En las Rosas (Priv. Watanuki)

Arrastré a Wata-Chan conmigo hasta el jardín. Busqué el lugar con la mirada y cuando di con él corrí de nuevo hasta allí. Me dejé caer en el pasto, recostándome en el tronco de un árbol, y dejándole a Wata-chan espacio para que se sentara a mi lado.

Cerré los ojos cuando una brisa pasó y removió las rosas que llenaban todo ese campo que se extendía frente a nosotros. Hice una mueca cuando recuerdos gratos de este lugar llegaron a mi cabeza, ocasionándome algo de dolor.

- Es muy hermoso, ¿verdad? - Le pregunté a Wata-Chan.

En un abrir y cerrar de ojos Eiji me estaba arrastrando por todo el lugar. Corrimos y corrimos hasta que llegamos a un hermoso lugar, un campo de rosas. Ví vomo Eiji se recostaba en el pasto, y yo me quedé parado, ahí, como un bobo, sin saber qué hacer. Noté que se entristecía un poco cuando una brisa mecío sus cabellos, dándole una apariencia muy tierna. Y luego me preguntó.

Yo sonreí, sentándome a su lado y mirando hacia el cielo.

-Lo es... - Susurré cerrando los ojos y pensando en casa. Pensando en Maru y Moro, en la señorita Yuuko... Y en Doumeki. Suspiré y me recosté en el pasto, a su lado. - Tienes buenos gustos... - Comenté divertido viendo un par de nubes pasar.

Sonreí ante el comentario de Wata-Chan, y me sentí mejor cuando se sentó a mi lado. Miré hacia arriba también, buscando ver lo que el veía muy bien. Nubes...

- Esa parece un conejito, Nya- dije emocionado, e infantil. Levantando mi brazo y apuntando la nube con mi dedo. - Hoi Hoi....¿No lo crees, Wata-Chan? - le sonreí para darle ánimos. Parecía cohibido.

Sonreí cuando señaló una nuve con forma de conejo. Me pareció un niño muy tierno y simpático, y con una sonrisa muy inocente.

-Tienes razón. - Dije riendo. Luego apunté yo una. - Jajaja, mira, esa se parece a Mokona. - Dije riendo, pero luego comprendí que no me entendería. - Er... olvídalo. - Dije con una gota en la cabeza y sonriendo avergonzado.

Asentí con la nube del conejo, y luego le miré sin comprender. Llevé un dedo bajo la comisura de mis labios y me pregunté que sería eso. Miré fijamente a Wata-Chan y le pregunté divertido:

- ¿Mokona era tu mascota?- ladeé la cabeza esperando su respuesta. Sin dejar de sonreírle.

Noté su cara de extrañeza cuando mencioné a Mokona. Luego, al poner esa carita tan tierna de confusión, me recordó mucho a Himawari-chan. Me salió otra gota en la cabeza cuando preguntó si Mokona era mi mascota.

-Pues... se podría decir que sí. - Dijo sonriendo en una mueca torcida, mientras recordaba a la fastidiosa bola negra. Apreté mis puños. Maldita cosa... - Y dime - Le dije a Eiji, tratando de olvidarme del molesto bollo alcohólico. - ¿Vienes mucho a este lugar? - Pregunté sonriéndole.

Sonreí escuchándole atentamente, juguetón. Luego, mi sonrisa se borró por un momento, y volví a forzarla para no perocupar a Wata-Chan

- No..... no vengo muy seguido, porque a veces aún me duele recordar las bellas cosas que viví aquí.- dije de manera nostálgica. - Sé que sonará raro, pero suele porque no volverá a pasar.... no sé si puedas entenderme, Nya - suspiré, regresando mi vista al cielo.- ¡Oh, mira, mira...Esa parece un león!- dije algo más calmado, apuntándola mientras brillaban mis ojitos.

Me preocupé cuando borró su sonrisa, comprendiendo que había dicho algo malo. Me maldije interiormente. Pero luego volví a sonreír. Abrí un poco más mis ojos. "¿Es que este niño jamás muestras su tristeza?" Pensé confundido. Entristecí la mirada. "No eres quién para decir eso, Kimihiro..." Luego dijo una sarta de palabras enredadas que no pude entender, tal como dijo, jeje. Luego apuntó otra nube, que parecía un león. Sonreí con un poco de tristeza y me acerqué más a él, acariciándole el cabello.

-Sí, eso parece... - Dije sonriéndole, tratando de demostrarle que no tenía por qué esconder su tristeza. No sabia porqué, y menos si lo acababa de conocer, pero ese niño me inspiraba un sentimiento de protección y ternura que sólo había sentido con mi amiga Himawari-chan.

