[NC-17] Atarashii pett (KOF) [One-shot]

por Invitado Dom Abr 05, 2009 3:48 pm

Atarashii pet

Warning: Historia con sexo explicito, solo para mayores de dieciocho años, si lo lees es bajo tu responsabilidad.

NOTA: Ahora hablaré de algo que deben tener presente, por favor no confundan Ni-san (2 san) con Nî-san (hermano), en esta historia utilizaré números, Ni es 2. Ichi 1. Ja na.

Invierno 1999, dos meses después del torneo más popular del mundo: The King Of Fighters…

– ¡Bastardo! – Iori camina por una de las calles principales del distrito de Akihabara. Llevaba en su espalda el estuche de su bajo. Una gabardina negra cubría su cuerpo hasta los tobillos; el mar de gente llenaba las calles que segundo a segundo se tornaban frías y paulatinamente solitarias pues eran ya las once y media de la noche.

Las manos en los bolsillos de su pantalón, con el ánimo cabreado miraba receloso su camino, pensando en tantas cosas y a la vez en una sola: ¿Por qué Kusanagi no se presentó al combate?. Desde que salio del laboratorio infernal de N.E.S.T. había estado comportándose bastante extraño, si bien seguía siendo el mismo imbécil ególatra y elitista, su socialización con el mundo se parecía ya bastante a la suya. Y aquellos roces que tenían en sus encuentros le erizaban la piel; las furtivas miradas de deseo sobre su cuerpo, debía aceptar que el miedo lo invadía al sentir tan cerca el aliento del moreno.

La puerta de su departamento se abre, la oscuridad cubre hasta el más mínimo rincón, tan solo sutiles sombras del exterior paseaban entre las cortinas reflejando tenuemente figuras alargadas por la luz de la ciudad. Se calza las sandalias en el guenkan, su estuche queda en la esquina junto al librero de caoba, lleno de gruesos textos, leídos ya todos por el pelirrojo que en ese momento opacaba el brillo de sus celestes ojos con unas gafas de lectura; estaba dispuesto a descansar un momento. La televisión era casi un adorno para aquel que, sentándose en el pequeño sofá toma de la mesita de centro su lectura actual; prende la lámpara junto a él. De pronto, al pasar de reojo la vista por el lugar, Kyo está a su lado. Un golpe proveniente de su habitación le distrae, regresa su mirada y ya no hay nadie. Suspira.

– Creo que estoy enloqueciendo – farfulle para si, ayudado por el separador retoma el libro

– Todavía no – unas manos lo cierran de golpe

– ¿Qué haces aquí? – Yagami trata de levantarse pero es sujetado por por alguien que le obliga a sentarse – ¡pero que diablos! – voltea, el uniforme escolar lo dejado helado

– Tal vez ahora si estás enloqueciendo – el olor a cloroformo lo marea haciéndole perder lucidez y conciencia – oyasumi – la voz suena distante, y poco a poco se desvanece al fondo de aquella oscuridad

Su vista nublada y desenfocada aturdió su razón, cerraba y abría los ojos tratando de percibir su entorno

– Yume da – dice para si al darse cuenta que está en su habitación, en su cama… – ¿¡nani!?

Dice alterándose nuevamente pues, dispuesto a tranquilizarse, pretendió levantarse para ir a por una pastilla que le calmase las punzadas en su cerebro, un par de esposas lo aprisionaban a la cama y su desnudez, cubierta apenas por una sabana, erizó su piel. Pero todo ello no era nada comparado a su nuevo hallazgo: al moverse tratando de escapar, su pierna rozó con una suave materia al costado. Sus pupilas se dilataron y el corazón latió tan fuerte que creyó que en cualquier instante le saldría del pecho

– Ku… Kusanagi… temee – pronunció leve e incrédulamente.

