que llegar antes de las 10 de la noche. - Cogeremos un bus. No preguntes, es una sorpresa. -

- Soy tu hombre. - le digo refiriéndome a que seré el hermano mayor que él quiere. Con mis palabras cargadas de amabilidad y ternura me lo gano a un ritmo abismal. No para de agradecerme y de sonreír, eso es bueno pienso.

Yo suelo tomar el autobús, más que nada porque el sitio está lejos y cuesta mucha plata, pero sí él quiere podemos ir en taxi, para comprarme debe de estar forrado, así que estará acostumbrado a cierta comodidades y ciertos lujos. - Está lejos, pero por mí vale. Yo le indico el lugar al taxista y eso.

Salimos de la cafetería para llegar a una carretera y esperar a que un taxi nos haga caso y nos lleve a las afueras de la ciudad. A un sitio lejos de la iluminación de la ciudad, ya está anocheciendo así que empezará pronto. Al bajarnos del taxi Cael paga con una tarjeta de crédito dorada, quizás debería de haberlo pagado yo, ya que es su cumpleaños... Nos bajamos junto a un bar y pedimos unos bocadillos, esta vez pago yo. Los metemos en una bolsa de plástico con bebidas y salimos hacia el bosque. No es que hablemos mucho, pero estoy bastante pendiente de la hora, tenemos que estar en un sitio que deje ver el cielo y cuanto más alejado de la iluminación de la ciudad mejor. Nos alejamos de la carretera por un camino de tierra que nos lleva directo a una especie de merendero natural. Hay una roca llana en la que nos sentamos y empezamos a comer, además de una rueda atada a la rama de un árbol que sirve para que los niños se columpien. No hay árboles tapando el cielo.

Mientras comemos anochece. - Perdona, quería llegar a tiempo y hemos llegado muy pronto. - entonces faltaban 20 minutos para las 10.

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Miro el reloj, son las 10 pasadas y no empieza, me habré equivocado de día? Repaso mentalmente el calendario, no, es hoy. Decían que esta era una de las ciudades desde las que se vería bien y estamos alejados de la luz de la ciudad, así que deberíamos de verlo. No pierdo de vista el cielo. Sonrío cuando, por fin, una estrella brillante y hermosa cae del cielo. – Mira. – le indico. la estrella se desliza por un costado del firmamento, pasando junto a otras estrellas en su carrera. Después otras siete estrellas siguen a la primera, después de unos segundos de descanso, el resto de estrellas se deciden a dejarse caer y nos dan una espectacular vista del cielo. La lluvia de estrellas A penas dura 3 minutos pero merece la pena, sobre todo por la cara de felicidad de Cael. – Feliz cumpleaños, amo. - seguro le ha gustado, me alegra haber oído de esto en las noticias.

- ¿sabes? Las estrellas fugaces también tienen cosas que decirnos, cuando caen es porque se están saliendo de las normas, de lo establecido, saltando de su órbita y dejándose caer. ¿sabes por qué? Por amor, cuando una estrella se enamora de otra, no pueden estar juntas, así que, si de verdad se aman, se dejan caer para poder estar al menos una vez junto a su amado, sabiendo que morirán y solo tendrán ese momento para amarse. Si los seres humanos pudiéramos hacer esa clase de sacrificio… Jajaja, perdona, me vienen esta clase de historias raras a la mente y solo las suelto. –pongo las manos en mi nuca y me dejo caer hacia atrás para tumbarme y cierro los ojos. El aire acaricia mis mejillas y revuelve el pelo, al estar relativamente lejos de la ciudad el aire no está tan contaminado y se está muy bien. – Túmbate conmigo. – le digo sin abrir los ojos. – Sé que la roca no es muy cómoda, pero luego te hago un masaje en la espalda si quieres, se me da bien.

Mi regalo es todo un éxito.


No sé si tiene demasiada imaginación o es que está loco. Se recuesta en mi pecho y se aferra a mí. Abro los ojos y miro su cabecita plateada. Pongo una mano en ella y acaricio sus orejitas. - No soy él, lo siento, pero ¿sabes una cosa? Tengo que cuidarte por él, porque si no se puede enfadar conmigo. él te está mirando siempre y me ha enviado a cuidarte. Además, me ha dicho que te diga que te quiere mucho y da igual que sea de noche o de día, él está para escucharte Así que... hermanito, deja de llorar, que es mi primer día y mira como estás. - le sonrío amigablemente y levanto su rostro para limpiarle las lágrimas. - Ya... ya... estoy contigo así que no llores, sí? - como no deja de llorar lo abrazo contra mi pecho. No sé si voy a saber manejar esto...

Me mira sonrojado y le sonrío antes de ponerle el pelo hacia atrás. Luego veo como apoya la cabeza enmi pecho de nuevo y dejo descansar mi cuello, bajando mi cabeza hacia atrás y mirando de nuevo el cielo nocturno.

Niego con la cabeza. - Si tú estás bien yo lo estoy también. - qué más quiere darme? Me lo ha pagado todo, el semestre, el material para la carrera y tengo dinero de sobra para darme algún capricho. Tan solo está para hacer esto? Suspiro de tranquilidad. - Lo único que tienes que hacer es demostrarme que estás feliz con una sonrisa tuya. No necesito más.

Al cabo de un rato lo levanto cogiéndolo por el hombro. - Nos vamos ya, hermanito? Se hace tarde y no deberías estar aquí a estas horas. Venga arriba. - digo incorporándome con él encima. Me froto los ojos casi me quedo dormido. Veo que él también está medio dormido y me lo cargo a la espalda ya que pesa poco, casi nada.

El taxi nos está esperando y el viaje de vuelta lo pago ya que él se queda dormido nada más subirse al coche. El taxista habla animadamente de la lluvia de estrellas, por suerte me subí delante para que no hablase muy alto y despertara al pequeño. Bajamo y ahora lo llevo en brazos como una princesita. Busco en sus bolsillos y encuentro una llave con el número de habitación. Está en el mismo pasillo que la mía. Me resulta difícil sujetar a Cael y abrir la puerta, pero tras un rato peleándome con la puerta lo consigo. Lo acuesto en la cama y le aparto el flequillo. - Buenas noches... hermanito. - le doy un beso en la frente y una caricia en la cabeza al levantarme y marcharme de allí a estudiar.