Habitacion de Louvel Delacour

Habitación de Louvel Delacour


~Este post no cuenta~

Recuerda cumplir las reglas, pasarlo bien y cuidarse.


Disfruten de la estancia,

Atentamente,

Llego a mi cuarto y cierro la puerta con cuidado, quedándome muy quieto. Prioridades ante todo: observar, analizar, clasificar.

La habitación parece intocada, con ese estilo neutral e impersonal tan típico de las residencias estudiantiles. No hay mucho: una cama con sábanas en teoría límpias, un armario en un rincón y cerca de la ventana, una mesa de estudio con una silla.

No hay rastro de actividad humana, así que me relajo y dejo un par de maletas a los pies de la cama. Como solo hay una en el cuarto, supongo que ya no compartiré habitación con Tucker. Tengo que admitir que, aunque normalmente no soporto el alboroto y desorden que conlleva dormir en el mismo cuarto que el tejano, echaré un poco de menos el entretenimiento.

O no.

Considero aflojarme la corbata, pero con un suspiro recuerdo que si papá me viera, los reporches probablemente durarían hasta el fin de los tiempos. Uno nunca debe relajarse y mucho menos vestir informalmente.

Así que me siento en el escritorio y saco la navaja mariposa de importación suiza que papá me dió al ingresar en mi última academia y procuro no abandonarme a la nostalgia que me trae el recuerdo de los pasteles de mamá y las batallitas de agente secreto de papá. Debería llamarles y comentarles que vuelvo a estar en un centro de estudios, pero seguramente papá ya ha arreglado los papeles para que no conste que tuvo ningún hijo y me considera tomado rehén por los americanos. Que, si contamos que fue por culpa de Tucker que me marché sin decir adiós de mi última academia y me pateé toda América haciendo autoestop con el tejano, probablemente pueda caer en la categoria de "cautivo".

En fin.

Quizá sea mejor que me dedique a organizar mis cosas y abra esa maleta de una vez. A medio organizar cojo la única foto que llevo encima: Tucker y yo, en el Grand Canyon. Tucks lleva una gorra de los Texas Rangers y encima un aparatoso tocado índio de plumas multicolores falsas que nos costó una fortuna en una tienda de souvenirs. Vitorea sonriente mientras me obliga a salir en la foto agarrándome de mi omnipresente camisa. Tengo una media mueca estampada en la cara; quizás debería empezar a sonreír un poco más a menudo si me van a empezar a hacer fotos.

No sé si colgarla en la pared o no. Mejor la dejo encima de la mesa y lo decido después.

Me tumbo un rato a descansar. Y con la tontería, me duermo.

No sé dónde leches está mi habitación, así que he acabado arrastrando cuatro bolsas de deportes y dos maletas (todo lleno de cosas sin utilidad alguna, válgame Dios) por el angosto pasillo. Me guío vagamente por las iniciales en las puertas, papelitos con dos letras escritas en Sharpie metidos en fundas de plástico. Escalofriantemente fácil de cambiar. Seguramente más adelante ponga alguna estupidez en el papelito de mi puerta. Eso es si la encuentro algún día.

Mientras no aparecen ningunas T.C., me entretengo inventándome nombres para el resto de iniciales. Se vuelve aburrido al llegar a U.U. y quedarme encallado. Después de unos intensos tres minutos de pensar mucho, decido que en esa habitación debe alojarse Ultimate Uberlord y que en mi puta vida llamaré a su puerta. Debe ser una cabeza flotando en una pecera con formol enganchada a un robot gigante.

Giro la cabeza hacia la puerta de enfrente. L.D.. Definitivamente mucho más normalito, pero por favor, ¿por qué no es T.C. de una vez? Aunque tampoco quisiera tener la habitación delante de la de Ultimate Uberlord. Vale, L.D.. Más difícil de lo que pensaba, todo es demasiado normal. ¿Qué gracia tiene que la habitación sea de Lindsay Duke o Logan Davis? Recojo las bolsas del suelo, donde las había dejado para meditar sobre Ultimate Uberlord, y avanzo hasta el siguiente par de puertas.

Eh, no hay tantos nombres que empiecen por L. Lindsay, Logan, Lenny, Lauren, Lee. Louvel. Ostia puta.

Tiro las bolsas delante de la puerta de Louvel (sí, debe ser suya, al diablo con Lindsay Duke y Logan Davis). Una de ellas da un golpe a la puerta de Ultimate Uberlord. Ojalá haya salido a dar un paseo. Saco la llave de mi bolsillo, topándome de nuevo con un chicle masticado. Cada vez que meto la mano ahí, cada vez. Qué bonito. La llave encaja en la cerradura, pero no gira. La fuerzo. Gira un poco. Hacia el otro lado. No abre, pero hace un ruido de cojones. Si el de dentro no es Louvel y me pregunta que qué coño me pasa, le diré que... soy Logan Davis. Giro el pomo varias veces y básicamente me peleo con la puerta.

Ábreme, maricona.

Conasse salope merde putain chiant !

¡¿Pero qué narices está ocurriendo?! Salgo de la cama de un salto, con el corazón a mil y la navaja ya preparada en la mano, apuntando a la puerta. Alguien está en plena batalla con mi pomo.

Con cuidado me dirijo a la puerta sin bajar el arma. Cuando estoy a punto de abrir la puerta y pegar una buena puñalada a quien sea que tenga la mala fortuna de estar ahí reconozco los berridos de Tucker. La madre que parió al connard, americano tenía que ser.