El moreno estaba desnudo en la cama, sus ojos cerrados, amarrado con gruesas cuerdas, las manos atadas a la espalda sujetas a sus piernas, estas separadas unos treinta centímetros de su abdomen, y sus tobillos a poca distancia de sus glúteos; abrió los ojos clavándolos fijamente en el pelirrojo, en ellos se notaba miedo y desesperación, combinados con una dejadez mental producida por la droga que le había sido aplicada anteriormente. Sus cejas aumentaron lo afligido de sus facciones, siendo las lágrimas que corrían por sus mejillas lo último de aquel triste panorama. Kyo deseaba que el pelirrojo le ayudase, no obstante en su boca una extraña esfera de plástico, detenida por correas anudadas tras su cabeza, impedía que articulase palabra, únicamente unos hilillos de saliva mojaban su barbilla cayendo en gotas sobre la blanca sabana.

– Vaya… nuestra mascota… ha despertado ya – las impresiones anteriores habían hecho que Yagami olvidara su propia desgracia e ignorara los ruidos que provenían del sillón de descanso a sus espaldas.

Voltea prontamente al oír ese timbre de voz tan conocido, un gesto confuso cubre sus facciones, pero también es presa de un extraño sentimiento, miedo, incredulidad y rechazo a aquello que pasaba justo frente a él. Kusanagi se aferra al respaldo del sofá, el vaivén de su cuerpo se acelera paulatinamente, muerde el mueble pues las embestidas de las que es objeto están a punto de hacerle gritar; el moreno sujeta de la cintura al otro muchacho, su lúbrica mirada penetraba en los poros del pelirrojo que seguía observando sin articular palabra. Kyo toma de los hombros al moreno, están prontos a llegar al límite, el ritmo acelera aún más, a los pocos segundos sus cuerpos se tensan, arqueando la espalda sueltan un fuerte gemido ahogado. El moreno lentamente sale de su acogedora morada y al hacerlo una parte de su semen se desliza por los glúteos del otro. Debido a su postura el líquido de Kusanagi salpica el respaldo del sofá, pese a que con una de sus manos había aprisionado su miembro para evitar dicho incidente

– Ni-san – dice con voz melosa mostrándole sus dedos cubiertos de la transparente sustancia, apenado miraba el mueble

– Shimpai nai… – dice el moreno limpiando con su lengua los residuos en su mano, besándolo en los labios instantes después – Ichi-kun – Kyo sonríe de manera infantil

– ¡Dôshita no! – grita Yagami al ver a aquellos dos sujetos frente a él, su razón no da crédito.

Supuestamente los clones de Kyo desaparecieron días después de la final del torneo. Entonces… ¿qué diablos hacían en su departamento?, pero lo que en esos momentos le preocupaba más era el qué le harían a él. Ni-san le mira fijamente, sonríe, sus ojos cambian de objeto clavándose en aquel que, amarrado, tiembla de pies a cabeza; el pelirrojo se percata de las intenciones de ese bastardo y le lanza una patada, pues era lo único que podría hacer en esas condiciones. Una aguja es introducida en su brazo, el otro clon estaba inyectándole un sedante, el cual no tardó mucho en hacer efecto. Una pesadez invadió por completo su ser, no lo abandonaron las fuerzas, mas pese a que estaba consciente su cuerpo parecía obedecer a todo menos a él.

Sus celestes ojos no pudieron más que ver el como su rival era llevado al sofá contra su voluntad pues también lo habían sedado; queda con la barbilla recargada en el respaldo

– Creo que repetiremos el juego de ayer – dice Ni con sonrisa lasciva. Mientras que Kusanagi es detenido de los hombros por Ichi ya que trataba de soltarse. Un fuerte gemido inundó el cuarto, Iori voltea, sus ojos se cierran a causa de la impresión – vamos, no llores, si no es la primera vez que lo hago – de una maleta que estaba en el suelo, el clon sacó un dildo de vidrio que, sin consideración ni cuidado, introdujo de un golpe en Kyo; este no pudo gritar pues aquella esfera seguía en su boca. – Ichi – dice enérgico y el otro llega junto a él – prepara a nuestra nueva mascota, es su turno de jugar

