Una sienta bajo los cerezos. (libre)

Ciertamente al ser un tigre siberiano como su acompañante era algo complicado ya que sus cuerpos estaban acostumbrados al frió, por ello les causaba un poco de conflicto el clima calido del lugar, aunque no tanto como para quejarse amargamente de ello, aunque esas cosas no era algo que se pudiera cambiar por que estaba inscrito en su genética, por ello habían decidido salir a caminar un taro aun lugar mas fresco.

El tigre tenía una expresión de felicidad mientras que en el hocico traía una canasta para los días de campo solo que pequeña, mientas que Jan llevaba en su mano una libreta negra y estaba vestido con un traje militar ligero, sus calamos y ligeros pasos les llevan aun lugar campado sin ser molestados.

Después de un trato el tigre sale corriendo para echarse bajo unos árboles por que ya estaba cansado de estar caminando con ese clima- espérame ni, no te alejes- le dice al tigre para caminar detrás de el y sentarse en el espacio que dejaba el tigre entre su par de patas delanteras y traseras al estar echado en semibolita sobre el pasto.

Jan levanta la miríada- que curiosos arboles son rosados- dice despistadamente para bostezar al par que el tigre.