Mientras me lamento una vez más de mi destino y me preguntó qué (¿¡pour l'amour de Dieu, CE?!) hice en mi anterior vida para merecer esto, me quedo quieto justo delante de la puenta, aún con el pomo enloquecido en la mano.

Me planteo no abrirle y dejarle fuera, pero descarto el pensamiento rápidamente: probablemente, Tucks la iba a tirar al suelo y nuestra economia no está como para ir pagando puertas. Así que, suspirando, abro la puerta y pongo mi mejor cara de "Je-vais-te-faire-souffrir".

Pero en el momento en que abro la puerta el equilibrio del tejano junto con su entusiasmo por batallar contra mi puerta hacen que entre disparado al cuarto, mándandonos a los dos al suelo con efectividad en un perfecto placaje.

Que me den alguien para escañar y que sea, por favor, antes de la cena.

He caído encima de algo blando, suave y calentito. Me podría quedar ahí si no fuera porque estoy aplastando una persona, y mi conciencia no soportaría el peso de haber matado a alguien cayéndome encima suyo. Bueno, clávandole el codo o la cadera o la barbilla -mi madre se quejaba cuando la abrazaba de pequeño por mi cantidad de huesos peligrosos. Lo primero va primero. Tengo que excusarme y pirarme con velocidad de récord. Louvel no puede ser tan blandito. Ni oler a otra cosa que no sea algo realmente punzante, aftershave francés y metal oxidado y esas cosas a las que tiene que oler Louvel.

- ¡Oh, mierda! Uh, perdón, soy Logan... -Bueno, pues mis suposiciones se van al garete de nuevo. Louvel puede ser blandito.- ...Davis. -Me aclaro la garganta y cambio del agudo chillido (sí, qué pasa, cuando uno está nervioso se pone así) a una voz aterciopelada, de locutor de radio antigua.- Soy Logan Davis, tu peor pesadilla. Encantado.

A todo eso, apoyo los codos a los lados de Louvel y arrastro mis bolsas con un pie hacia dentro, con las maletas que habían caído conmigo. Oigo la puerta de Ultimate Uberlord abriéndose y con un rápido movimiento pego un portazo con el otro pie. Restriego mi asquerosa sonrisa a pocos centímetros de la cara de Louvel.

- ¿Qué hay?

Au.

El chaval será un peso pluma, pero que se te tiren encima y caigas al suelo siendo utilizado como colchón nunca ha sido cómodo. Y mucho menos que evolucionas de "colchón de las caídas" a "sofá de reposo indefinido". ¿Por qué no se levanta ya?

Mientras suelta alguna burrada sobre ser un tal Logan Davis me lo quedo mirando: quizás se ha golpeado al cabeza al caer y ahora tiene una commoción cerebral. Luego suelta alguna tontería sobre ser mi peor pesadilla. No, no voy a tener la suerte de una commoción cerebral con "mi peor pesadilla".

Mientras estamos ahí tumbados a la bartola hace una maniobra ninja y ahora la puerta está cerrada. Estaría contento por el incremento de intimidad si no fuera porque Tucker sigue encima mío y me ha encarcelado entre los pinchos huesudos que tiene por codos. Cerca. Demasiado cerca.

Y va y me pregunta que qué hay.

Reconsiderando la teoría de la commoción cerebral, intento pensar en una respuesta, pero no se me ocurre ninguna. Quizás sea porque está demasiado cerca o simplemente porque su peso está cortando el riego sanguíneo a mi cerebro, pero me quedo embobado mirando como sonríe. ¡ Mon Dieu, Louvel, muévete !

Así que con mi mejor cara de sorna cruzo los brazos bajo mi cabeza y me acerco un poco más. Un beso en la nariz y ahora soy yo el que sonríe.

Chúpate esa, americanito.

Al fin y al cabo, como decía papá "La mejor arma es desarmar al enemigo".

Popopopokerface.

Me quedo en blanco por momentos. Eh. Mi sonrisa se ha perdido en una expresión extraña, en ceño fruncido y mandíbula colgando y ojos que preguntan porqué tras porqué. Como si Louvel me acabara de contar un chiste de humor inteligente y no lo hubiera pillado. Por suerte si eso era algún tipo de humor era más bien de mi nivel, así que cuando me doy cuenta de lo que ha pasado me río con una risa tonta, de niño de primaria.

Pffft, Louvel me acaba de comer los mocos. Literalmente. Y de paso ha dejado una nubecita de algún estúpido champú francés flotando alrededor de mi cabeza. No puede ser que compre los botes de champú en un súper normal, seguro que se los importa o algo. Esa cosa contiene alérgenos europeos. Importantes pensamientos sobre agentes alérgenos aparte (pft, seguro que se rendirían a la primera, son franceses), al maldito se le está subiendo la sangre a la cara. Porque lo estoy aplastando, no porque sea una colegiala inocente. Aunque tiene una retirada a algo así. Qué mono es cuando quiere, eh.

- Echándome de menos. Lo sé, lo sé. Todos moriríais por esto.

En un acto de piedad absoluta, apoyo las rodillas a sus costados y me incorporo, casi sentándome encima suyo por acto reflejo. Pero no lo hago, que conste. Levanto las manos como para mostrar la mercancía. Soy una jodida obra de arte. Y éste lo sabe.

Podría levantarme, pero me da una pereza impresionante. Oteo la habitación. Aburrido, aburrido, aburrido. Asco de tío, me dicen que este cuarto es donde le dan cobijo a mendigos y toxicómanos y me lo creo. Ni la cama parece más cómoda que 60 kilos de músculo y arterias. Que ya es decir.