Aquellas palabras golpearon el cerebro del pelirrojo, pues se imaginaba que un futuro como el de su rival le esperaba también. Ichi se acerca, Yagami cierra los ojos y comienza una lucha con su cuerpo para que este le responda, debe tratar de escapar, solo siente cuando sus piernas son separadas. Abre los ojos de pronto, una húmeda materia se pasea por todo su miembro, es tan placentero que por instinto separa mas las piernas, de su garganta brotan los gemidos al tiempo que su respiración se entrecorta. Ichi sigue en su labor, a ratos pasea su lengua por todo el contorno y otras aprisiona entre sus labios la punta de de su sexo dando leves golpecitos con su lengua, todo aquello hace que el pelirrojo obtenga una rápida erección; el clon está contento con el resultado, espera las órdenes de su acompañante mientras que con sus dedos acaricia los testículos de la atontada mascota. Ni-san se alegra, ha sido más rápido de lo que esperaba, está deseoso de estrenar su juguete nuevo; ordena a Ichi acercar a Iori. De golpe saca de Kyo el objeto con que instantes atrás le había penetrado.

– Ikure yo, pet – dice a Yagami – es todo tuyo

– ¡Iie yo! – grita el pelirrojo, sus ojos miran altaneros a su verdugo

– ¡Hazlo! – urge nuevamente, mas recibe otra negativa. Pero ello no lo detendrá, acerca sus labios al oído de Kusanagi – Kyo-chan… ¿quieres que repita el castigo de ayer? – las pupilas del moreno se dilataron completamente, su piel palideció, movía de forma negativa la cabeza con premura y desesperación – entonces, ya sabes que hacer – el clon afloja las cintas de la esfera; sus labios son liberados de tan denigrante juguete, unos cuantos hilos de saliva siguen en su barbilla; baja un poco la cabeza – ¿y…? – pregunta Ni con un dejo de cruel satisfacción. Kyo mira a Yagami de reojo

– Onegai Iori… iku yo… – aquellas palabras dejaron helado al pelirrojo – Onegai – por sus mejillas bajaban las lagrimas y agachando la cabeza levanta sus caderas y separa, hasta donde le es posible por las cuerdas, sus piernas para darle al pelirrojo mayor facilidad. Una fría sensación en laintimidad de este último le hace volver a la realidad, Ichi le aplicaba lubricante

– Es el momento – la respiración del clon en su oído le crispa la piel – a menos que... quieras que le hagamos algo peor – con lo que había visto Yagami se convenció que lo menos cruel que podría pasarle al moreno fuese eso.

Así que sin más comienza a penetrar a su rival, lentamente entra en él. Sin proponérselo una satisfactoria sensación le invade, la estreches de aquel cuerpo le hace sentir maravillosamente bien. El vaivén comienza, sus manos continúan esposadas tras su espalda, esto le hace perder el ritmo un par de veces al tanto que el coito se acelera; los gemidos de Kusanagi le excitan sobremanera, a tal grado que pierde conciencia de la situación, Ni-san se da cuenta de ello y le ordena a Ichi que libere sus manos. Al verse libre Iori, en vez de atacar a sus verdugos, no hace más que tomar por la cintura al otro muchacho y aumentar el ritmo de la penetración. El espectáculo satisface a los espectadores. Las manos de Yagami viajan por la espada de Kyo, se aferra a sus hombros atrayéndolo con fuerza; un fuerte temblor sacude sus cuerpos cuando alcanzan el orgasmo. Un grito ahogado y un hondo suspiro son la culminación del acto. Las piernas de Yagami flaquean, sus fuerzas no están presentes en esos momentos, no solo por el sedante sino por todo el ajetreo realizado; es llevado nuevamente a la cama donde, antes de quedarse dormido, ve como comienzan a desatar al moreno. Se desvanece en una oscuridad profunda… duerme.