No pude notar la tristeza de Wata-Chan en sus ojos, hasta que comenzó a acariciarme los cabellos.
Sonreí tristemente, se suponía que esto ya lo había superado.

Recosté mi cabeza en el pecho contrario, y susurré:

- Gracias Wata-Chan, eres muy buen amigo....- afirmé. Luego le miré directamente sin levantar mi cabeza de su pecho- ¿Alguna vez, te has enamorado de verdad, de la forma más profunda?- pregunté.

Noté su triste sonrisa, y como se apoyaba en mi pecho. Comprendí que quería sincerarse y lo abrazé también, esperando pacientamente, acariciandole su cabello. Luego, cuando dijo que era un buen amigo, me sonrojé un poco. "No entiendo por qué todos lo dicen... Yo no me encuentro nada especial..." Entonces me miró, y su pregunta me heló los huesos. "Doumeki..." Fue lo primero que pensé. Suspiré y le sonreí tristemente, apretando más el abrazo.

-Sí, lo he hecho, Eiji-kun. - Dije con la voz más triste de lo que hubiera querido. Luego lo miré a los ojos, y mirandolo tiernamente le pregunté:- ¿Ya has encontrado a tu persona especial?

Asentí. Me abracé fuertemente a él.

- Dos veces....pero sigo diciendo que el primer amor, nunca podrá olvidarse por más que se quiera hacerlo....- dije separándome un poco y llevando mi mano a la mejilla contraria- ¿También te han lasimado, Nya?- pregunté tristemente, no quería que Wata-Chan estuviera mal.

Lo estreché fuertemente cuando sentí que él me abrazaba. Escuché con atención y le encontré la razón. "Cierto, el primer amor nunca se olvida..." Luego posó su mano en mi mejilla, haciendome sonrojar un poco. Escuché con atención su pregunta y asentí, sonriendo tristemente.

-Pero... la verdad es que también fue culpa mía. - Dije cerrando los ojos e intentando no recordar la última pelea que tuve con Doumeki... cuando dio parte de su ojo por mí. Suspíré y decidí sincerarme con él. - Eiji-kun... ¿Me guardarías un secreto? - Dije mirándolo seriamente.

Cerró los ojos y su mirada cambió por completo, volviéndose seria.

- Claro que sí, Wata-Chan- sonreí para darle ánimos. Tratando de pensar que podría causarle tanto dolor. Sin quererlo pensé en esa persona y fruncí mi ceño ligeramente....pero sin estar enojado realmente.

Llevé mis manos a sus cabellos para acariciarlos con ternura.

- Adelante, prometo guardarlo aunque me cueste la vida, Nya - dije suspirando, mirándolo determinado.

Sonreí cuando acarició mis cabellos; definitivamente este chico es un sol. Suspiré y cerré mis ojos, acomodándome mejor en el pasto.

-Bien, sólo espero que no te asustes... - Susurré un poco preocupado. Me di la vuelta y llevé mis dedos a mi ojo derecho, quitándome el lente de contacto azul. Suspiré y me giré nuevamente, hacia él, mostrándole mi secreto. - Este ojo que ves aquí, de color dorado, es de Doumeki... -Entristecí la mirada.- O más bien parte de él... Me lo dio cuando intenté dar el mío por el suyo, una vez en que una araña lo maldijo. - Suspiré nuevamente, mirandolo a los ojos con seriedad. - Este es mi secreto, Eiji-kun... Yo... - Bajé la mirada. - No soy normal...

Observé sus ojos con cuidado apenas de volteó para encararme. Ladeé la cabeza e hice un puchero, de negación, y luego de diversión.
Definitivamente ya había conocido personas de todo tipo en este instituto.

- Es cierto, eres diferente. Todos lo somos. ¿Que si no eres normal? eres tú. Además siendo sincero yo te veo bien- dije de manera infantil, olvidando mi tristeza y sonriéndole de manera dulce antes de besar su mejilla.- Eso es lo que importa, eres tú.

Observé todas sus reacciones mientras me escuchaba. Me sorprendió mucho que no se hechara a correr o que dijera que 'tenía algo más que hacer' y me dejara ahí. Al contrario, me consoló y luego besó mi mejilla, haciéndome sonrojar un poco. Sonreí emocionado y posé mis manos sobre sus hombros.

-Gracias... - Susurré mirándole infinitamente agradecido. Luego recordé algo. - ¡Ah! - Dije mientras sacaba una bolsa con galletas de mi bolsillo. - ¿Quieres? Las preparé antes de salir de casa. - Dije sonriendo y ofreciéndole la bolsa.

- No es nada, no es nada- dije divertido al ver su reacción, luego sacó una.... ¡¡Una bolsa de galletitas!! - Ah....¡Claro que quiero! - dije emocionado, esperando que la destapara y puediera darme muchas, muchas.