PARTE 1.....

por Invitado Dom Abr 05, 2009 3:49 pm

PARTE DOS n n gomen por el doble post pero no me permite en uno solo

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Tan solo unos minutos han pasado; más para Yagami pareciera que fueron horas. Otra vez aquella sensación…

Baja la cabeza, enfoca la vista, nuevamente está siendo seducido por un par de traviesos labios, pero estos son más ávidos que los primeros. Esta vez es Ni quien juguetea con él, se encuentra sentado en el sofá; y si, las esposas han sido utilizadas otra vez.

– No sabes cuanto tiempo espere este momento – dice el clon, pese a que continúa con el fellatio no aparta sus ojos de los de Iori

– ¡Vete al infierno! – es la contestación de este último y cerrando sus piernas golpea el rostro del muchacho tan fuerte que de sus labio escurren unas gotas de sangre. Ni-san sonríe, con su dedo índice limpia el desastre, su lengua captura el rojo líquido de forma sensual

– No te hagas el difícil – dice tratando de separar nuevamente las blancas y bien formadas piernas del pelirrojo – porque no mejor te entregas al placer como lo hizo tu rival – al escuchar esto Yagami mira hacia la cama. Kusanagi se encuentra sobre Ichi que lo acoge entre sus piernas permitiéndole penetrarle con ímpetu. La mirada perdida del moreno da cuenta que ciertamente, se ha dejado llevar por la seducción de aquel que, pese a ser idénticos, tiene rasgos más finos e infantiles que le han conducido a un lascivo deseo.

No obstante Iori siempre se había salido con la suya, es considerado uno de los hombres más fuertes del mundo y no dejaría que un simple clon le diese órdenes. Por tal motivo continuó haciéndose del rogar, con todas sus fuerzas, pues el efecto del sedante había desaparecido, cerraba sus piernas impidiéndole a Ni acercar sus labios.

– Esto no me detendrá – dice trepándose encima del pelirrojo

– ¡Ni lo pienses! – le da un cabezazo mandándolo de trasero al suelo – recuerda que ya no estoy drogado – un dejo de satisfacción enmarca su rostro. Pero no cuenta con la astucia de su rival, que segundos después le ha esposado los tobillos a las patas del sillón, lo cual le obliga a mantener abiertas sus extremidades

– Será mejor que ya no te opongas – utiliza su lengua ágilmente igual que un gato con un tazón de leche – a menos… – exclama viéndole directamente. Introduce en su boca el dedo medio lubricándolo por completo – que quieras que yo te lo haga – lo introduce en Iori.

Al friccionar desde dentro la erección aparece, pero el clon no busca solo eso; al tiempo que continua el sexo oral, con su dedo en el interior de Yagami busca cuidadosamente el punto G de Iori, al llegar al lugar exacto comienza a estimularlo ágilmente provocando en el chico ojiazul un orgasmo como jamás en su vida lo había tenido. Su acelerada respiración comenzó a restablecerse segundo a segundo. Pero Ni desea más, y no da tiempo a su mascota de reponerse completamente, con gran habilidad hace renacer en él el deseo. Pero esta vez se dispone a compartir el goce. Con cuidado se sube al pelirrojo , a quien esa estreches se le hace bastante similar a la de Kusanagi, pero eso era obvio pues al ser sus clones, físicamente serían iguales.

El moreno trata de besarlo pero se aparta bruscamente.

– No sueñes – dice retándole

– Yo no sueño… solo obtengo lo que quiero – sus manos sostienen su rostro, lo besa. Ya no puede más… todo lo anterior y lo que está viviendo en esos momentos le hacen olvidar hasta cierto grado su honor de Yagami y abriendo su boca corresponde aquel pasional gesto. – te haré gozar como nunca en tu vida… Iori temee – exclama Ni liberándolo de las esposas. Esa última frase has surgir una duda, la única persona que le dice así es el real Kusanagi, no obstante imagina que quien ha estado peleando los combates anteriores no era Kyo sino aquel clon que en esos momentos lo recostaba en la cama, que fuese desocupada instantes antes por el moreno e Ichi.

Lentamente penetró su ser con el miembro de Yagami, a horcajadas sobre él comenzó leves movimientos, arriba abajo, algunas veces en forma circular para darle mayor placer; con sus manos acariciaba su abdomen repasando con sus dedos lo marcado de este. Besaba su cuello y mordisqueaba de vez en cuando sus orejas al tiempo que sus manos viajaban por entre los rojizos cabellos. Iori deseaba tener el control, siempre lo había hecho y pese a que en esos momentos se sentía flotar no dejaría que otro le indicara qué hacer. Así que de un solo golpe dejó al moreno boca arriba y comenzó a penetrarle con más rapidez. Ni-san rasguñó con sus uñas la espalda del pelirrojo pues el placer que estaba experimentando era incontrolable, con sus dedos recorrió todo el camino hasta llegar a los glúteos de Iori los cuales tomo con firmeza, a veces acariciándolos otras estrujándolos, todo dependía de sus impulsos.

Yagami lo atrae hacia si, quedaron frente a frente, el moreno recarga su cabeza en el hombro del pelirrojo al tiempo que este lo sostiene de la cintura para continuar llevando el control, lo separa un poco de si y besa su pecho, recorriéndolo con su lengua, besa y humedece los rosados pezones haciéndolo gemir placenteramente. Pero ambos son bastante testarudos. El clon necesita demostrar quien manda y poniéndolo nuevamente boca arriba no solo llevará el control de si mismo, hace que tanto Kyo como Ichi se acerquen hacia Yagami. El cual comienza a darles sexo oral paulatinamente a ambos; al ver a Iori haciendo eso su excitación llega al limite y acelerando sus movimientos logra que su mascota alcance el limite terminando en su interior. Provocando esto su eyaculación, tal como si fuese efecto dominó Ichi termina también siendo Kusanagi el ultimo en hacerlo.

Llegar a tal grado hace al pelirrojo presa de un cansancio inmenso que lo deja tendido sobre la cama, desnudo y con los restos de aquellos tres sobre su rostro y su pecho.

– Por fin lo has hecho tuyo, ¿qué harás cuando se de cuenta? – las tres voces eran idénticas y el sueño lo esta aprisionando rápidamente como para ponerse a investigar quien es quien está hablando y a quien

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Tres días después…

– Itterasshai Kyo-san – Ichi despide al moreno cuando este va a la casa de sus padres, hace varios días que no va a visitarlos y no desea que ellos vayan a su departamento.

– Itterasshai Ichi-kun – tiempo después uno de los clones sale a hacer las compras, el otro debe quedarse en casa, pues alguien necesita cuidar de la pequeña mascota adquirida días antes.

– Ohayô – Ni entra en la habitación del pet, la penumbra cubre el cuarto pero es tiempo de darle de comer y necesita para ello encender la luz – Ohayô yo pet-chan – dice alegre – ¿daijôbu ka? – una mueca parecida a una sonrisa enmarca el rostro del animalito.

El cual está encadenado de manos y pies, solo una manta cubre la desnudez de su blanca piel, sus ojos azules se iluminan al ver que Ni-san le ha llevado sus alimentos, se sienta sobre el futon; el joven le da en la boca y devora todo

– Good boy – dice el clon alborotando los rojos cabellos y ese gesto es agradecido con un beso en los labios

– Espero podamos repetir nuevamente lo que pasó ese día Ni-kun – exclama la mascota rozando con su mano la mejilla de su benefactor, el cual sonríe y cogiendo los trastos apaga nuevamente la luz y sale de la habitación

Se recarga de la pared, sonríe con satisfacción. Iori aun no se ha dado cuenta que, mientras Ichi tiene grabado el número uno tras su cuello, aquel a quien hizo el amor en el sillón de su departamento cuando estaba sedado y cuando no lo estaba, no lleva en su piel el sello de NEST.

Mientras tanto en la mansión Kusanagi Shizu y Saisyu se preguntan el porque su hijo se ha tatuado el número dos justo detrás de su cuello.

FIN

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