Llevé la primera a mi boca lentamente, y la mordí con cuidado, saboreándola. Mi cara se puso roja y mis ojos comenzaron a brillar con forma de estrella.

- ¡Está deliciosisisisisisimo, Nya! EsLaCosaMásBuenaQueHeProbado - comenté de manera rápida y eufórica, como cuando me emocionaba, o quería decir algo rápido por miedo o pena. - No sabía que también cocinabas, Wata-Chan. Pero se te da muy bien - Agregué con lagrimitas en los ojos de felicidad

Abrí la bolsa con galletas divertido al ver su reacción. Luego, cuando su cara se puso roja, pensé que las había confundido con los cheetos picantes de la señorita Yuuko n.nUu, pero no, luego comenzó a exclamar muchas cosas que no pude entender por decirlas tan rápido xDU, pero por su cara deduje que le encantaron. Luego dijo que se me daba bien la cocina, y mi orgullo de chef salió a luz.

-Jejeje, gracias, Eiji-kun. Da gusto encontrar a alguien que aprecie la labor de un chef. - Comenté con una venita palpitante en la frente al recordar una vez más al bollo borracho.

- Hoi Hoi, cocinar es tan divertido- Dije recordando lo que se sentía estar en una cocina. Luego vi cómo se enojaba, y no entendía por qué.... ladeé mi cabeza preocupado y tomé otra galletita entes de pronunciar, vacilante- ¿Es-estás bien, Wata-Chan....? - Le miré fijamente, esperando una respuesta afirmativa, o tendríamos que correr a la enfermería pero ya.

Paré en seco mi ataque de furia al verlo asustarse. Me sonrojé furiosamente.

-¡¡N-No!! ¡No es nada, yo, yo, es que, yo! - Traté de defenderme, moviendo mis brazos frenéticamente hacia todos lados. Luego suspiré. - No es nada... - Dije al fin con una gota en la cabeza y una sonrisa avergonzada. Traté de desviar el tema y recordé lo que había dicho hace poco. - ¡Ah! ¿Me dijste que te gusta cocinar? - Dije con una sonrisa, deseando con todas mis fuerzas que no me hubiera encontrado raro por tal reacción ¬///¬.

- Hoi Hoi....cocinar es muy bueno...-agregué divertido, recordando su reacción, luego....simplemente comencé a reír estrepitosamente, sin poder parar por un buen tiempo.
Luego miré preocupado a Wata-Chan. Y mi cara tomó el color de mi cabello.

- Oh, Mengo-Mengo si te ofendí...es sólo que reaccionas como yo, y eso es gracioso. Eres muy divertido, Wata-chan. - Dije abrazándolo- Me gusta estar contigo- comenté de manera infantil, como un niño pequeño.

Cuando comenzó a reírse me sentí un poco ofendido... Pero luego cuando me miró tan preocupado y sonrojado, no pude evitar sonreír. Era un chico tan tierno y tan inocente... Luego, cuando se abrazo a mí diciendo todas esas cosas, me sonrojé un poco.

-Bueno, no... no es para tanto, Eiji-kun... - Dije de manera tímida, mirando hacia otro lado. Es que no podía evitar ponerme así cuando alguien me elogiaba. - Aunque a mí también me gusta estar contigo. - Afirmé revolviéndole los cabellos y sonriendo tiernamente.

Cerré mis ojos cuando revolvió mis cabellos, sí, todos hacían eso..... ¿por qué?

Dejé ese pensamiento de lado y le miré frunciendo el ceño, antes de exclamar con falso enfado:

- ¡Hey! ¿Cómo que Eiji-Kun? - hice un puchero y me crucé de brazos, desviando el rostro- No, me haces sentir viejo, nya - hice una mueca de gracia aún sin verle a la cara.

Reí cuando fingió enojarse. La verdad no se le da muy bien, jeje. Sólo logra verse más tierno xD.

-Bueno, entonces... ¿Cómo prefieres que te diga? - Dije con una sonrisa divertida, ladeando el rostro. Vaya niño, parece que irradia luz propia.

- Pues es obvio. - dije divertido girándome a verle- Eiji-Chan está bien, bien.... - agreugué con una pequeña risita, tomando otra de las súper hiper mega deliciosas galletitas de Wata-Chan.

Crucé mis brazos tras mi nuca de manera despreocupada y miré hacia el frente. Mi vista reposó varios minutos en las rosas, y mi mirada se tornó un poco nostálgica, porque ahí, en ese mismo lugar, le conocí..... Removí mi cabeza a ambos lados para despejarla de los pensamientos que arruinaban la tarde y volví a sonreír mirando a Wata-Chan

- ¿Y cómo llegaste al instituto, Wata-Chan?- inquirí.